Oaxaca, ¿intentan desestabilizarla? ¿Es tiempo de un golpe de timón?

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No hay punto de comparación entre la violencia generalizada del 2006 en Oaxaca y los desmanes de ‘normalistas’ ocurridos la tarde-noche de este martes en la capital de la entidad: Toma de autobuses, bloqueos a calles y lanzamiento de petardos a policías que resguardan las puertas del Palacio de Gobierno.

El gobierno estatal vía la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana implementó un “operativo de contención” ante la “agresividad mostrada” por los manifestantes, que luego se retiraron, pero más tarde intentaron nuevamente hechos violentos para rescatar a un hombre detenido por la Policía Estatal.

¿O qué debió hacer el gobierno? ¿Nada? ¿Solamente fungir como espectador de la agresión a policías, de la afectación al Palacio de Gobierno a base de petardos? ¿De la destrucción de los comercios existentes alrededor a manos de ‘normalistas’? ¿Todo esto habría sido lo correcto? No.

Hay algo en que sí es comparable el 2006 al momento actual o viceversa: En que el entonces gobernador (priista) Ulises Ruiz Ortiz intentó aplicar el Estado de Derecho, y lo mismo intenta el mandatario (morenista) Salomón Jara Cruz, que no es otra cosa que el orden y el respeto institucionalmente plasmados en las normas.

Sin embargo, en Oaxaca se ha convertido en uso y costumbre la práctica de la protesta con violencia y vandalismo, los plantones, los bloqueos de calles y carreteras, la exigencia de recursos económicos con la amenaza de la movilización ‘social’ si la autoridad se niega a acceder. Han sido más de 20 años con el mismo escenario.

Entonces, cuando la autoridad intenta poner orden, los manifestantes acusan “represión”. Pero no es así. Hay una gran diferencia entre las prácticas disuasivas y la represión.

Lamentablemente la izquierda que hoy gobierna en Oaxaca bajo las siglas de Morena tiene mucho la culpa del discurso de “represión”, porque harto lo usó en la época de los gobiernos priistas cuando la izquierda se identificaba con el PRD y organizaciones afines.

En 2006 Ulises Ruiz intentó poner orden a meses de caos entre plantones, ‘toma’ de oficinas y carreteras, barricadas; sus funcionarios implementaron un operativo de desalojo, pero fallaron en las acciones disuasivas.

Sin embargo, los entonces líderes de la Sección 22 magisterial alegaron haberse tratado de represión; acusación sostenida además por ‘organizaciones sociales’ afines; por cierto, algunos de los líderes de éstas, ahora forman parte del gobierno de Salomón Jara.

Sin que sea una réplica de la bondad de la Madre Teresa de Calcuta, Ulises Ruiz estaba solo. No contaba con el respaldo del Presidente de la República, el panista Vicente Fox Quesada. Tampoco con el apoyo total del priismo oaxaqueño pues una parte seguía al exgobernador José Murat Casab, quien impulsó a Ulises a la gubernatura y luego terminaron peleados cuando éste se negó a obedecerlo, según cuentan.

Es muy distinta la circunstancia del actual gobernador de Oaxaca, Salomón Jara Cruz, quien cuenta con el respaldo del presidente Andrés Manuel López Obrador; ambos del mismo partido, Morena. También cuenta con el apoyo de la mayoría del morenismo oaxaqueño.

Y decimos ‘mayoría’, porque parte de las y los legisladores federales no han estado con Jara Cruz; incluso, cuadros políticos provenientes del magisterio radical, que tienen cargos gracias a Morena, pero que le juegan las contras como si se tratara de un mandatario de oposición al partido guinda, o como si tales cuadros fuesen de distinta filiación política.

Desde que asumió el mandato, en diciembre pasado, el gobernador Salomón Jara ha intentado poner orden y restablecer la paz social en el estado de Oaxaca: Implementó acciones para liberar el pórtico del Palacio de Gobierno, el cual desde hace 20 años estaba en poder de manifestantes (entre éstos grupos de indígenas triquis) y vendedores ambulantes.

Se reunió con los triquis en su territorio, recibió a los profesores de la sección 22, ha dado respuestas a los normalistas, etc. Y de repente, ¡zaz!, resurgen las protestas cual moños que con un jalón se deshacen.

¿Qué pasa pues?

¿Han sido insuficientes las acciones, las respuestas? ¿La falta de experiencia de sus funcionarios ha provocado la ruptura de acuerdos?  ¿O las manifestaciones son signo de la proximidad del proceso electoral concurrente 2024?

Escenas como las vistas en los últimos días de normalistas incendiando objetos frente a Palacio de Gobierno, triquis bloqueando el crucero de Hacienda Blanca hacia la salida a la Ciudad de México y entrada a la capital oaxaqueña, ciudadanos agarrándose a puñetazos con manifestantes, proyectan un Oaxaca otra vez en el caos.

¿Las protestas tienen causas verdaderas? ¿O ficticias?

¿Alguien intenta desestabilizar Oaxaca? ¿Provocar al gobierno de Salomón Jara?

¿O ya es hora que el gobernador de un golpe de timón en su gabinete?