Xóchitl Gálvez Ruiz y Claudia Sheinbaum Pardo tienen un lado bueno y un lado malo como prospectos a la candidatura a la Presidencia de la República por el Frente Amplio por México y por Morena, respectivamente.
Lo bueno, más como seres humanos que como políticas, es que ambas son mujeres inteligentes, preparadas, talentosas, con envidiable nivel profesional y destacada trayectoria en las áreas donde se han desenvuelto.
Nada más como ejemplo se encuentran sus carreras.
Xóchitl estudió Ingeniería en Computación y las especialidades en robótica, inteligencia artificial, edificios inteligentes, sustentabilidad y ahorro de energía; fue considerada la empresaria del año en 1994 tras una niñez en condición de pobreza. Y Claudia es Licenciada en Física con Maestría en Ingeniería Energética y Doctora en la materia; es considerada científica.
Ambas egresadas de la Universidad Autónoma de México (UNAM) y ambas vinculadas al aspecto social; Xóchitl vía programas de ayuda población indígena, Claudia a movimientos estudiantiles y a la lucha de madres de desaparecidos.
Ambas tienen mucho de aspectos positivos.
¿Y sus negativos?
Quizá el mayor lo representen los hombres que las rodean. Leáse Andrés Manuel López Obrador en el caso de Claudia; mientras que en el caso de Xóchitl, Alejandro Moreno Cárdenas (“Alito”), Marko Cortés Mendoza y Jesús Zambrano Grijalva. El primero jefe político de Morena, y los otros, dirigentes del PRI, del PAN y del PRD, respectivamente.
Los hombres son la imagen de los partidos políticos, que estatutariamente estos no son malos; todos tienden a buscar el bienestar social o el bien común, como quiera entenderse. Sin embargo, en la praxis dejan ver solo una lucha de poder por el poder mismo, máxime cuando prevalecen las acusaciones mutuas de corrupción.
Claudia y Xóchitl vienen siendo como la fachada de todo lo que puede haber atrás de liderazgos y partidos políticos.
Sheinbaum proyecta la continuidad de AMLO, no precisamente con sello propio como promete. Gálvez refleja la posibilidad de romper esa continuidad, pero al mismo tiempo la probabilidad de regresar a un pasado con el cual una mayoría relativa de los votantes quiso terminar en 2018 al respaldar a la coalición encabezada por Morena.
Si ambas llegan a ser las candidatas presidenciales, ¿cómo harán para sacudirse el factor negativo?
Para Claudia, AMLO ha sido su fortaleza, pero que se puede convertir en su gran debilidad. Tan es así que los dardos de Xóchitl son dirigidos al tabasqueño. La morenista por su parte, le ha dado un giro a su discurso para golpear a los hombres que rodean a la hidalguense, dirigentes partidistas y al empresario Claudio X. González, incluso a los expresidentes Vicente Fox y Felipe Calderón.
Cómo Xóchitl se presentará a pedir el voto arropada por personajes considerados como ‘impresentables’, sobre todo como “Alito”. Claro, en caso de que ella sea la seleccionada primero como Responsable Nacional de la Construcción del Frente Amplio por México, que en realidad es la candidatura presidencial.
Cómo Claudia podrá quitarse la sombra de AMLO al menos en la campaña, si acaso resulta elegida Coordinadora para la Defensa de la Transformación, que igualmente representa la inminente postulación presidencial. Y no es que el actual Presidente de México sea sinónimo de cosas malas, ¿pues quién quiere el mal para el país?; pero su desmedida intención de retener el poder lo hace ver como villano.
Igual como en su momento se vieron los priistas, sobre todo en los tiempos de hegemonía del Revolucionario Institucional; se valieron de todo, incluso de un órgano electoral a modo, así como de partidos satélites. Es más, en la actualidad los partidos tienen sus villanitos internos, ahí está por ejemplo “Alito” que se niega a soltar la dirigencia de su partido y es el que parte y reparte con su camarilla.
En fin, habrá que esperar el desenlace de los procesos internos adelantados, luego los procesos legal para saber quiénes obtendrán la candidatura presidencial de la coalición de Morena y la del Frente. Y ahí Claudia tiene la ventaja con el respaldo de AMLO, mientras Xóchitl enfrenta resistencias del panismo y del priismo orgánicos.
SANTIAGO CREEL
El panista Santiago Creel Miranda nada tendría qué hacer en la contienda presidencial, de entrada en el proceso simulado para seleccionar la candidatura presidencial primero mediante la figura de Responsable Nacional de la Construcción del Frente Amplio por México.
Aunque se le considera orgánico, es panista de escritorio. ¿Cuándo se le ha visto caminar por el interior del país? ¿Ensuciarse los zapatos en pueblos y comunidades? ¿Cuántos cargos de elección popular ha ganado por el principio de mayoría relativa?
Ya AMLO le ganó una elección: La jefatura de CDMX en el 2000.
Creel debería declinar a favor de Xóchitl.