Pues sí. Trump se comunicó con los líderes de América del Norte. En torno a ello, hay análisis ramplones que hablan como si Trump susurrara a sus oídos lo que pensaba. Alucinantes sus aseveraciones. Hay otros, ramplones exaltando desmesuradamente el quehacer de la Sheinbaum y venimos de dos semanas en que los medios públicos mexicanos endiosan a los migrantes –como si a los televidentes hiciera falta convencerlos de su utilidad en EE.UU. y no a Trump– y nos cuentan lo mucho que EE.UU. depende de ellos y nosotros, evadiendo hablar de las enormes consecuencias insondables negativas de aplicar ese 25 % en aranceles. Se requieren análisis más ecuánimes. No basta el «haiga sido cómo haiga sido».
Estamos ante acuerdos verbales entre jefes de Estado, que no fueron iguales entre EE.UU. y México y entre Estados Unidos y Canadá. Estamos de acuerdo en que todas las partes coinciden en temas tratados y en otros no, que se han callado. Por ejemplo: Sheinbaum se calla el papel de la Guardia Nacional en relación con la migración ilegal que se estampa en nuestra frontera norte, imparable, que sigue entrando a México; y Trump no detalló su compromiso (Sheinbaum dixit) de frenar el tráfico de armas a México.
Eso es importante porque pervierte la información y nuestro conocimiento de la realidad en juego. Mucha letra chiquita en estas medidas unilaterales arancelarias, ilegales al carecer de sondeos y consulta previa entre las partes. Es una negociación. Es un dando y dando o eso se supondría. Ellos detienen sus ilegales aranceles. México y Canadá lucharán contra esa quimera invencible: detener el fentanillo y aquellos seguirán imponiendo sus reglas arancelarias, porque no es la causa de tales ni se comprometen a luchar en su territorio contra todo lo que favorece el tráfico y consumo de fentanilo, por ejemplo. El trato es desequilibrado porque Trump no se compromete –si atendemos a sus declaraciones públicas– a lo mucho que a su país corresponde si es que desea el éxito de esta empresa persecutora. A detener las armas a México, por ejemplo y persiste en una postura proteccionista. Solo va de gritar, de amenazar con aranceles y a violar el T-Mec.
No combatirá a bancos que lavan dinero, no combate a distribuidores y a cárteles en su territorio en un esfuerzo renovado de una envergadura tal, que golpee frontalmente al negocio. La letra chiquita no define que a México le den dinero como sí a Canadá. No será por amigos. Acaso, Canadá tiene menos estructurada una frontera antidrogas y antimigrantes que parece más de pinos y ardillas que cruzan en total libertad. Si a usted le ofende que se envíen otros 10 mil efectivos mexicanos a la frontera norte, pero no el silencio de Trump a comprometerse a detener las armas, será muy incongruente.
Dicen algunos analistas mexicanos –afirmando sin hacer crítica alguna– que Trump se contuvo más por las presiones internas haciéndole ver el error de los aranceles, que por las palabras de la Sheinbaum. Como no le conceden nada a ella, pero tampoco son Trump, hay que verlos con recelo. No sabemos todo eso que afirman. De todas formas, lo que sí sabemos es que la medida era ilegal, el amago es majadero y Trump es un imbécil. Todo eso sí lo sabemos. Lo demás es elucubrar y más valdría leer un poquito de crítica a las medidas trumpistas. Muchos de tales analistas se limitan a enunciarlas sin un atisbo mínimo de crítica que sí que cabría. Eso empobrece sobremanera su análisis y los luce encandilados.
La oposición mexicana está de diván, es un quiero y no puedo, un «aquí te espero» que impide secundarla. Desde que subieron de tono las amenazas de Trump, ha extraviado el camino de una forma insuperablemente patética. Celebran la presión a México y apuestan por un fracaso de Sheinbaum que, les guste o no, será también de ellos. Como país estaremos atenazados. No Sheimbaum. Es la que menos negocios hace con los yanquis, no son sus empresas las que están en juego ante semejante troglodita en la Casa Blanca. Cabría apuntar las críticas hacia el sujeto y no irse por la irresponsable y muy poco patriótica de unirse al adversario de México. De verdad, parece que su postura miserable respondiera a que teman perder su visa y no ir a fayuquear a McAllen. No han faltado orates que suponen que una invasión haga lo que ellos no pudieron en las urnas: sacar a Morena de la presidencia.
Partiendo de que a todos nos conviene que los aranceles anunciados no existan y antes de ser tan mezquinos con la presidenta –los que la llama presirvienta antes que expresar algo inteligente, se pasan el 8 de marzo por el arco del triunfo y así cataloguémoslos– solo hay un mes de tregua. Un mes, de entrada, es escasísimo suponiendo que de drogas y migración se trate para tales aranceles y no la verdadera razón: el proteccionismo yanqui a su decadente economía cada vez menos competitiva y sin capacidad para gestionar los 12 millones de plazas que requiere, mientras frena regularizar migrantes. Y si dudan que eso sean, el 3 de febrero después de la primera llamada con Trudeau, gimotea Trump que Canadá no permite bancos yanquis en ese país. ¿Qué tiene que ver estas presiones arancelarias que disque responden a migración ilegal y drogas, con la operatividad no autorizada de bancos yanquis en Canadá? No cabe la menor deda de que EE.UU. lo que quiere es forzar a sus vecinos a que acepten más y más condiciones de esta vecindad en provecho, primero que nadie, de ellos, los EE.UU.. Tan es así también que se quejan de que México y Canadá se aprovechan de ellos. Tendrán cara. Para empezar, se suponía que el TLCAN y el T-Mec era en provecho de todos ¿o en realidad, como se sospechó siempre, solo era para beneficio de EE.UU.? todo indica esto, viendo cómo rezongan los yanquis y acusan que estar subsidiando a ambos países. Esos países jugaron sus reglas y les han ganado.
Sí, cabe un párrafo más para decirle al PRI y al PAN: ¿culpable Morena? se apresuraron a decir. No. Si vamos a buscar culpables, hagámoslo bien. Los que migraron mayoritariamente lo hicieron escapando de los malos gobiernos priistas con un modelo económico encandilado con EE.UU. que el PAN no mejoró. ¿De quién es la culpa de apostar un 80 % de nuestras exportaciones a EE.UU.? la respuesta, mediocre y decepcionante nos la dio Juan Pablo Castanón presidiendo Coparmex al negociarse el T-Mec: “(Por 20) años nos dormimos en nuestros laureles (apostando solo al mercado yanqui)”. Y 8 años después de las amenazas de Trump, seguimos dependiendo de ello. Y en eso de la alianza gobierno-narco, priistas y panistas andan muy escurridizos: Trump se basó en García Luna, el renombrado funcionario panista de dos gobiernos panistas. Es que el PAN es muy modesto evadiéndose de los honores. Un funcionario muy felicitado por las agencias estadounidenses, también coludidas con el narco, o sea, el gobierno al que pertenecen. Son muy amables en no querer compartir créditos y eso no se va a poder. Exhíbaseles. A priistas y panistas dígase: si no pueden, no compartan, mucho menos comprometan. Pero asuman. Trump también evade.
¿Qué había Plan B? de momento está bien guardarlo. A Trump no adelantarle nada.