El Buque-escuela Cuauhtémoc, siniestrado en NY

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Las preguntas afloran y en aluvión, sin hallar respuestas prontas y certeras. Desde por qué iba en dirección contraria al mar abierto, ya zarpando, hasta porqué no pudo pasar por el centro del arco del puente de Brooklyn para “librarlo”. Testimonios afirmaban que buques pequeños querían cerrarle el paso para no impactarse después de lo sucedido en el siguiente puente, el de Manhattan, río adentro y en sentido contrario al mar abierto. Chirrian la idea de minimizar el asunto desde Semar llamándolo “percance” cuando ha sido un verdadero siniestro y el silencio institucional de Semar callada tras de emitir un segundo comunicado lleno de alardes sin información necesaria, útil, así como el del capitán de navío, Víctor Hugo Molina Pérez.
Lo ocurrido fue un siniestro por los muertos, los heridos, el estropicio mayúsculo evidente –y el que no, pensando en los soportes de los mástiles en la estructura del velero– que comprometen severamente su funcionalidad más pronta. Va de por medio comprometida y estropeada en su desastre innegable, inocultable y nada menos que acaecido en NY –con lo cual, todo el planeta de ha enterado– la imagen de la Armada de México y del país al completo. De ese tamaño es la calamidad de lo pasado a nuestro buque insignia, con los costos humanos, pero también los de reparación y alojamiento o traslado, lo que ocurra primero, que representará permanecer en el puerto neoyorquino o repatriarlo. Como si hiciera falta.
Es menester, de imperiosa necesidad saber las causas; y determinar responsabilidades. No ayudan ni aportan los insultos facilones a los tripulantes, a las Fuerzas Armadas, a la Sheinbaum y, de paso, servirse con la cuchara grande contra la Cuarta Transformación. Hay que ser menos viscerales y más informados. Parece que es mucho pedir, pero se requiere de cualquier manera. Y México merece recuperar su buque insignia.
Y entre las muchas preguntas a formularse está saber si se previó la hora de zarpar, ya que se había difundido estar abiertos en el buque hasta las 17 horas y chocaron a las 20:30 pasada, con lo cual hace pensar que zarparon tarde por recibir visitantes a deshoras. O no. ¿Se previó el cambio de marea y que era una zona de riesgo con precedentes de choques, aunque no de esa envergadura? y amerita deslindar hasta donde sea posible y definir a los presuntos responsables, sea la Semar, el capitán del buque o la capitanía de puerto de Nueva York, esa que llaman autoridad del puerto de Nueva York.
Dedos apuntan a una falla eléctrica de la embarcación. Otros a un cambio repentino de la marea y se coincide en qué, de inicio, el barco perdió potencia y lo que sí se observa es una suerte de navío a la deriva o imposibilitado de detener su desplazamiento en dirección al puente de Brooklyn. Deriva en la que es de suponerse, el capitán tiene ya poco control de la nave.
Y ante la pérdida de potencia y con un obstáculo cercano y ya insalvable como el mentado puente –que no sufrió daños, advirtió el alcalde neoyorquino– se entiende que hay tradición de que la marinería se aposte en las astas y tal y hasta ha sido premiada la nuestra en su entrada vistosa a ciertos puertos. Pero quizá por la hora y por la pérdida de potencia del paquebote sugería desistir de la maniobra. ¡Pobres cadetes que han fallecido a causa de una altura descomunal o quedaron prendidos de palos y cuerdas para no caer al vacío! ¿Qué necesidad había de treparse? ¿se perdía el honor de la Armada si en el oscurecer de la jornada se abstenían de encaramarse? A ver si cambian o adecuan reglamentos y usanzas en pro de la tripulación. Y encima, a los alumnos les cogió de espaldas el trancazo.
La ruta de 2025 era emblemática: el bicentenario de la reafirmación de la independencia nacional en los mares con la epopeya de San Juan de Ulúa. El viaje de este año fue descrito apenas el 6 de abril anterior como Crucero de Instrucción «Consolidación de la Independencia de México 2025” y se promocionó como el que contaba con mas mujeres a bordo (64). Y se visitarían 22 naciones.
Qué desastre lo acontecido. ¿Es normal y conveniente, zarpar de noche? ¿277 tripulantes no son demasiados?
Las noticias siguen siendo muy contradictorias, no así las reacciones. Hay tres que merecen destacarse. Una, la risa de gente expresada en emoticones en las redes, ante lo ocurrido y muchas veces seguidas de sus torpes comentarios. Tales no entienden que el golpe es para todos, no para su odiada 4T como la culpan. Otras, tales como de quien increpa al que dijo que la bandera nacional del barco, no cayó. Espetándole que ¿a poco importa más un “trapo”? Es de esa gente que igual decía en el terremoto de 2017 que no valían más las “piedras” que la gente, dicho por el patrimonio cultural destruido buscando protegerlo. Y queriendo pasar por empático y buenaondita. Patrañas. Comentarios sosos e ignorantes de personas carentes de la capacidad para ponderar cada cosa otorgándole su justa dimensión e importancia. Cada una tiene su valor, sean personas, banderas, piedras. Punto. ¡Ahhh! y eso de llamar trapo a la enseña nacional da muy buena cuenta de un civismo paupérrimo que resulta castrante si se midiera en términos castrenses.
Hay quien socarrón dice que menos mal que no se fue a la guerra. No, despreocúpese, el buque escuela no suele ir a la guerra.
Quienes hemos subido al Cuauhtémoc lamentamos lo sucedido. Solo podemos reconocer la pericia de sus tripulantes que lo han hecho ganar muchas regatas, que lo han abordado convirtiéndolo en digno embajador de todos. Sus tripulantes son verdaderos grandes anfitriones y eficaces. Nuestro pésame a sus deudos y que las autoridades respondan y diluciden las responsabilidades conducentes.
Y sí, la Secretaría de Marina está obligada a transparentar la información y a no retrasarla u ocultarla. Toda. El Congreso de la Unión a través de sus Comisiones de Marina, a lo propio. Y todos su componentes, a darle seguimiento. No sirven los gritos de Lilly Téllez. No queremos la opacidad como pasó en el caso de la cadete caída al mar, irrecuperable, en 2014, cuando el gobierno del priista Peña no dio mayores explicaciones. Semar tiene la oportunidad de enmendarse en esta ocasión.