Este tiempo, el de la pandemia, meses de aislamiento, ha servido para recomponer y modificar hábitos, culturas y procedimientos. Semiparalizar al planeta ha promovido una necesaria aportación ecológica. La fauna y flora se han reencontrado en un hábitat arrebatado y erosionado. En muchos sitios los niveles de contaminación han disminuido. Las especies se han reproducido y para dar un ejemplo la población de elefantes se duplicó en Kenia. Se cerró el hoyo de ozono en la Antártida y en lo doméstico, crecieron los espacios “pet friendly” en zonas comerciales y en la mayor parte de condominios ya no se prohíben tener mascotas, principalmente en Inglaterra.
La tala de árboles se ha detenido considerablemente dando paso a cultivos de madera en laboratorios y se han invertido 14 billones de dólares en replantar árboles en toda África. Las experimentaciones médicas a partir de encontrar la vacuna contra el COVID 19 dieron importantes avances en la detección de cáncer de próstata y en el combate a la esclerosis múltiple.
En Alemania 62 bases militares se han convertido en reservas naturales. Increíble la venta de libros se ha duplicado en el mundo y las clases a distancia han mejorado notablemente la capacidad de atención de los alumnos además de promover ejercicios creativos sin actos presenciales.
Vale decir que en la Ciudad de México los síntomas de convivencia han variado. Hay una naciente actitud por cuidar a los demás y sancionar al que rompa las reglas de entendimiento durante la crisis. Permitir que los restaurantes atiendan en la vía pública ha hecho que la ciudad luzca más hermosa, con mayor integridad, disfrutando los espacios antes abandonados o cedidos a los autos. En las alamedas y parques públicos las aves y las ardillas conviven con las paseantes.
En algunos sitios los niños regresan a las calles ha jugar o a ejercitarse dado que se ha reducido el tránsito y parque automotriz. Cuidamos igual a nuestros ancianos que a nuestros niños. Hoy aprendemos a ver a los edificios, encontrar sus diferencias arquitectónicas, a descubrir detalles y gárgolas, canteras, plazas, campanarios, sabemos los tonos del atardecer.
Nos hemos reencontrado con las bicicletas. Reconocemos a nuestros médicos, saludamos a nuestros policías. En el mundo no se han registrado guerras, ni atentados terroristas de magnitud. Los poetas dicen que el cubrebocas nos han permitido ver que los ojos sonríen. Los espacios universitarios son visitados no sólo por alumnos, sino por familias. Hoy el cine es en casa y los alimentos llegan en moto.
En fin, es otra faceta de esta extraña pandemia que nos sorprendió a todos.
Conductor del programa VaEnSerio MexiquenseTV canal 34.2