Si bien hay grandes expectativas también es cierto que el presidente Joe Biden defenderá los intereses comerciales, económicos, geopolíticos y geoeconómicos de su país y en ese tenor tiene que ver con Rusia y fundamentalmente con China.
Al respecto he hablado con dos expertos europeos para conocer su punto de vista: por ejemplo, Xulio Ríos, anticipa una ligera mejoría en las relaciones con China y una recuperación de cierto tono institucional pero “no será suficiente” para evitar tensiones.
La forma es fondo y el fondo es forma: de una u otra manera por lo menos habrá diálogo, pero “un viraje se ve difícil”, así lo remarca el presidente del Observatorio de la Política China, tras recordar que muchos cambios introducidos por Trump en la relación bilateral gozan de “consenso bipartidista”.
“Por lo tanto, no creo que se vayan a modificar -de buenas a primeras- entre ellos las tensiones comerciales y tecnológicas. Por otra parte, aunque varíen las formas, la cuestión de fondo, es decir, la pugna hegemónica subsistirá, determinando que también las tensiones estratégicas persistirán”.
Las aristas que generan rispideces entre la política norteamericana y la china son de todos los colores: desde el tema de los derechos humanos, la situación de Taiwán, de Hong Kong, del Tíbet; hasta las aguas en el Mar de la China Meridional y la competencia económica y tecnológica que Trump intentó frenar con vetos, aranceles, restricciones y otros castigos.
El nuevo presidente de Estados Unidos ha declarado reiteradamente que su nación no bajará la guardia en la región de Asia-Pacífico, sino todo lo contrario, reforzará su presencia.
“Que la Administración Biden sea más profesional puede ayudar a forjar esa coalición internacional; de hecho, el Quad que es un foro que reúne a Australia, Estados Unidos, India y Japón apunta en esa dirección”, me dijo Ríos.
Por otra parte, destacó que no se debería pasar por alto el deterioro sufrido en el poder blando de Estados Unidos en los años de Trump, lo que representa “una hipoteca” que llevará a muchos países a esperar y a ver.
“Los ideales y valores pudieran no ser suficientes para forjar esa coalición si los intereses de los países divergen, especialmente en un momento en que la pandemia está dejando exhaustas a muchas economías en todo el mundo”, matizó el asesor internacional.
A COLACIÓN
No obstante, hay otra región del mundo que espera ilusionada que su futuro inmediato -en sus relaciones trasatlánticas- mejore o al menos recobre el cauce que ya tenía previo al arribo de Trump al poder: la UE respalda la Presidencia de Biden.
¿Cómo se espera la relación de la Unión Americana con la Unión Europea en esta nueva etapa? De acuerdo con Miguel Álvarez de Eulate, con la visión multilateralista del presidente Biden cuyo lema es “America is back”, la Unión Europea tiene posibilidades de retomar un papel importante dentro de la estrategia de reconexión de Estados Unidos.
Para el director de la Fundación de Estudios Estratégicos e Internacionales (FESEI), las personalidades propuestas para formar parte de su
gabinete también muestran este perfil multilateral y futura sintonía con la UE y un claro ejemplo, destaca Álvarez de Eulate, es el nombramiento de Antony Blinken, como secretario de Estado, es una visión “atlantista” activa.
“Hay muchas zonas de entendimiento común que ayudarán a aproximar
posturas entre la Unión Europea y Estados Unidos, como por ejemplo, las políticas para combatir el cambio climático y la visión de la democracia como un componente activo en la política exterior”, destacó.
¿Amainará la también guerra arancelaria entre la nación norteamericana y el bloque común europeo? La postura en el renglón de las políticas comerciales, considera el dirigente del FESEI, mantendrá una postura prudente.
Biden tiene cuatro espinosos años por delante en los que deberá sacudirse la herencia trumpista pero también evitar convertirse en un Obama edulcorado.