En la publicación en línea del pasado cinco de diciembre de El Financiero, Alejandro Moreno describe la última encuesta sobre las elecciones 2024; publicación de la cual retomamos el siguiente párrafo por los datos rumbo a la integración de la Cámara Baja:
“Al preguntar la intención de voto por partidos para la Cámara de Diputados, 45 por ciento optó por Morena, 16 por ciento por el PAN, 12 por ciento por el PRI, 6 por ciento por MC, 2 por ciento por el PRD y 1 por ciento por el PT. Al sumar los apoyos, la alianza de Morena cuenta con 46 por ciento, mientras que el Frente PAN-PRI-PRD registra 30 por ciento, con 15 por ciento de indefinidos.”
Si la intención de voto, se refleja en las urnas electorales, entonces es probable el triunfo de Morena y aliados, cuya coalición ganaría el mayor número de los 300 distritos electorales federales y, por ende, el mayor número de diputaciones federales por el principio de mayoría relativa ¿Cuáles? Sería cuestión de levantar ejercicios demoscópicos por cada distrito para conocer tendencias.
Y serán solo eso, intención, tendencia, aproximación. Porque una cosa es una encuesta, y otra el resultado en las urnas electorales. Incluso, el resultado en éstas en ocasiones dan la vuelta en los cómputos distritales o en una resolución jurisdiccional. La encuesta solamente refleja el ánimo del elector en el momento que se levanta, no resultados.
Y ese ánimo puede variar a la alza o a la baja en la medición de candidaturas; cuando ya hay candidatos y candidatas.
Además, en las elecciones no basta saber la intención de voto, la preferencia electoral, para asegurar el éxito electoral, pues éste depende de múltiples factores: Competitividad (del partido o de la candidatura, o ambas), unidad interna, estructura electoral, una buena campaña, buena comunicación, estrategia, financiamiento, etc.
Por el momento, puede considerarse alta la intención de voto para la alianza morenista conforme los datos de la citada encuesta de El Financiero; alta sobre todo a favor de Morena como partido político en lo individual, el cual al igual que en el 2018 y en el 2021 está muy por arriba de sus propios aliados.
El estudio demoscópico en comento refleja que Morena solito tiene el 45% por ciento de la intención de voto del global del 46% con sus aliados. Si estos datos se reflejan en las urnas electorales, entonces probablemente en el 2024 pueda ocurrir el mismo fenómeno que en el 2018, en que el voto pro-Morena hizo ganar candidaturas de los aliados.
Por cierto, los aliados del partido guinda, PT y PVEM, deben redoblar el paso rumbo a las elecciones del próximo año, pues la intención de voto hacia ambos es mínima. De ser esta la tendencia y de continuar así, van a tener problemas para acceder a diputaciones por el principio de representación proporcional (plurinominales).
En fin, conforme a los resultados de la encuesta en comento, puede que Morena gane la mayoría de las 300 diputaciones federales por el principio de mayoría relativa, lo cual no quiere decir que ya tenga en la bolsa la mayoría absoluta, menos la mayoría calificada del total de la Cámara (500).
Puede, porque por ahora todo es probabilidad. Incluso, que mismos morenistas jueguen las contras por no haber sido favorecidos con las candidaturas.
PAN-PRI-PRD
Cosa curiosa. La intención de voto hacia el PAN, el PRI y el PRD es baja, siendo la más alta para Acción Nacional de entre los tres: 16%, un punto menos del porcentaje de votación que obtuvo en el 2018.
Cosa curiosa, porque representando los tres la oposición legislativa de Morena es como para que el electorado los tuviera presentes como opción.
¿Qué pasa? ¿Han descuidado el trabajo político social en los distritos electorales? ¿O de plano se olvidaron de éste porque la mayoría de sus actuales legisladores son de representación proporcional? ¿O a la ciudadanía no le importa la elección de diputados? ¿O la carrera por la sucesión presidencial está impactando en la renovación legislativa?
Se ha dicho: Los resultados de las encuestas, no son resultados electorales.
Sin embargo, los datos deberían preocupar a los partidos políticos de la alianza opositora, sobre todo al PRD porque la intención de voto a su favor va debajo del umbral para conservar el registro como partido político nacional.
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