La educación pública y la educación política

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En mayo de 2015 el Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés) publicó un reporte, en el que afirma que la educación primaria en México tiene una calidad, debajo del promedio de la mayoría de los países del mundo y coloca a nuestro país, en el lugar 102 de 124.

El mismo informe señaló que la calidad de la educación es carente, principalmente en matemáticas y ciencias. Esto podría explicar la ausencia de un razonamiento lógico en el mexicano para resolver problemas en esas áreas de la ciencia.

La reforma educativa aprobada a finales de 2015 parece que no ha revertido tendencias de unos años atrás. En julio de 2009 se aprobó la eliminación de la materia de historia en libros de texto, y la derecha del yunque trató por todos los medios de incorporar la objeción de conciencia en materia de salud, para evitar la prestación del servicio médico, argumentando motivos religiosos.

Un poco antes, en julio del 2008, el Banco Mundial publicó su informe “México, nota sobre los determinantes de la política en materia de aprendizaje”, en donde señalaba que el 52 % de la población adulta, carece de aptitudes y conocimientos básicos para hacer de nuestro país una economía competitiva.

Un poco más atrás a principios de 2007, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) calificó al SNTE de Elba Esther Gordillo, como “lastre” para la economía mexicana.

Por último, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), señaló en un informe que el sindicato de Elba Esther Gordillo es el paradigma de la corrupción educativa a nivel mundial.

Lo cierto es que, en materia educativa nuestro país no es el ejemplo que nos gustaría presumir en el mundo y este ejemplo permea a todos los estratos de la sociedad, incluyendo a la clase política.

Es probable que aquí radique la insensibilidad y la falta de educación de algunos integrantes de la clase política, para despacharse con la cuchara grande en actos de corrupción, sin el menor pudor o recato que la educación pueda otorgar. Y continúa el tema de los contenidos y deficiencias de los libros de texto.

Es probable que uno de los primeros actos de corrupción e injusticia lo sea, las denominadas pensiones de Moctezuma, llamados así a la calidad de propietaria a perpetuidad dada por el rey Carlos V al señorío de Tacuba, en favor de Isabel Tecuichpo Ixcaxochitzin Moctezuma, hija del emperador Moctezuma Xocoyotzin, cuyas rentas por el usufructo de ese Señorío constituirían las pensiones citadas, que perduraron por toda la época de la colonia española.

En 1821, el recién independizado y naciente Estado mexicano asumió el compromiso de mantener las “pensiones de Moctezuma” a favor de los sucesores en la décimo cuarta generación y la familia española de los condes de Miravalle, ambas familias descendientes del Emperador Moctezuma II.

Luego de 384 años en vigor esta pensión llegó a su fin cuando fue suprimida por Decreto del presidente Abelardo L. Rodríguez y publicada en el Diario Oficial de la Federación, del 9 de enero de 1934.

Probablemente en la actualidad haya personajes de la vida política que creen merecer algo similar a las pensiones de Moctezuma.

El autor es Maestro en Seguridad Nacional por la Armada de México

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