No solo en esta doble crisis que está experimentando el mundo en los últimos tres años, la región de América Latina ha tenido un mejor comportamiento que Estados Unidos y la Unión Europea (UE) también en la larga crisis de las subprime –desatada en 2008– los países latinoamericanos se convirtieron en un refugio para la crisis para muchas empresas españolas y otras europeas.
De hecho, no sucumbieron, porque dentro de su cesta de negocio diversificada, una parte de su volumen descansa en países como México, Brasil, Argentina, Uruguay, Chile, Colombia, Panamá, Ecuador entre otros.
En la actual doble crisis (una producida por la pandemia y otra, por un shock derivado de la invasión y su impacto en los commodities) atravesamos una profunda turbulencia como si fuésemos en un avión en medio de una tempestad.
Europa está siendo el epicentro de esta crisis y es la región del mundo que más sufrirá, prueba de ello es la creciente debilidad del euro –castigando a la eurozona– que, desde la invasión y todas las medidas de las sanciones y el recrudecimiento del conflicto ha ido perdiendo fuelle metido en una dinámica perversa porque la subida de tasas, fundamentalmente en Estados Unidos, funciona como una aspiradora de capitales hacia los Bonos del Tesoro; y en toda crisis el inversor siempre busca valores refugio.
Al euro le está afectando la política alcista de las tasas de interés y el horizonte en el que solo se avizora que la crisis recrudezca en los países europeos que están pagando con lágrimas de sangre su dependencia energética hacia Rusia.
Si antes de la invasión –24 de febrero– el euro estaba más fuerte que el billete verde, y un euro era equivalente a un dólar con 10 céntimos; en el caso del peso, un euro llegó a superar los 26 pesos en varias ocasiones. Ahora, siete meses después, el euro sigue su senda devaluatoria: la moneda única europea es equivalente a 0.97 centavos de dólar y respecto al peso, un euro se cambia por 19 pesos con 17 centavos.
Esto es fiel reflejo de que el escenario actual es complicado, pero con la recesión técnica que se aventura ya para España, en el cuarto trimestre de este año y en el primero del próximo, aunado a que Alemania también entrará en recesión, lo mismo que Italia y no se descarta a Grecia, Portugal, Austria prácticamente en 2023, según pronósticos del FMI, la eurozona tendría un crecimiento marginal del 0.5 por ciento. Pero países, como Alemania e Italia, cerrarían el próximo año con un PIB con una caída del 0.3% y del 0.2%, respectivamente.
En cambio, en 2023, las economías avanzadas crecerán 1.1% y las economías emergentes, un 3.7% y dentro de éstas, México tendría un PIB del 1.2% con una inflación debajo del 5% mientras Estados Unidos su crecimiento estimado sería de 1 por ciento. Cabe mencionar que México y Brasil significan el 60% del PIB de la región y para AL, el FMI prevé un PIB este año del 3.5% y en 2023, del 1.7 por ciento.
A COLACIÓN
Esta semana, aquí en Madrid, Ana Botín elogió “la fortaleza” que tiene AL para afrontar la crisis porque considera que “está mejor preparada” de lo que se piensa.
La presidenta de Banco Santander inauguró el XIX Encuentro Santander América Latina en el que resaltó las cualidades que tiene América Latina para afrontar la actual crisis en comparación con otras regiones.
No solo para Santander, sino para BBVA y para muchas de las grandes empresas del IBEX35 como Repsol o Iberdrola, buena parte de sus ingresos provienen de sus subsidiarias que tienen en México y en otros países latinoamericanos.
Por supuesto a Botín le preocupa que el país azteca tenga amortiguadores para capear el temporal económico, lo mismo que Brasil y Puerto Rico. Estos tres países aportan cerca del 50% de las ganancias del banco español.
Desde que inició la etapa de privatizaciones de las instituciones financieras y se abrió México y la región al capital extranjero, a partir de la década de 1990, Santander ha invertido en la región un total de 35 mil millones de euros pero cuenta con activos por 415 mil millones de euros.
Botín ha reiterado que en el pasado y en el presente, sigue creyendo en las fortalezas de la región, en su capacidad de crecimiento y en la gran oportunidad de negocio que proporciona AL.
La hija del fallecido Emilio Botín considera que los países latinoamericanos, en su conjunto, tienen un margen macroeconómico para hacer frente a lo que viene, con sistemas bancarios mucho mejor capitalizados y mucho mejor regulados y vigilados.
@claudialunapale