El privilegio de votar

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Julio Bracho

Al votar tendrá Usted la certeza de gozar de la igualdad política, que llega a tener mayor trascendencia que la propia igualdad económica o religiosa, social o cultural, ya que ahí se define el proyecto y el andar de toda la comunidad nacional. Porque ahí, en el momento político de la igualdad, mucho más allá de todas las diferencias de visión o de profesión, de edad -más allá de los 18- o de trayectoria social, de diferencias de género o, incluso, de tozudez para clasificar ciudadanos según su patrimonio, de la pedantería intelectual como para demonizar al opositor como la encarnación del peligro, del miedo o de la tiranía, en  ese momento único de igualdad política que se instituye porque cada quien tiene el derecho y la capacidad para hacer valer su visión ante la de los demás a través de la presencia única de un voto, ya ni siquiera de la palabra, para enjuiciar lo que ha sido, lo que ha acontecido en la vida corriente, para ejercer el propio juicio como para decidir entre las personas que se presentan como candidatos, elegir entre lo que se postula como concreto, más allá de los conceptos gloriosos con carácter teológico político como la vida, la fe, la verdad, la libertad, el miedo, el peligro…, frente a proyectos realistas para nuestra sociedad que implican la trayectoria para resolver los problemas públicos, que implican, sí, muchas veces las formas de propiedad como lo es la del agua o la de los recursos naturales.

Y aparece el juicio político de un régimen a raíz de reconocer lo acontecido. Si había que cerrar el aeropuerto existente y reconstruirlo grandiosamente en el lago de Texcoco, si había que hacer o no dos trenes, después de que se atascaron desde tiempos de don Porfirio, si valía comprar una refinería en Estados Unidos, ya pagada, o construir otra en los territorios donde por décadas se han usufructuado los últimos yacimientos petroleros. Si se contrarrestó la penosa subcontratación laboral, el impresionante huachicoleo, la extendida facturación ilegal, si se volvió a tratar de producir vacunas mexicanas ante el azote de políticos mercantilistas como de la pandemia, y si, incluso contra el covid 19, algo se hizo por mejorar la dieta y el hacinamiento de los mexicanos al reducir la pobreza y mejorar los ingresos. Si se redujo el gasto verdulero en chayote, adulador en apapachos, burocrático en dispendios y sus ostentaciones, si se cobraron impuestos a los monstruos empresariales y financieros, si se limitaron concesiones a las mineras aterradoras, si se informó y se criticó de mayor manera del actuar gubernamental, si se volvieron públicas y a disputa, inclusive, las posibles candidaturas partidarias. O si acaso añora el silencio sepulcral y el cinismo ocultista de las biografías del poder pasado. Evalúe y vote