Como candidato a la Presidencia de Estados Unidos, el propio Biden había aventurado que no daría un paso atrás en los aranceles impuestos por Trump ni a China, ni a otros países; hasta el momento lo ha cumplido dentro de sus funciones e inclusive ha reimpuesto aranceles a Emiratos Árabes Unidos.
Con los europeos, en ese sentido, tampoco ha cedido: siguen vigentes los aranceles de entre un 10% a un 25% impuestos a una serie de productos europeos, desde agrícolas hasta de la aviación civil y, que sobre todo, afectan a Reino Unido, Francia, Alemania y España; ello en represalia por el caso de Boeing y Airbus.
Al final va a persistir mucho de la herencia que dejó Trump con sus decisiones chocantes para nosotros, pero útiles para servir a los planes geopolíticos y geoeconómicos de la nación que quiere seguir siendo la dominante en el siglo XXI.
La verdad es que será difícil que se sostenga en el liderazgo sin una guerra de por medio, una que por supuesto le favorezca, porque al menos en la actual guerra biológica es uno de los países más afectados y ya hay varios pronósticos que sitúan a China como el principal beneficiario a corto plazo… este actual desastre global servirá para que se refuerce en una posición de liderazgo.
El imperialismo americano, con sus barras y con sus estrellas, y todo lo que representa para los valores occidentales de democracia y de libertad económica al final quedará aplastado por un gobierno autocrático, autoritario y comunista. Peligroso asunto.
Otras decisiones llamativas tomadas por Biden están relacionadas con temas de defensa y de estrategia militar; la más sorprendente fue la suspensión de la venta de armas a Arabia Saudita y a Emiratos Árabes Unidos que incluía un importante arsenal bélico.
El contrato aprobado en 2019 -sin la autorización del Congreso- fue orden directa del entonces presidente Trump que aprovechó cada acercamiento sobre todo con los saudíes para cerrar ventas millonarias de armas; el paquete incluye desde los cazabombarderos F-35, misiles de precisión, drones Reaper MQ-19 y misiles Paveway guiados por láser.
Biden ha pedido que los contratos de ventas sean revisados por el Congreso en momentos en que intenta retirar la intromisión norteamericana en la guerra de Yemen y en otros conflictos.
Arabia Saudita y Emiratos Árabes están involucrados en la guerra civil de Yemen desde finales de 2015 mientras que Estados Unidos lo hace indirectamente vendiendo material militar.
A COLACIÓN
En las primeras horas como presidente, Joe Biden signó 17 decretos, varios están relacionados con el tema migratorio; el más esperado tiene que ver con los llamados dreamers.
La Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA, por sus siglas en inglés) instaurada desde 2012, pero que Trump ordenó su finalización en 2017, implicaba la deportación de 650 mil indocumentados llegados a Estados Unidos desde niños.
Biden no solo lo restablece sino que ha ordenado “salvaguardar el programa” y propone una reforma migratoria para conceder “directamente la residencia permanente” a las personas que están dentro de DACA y para los solicitantes del Estatuto de Protección Temporal.
También ha paralizado la construcción del muro con la frontera con México. Tras dar por terminada la emergencia nacional, decretada por Trump, quedaban varios tramos en construcción; a la fecha, hay 727 kilómetros amurallados.
Otra decisión migratoria ha sido levantar el veto contra ciudadanos de 11 países, también impuesto por Trump, son sobre todo ciudadanos de países musulmanes que tenían negado llegar a territorio estadounidense ni siquiera de turismo, se trata de: Eritrea, Irán, Kirguistán, Libia, Birmania, Nigeria, Somalia, Sudán, Siria, Tanzania y Yemen.