- Se analizó el impacto de la pandemia sobre los derechos de las mujeres, la pobreza y la desigualdad, los derechos de los trabajadores de la salud y otras violaciones.
- Informe señaló que muchos gobiernos impusieron cuarentenas y cierre de negocios, y esto tuvo un impacto económico enorme.
El primer año de la pandemia de Covid-19 precipitó crisis de derechos humanos en todo el mundo, señaló la organización Human Rights Watch en un informe publicado recientemente. A poco de cumplirse 12 meses desde que la Organización Mundial de la Salud declaró que la propagación del Covid-19 constituía una pandemia, destaca, muchos países deberían implementar un cambio de rumbo urgente para que esta crisis de salud pública pueda superarse de un modo que implique el respeto por los derechos. Los gobiernos deberían trabajar en forma conjunta para ampliar la fabricación y distribución de las vacunas a fin de lograr un acceso universal y equitativo.
El informe “Future Choices: Charting an Equitable Exit from the Covid-19 Pandemic” (Opciones futuras: Planificar una salida equitativa de la pandemia de Covid-19), documenta cómo la pandemia de Covid-19 ha puesto de manifiesto las deficiencias sistémicas en la protección de los derechos básicos y ha desencadenado un sinfín de violaciones de derechos humanos.
De ahí que la organización Human Rights Watch recomienda cambiar el enfoque para abordar las violaciones de derechos humanos y evitar que se repitan, a partir de las investigaciones llevadas a cabo en todo el año 2020 y a principios de 2021.
El informe está acompañado por una serie de ensayos sobre China y la diplomacia de las vacunas, el impacto de la pandemia sobre los derechos de las mujeres, la pobreza y la desigualdad, los derechos de los trabajadores de la salud, los derechos de los adultos mayores, el acceso equitativo a las vacunas y los problemas de derechos que surgieron del uso de la tecnología para combatir la pandemia.
“Los gobiernos y las empresas cuentan con las herramientas, incluidas las vacunas, para manejar la pandemia y ponerle fin. Entonces, la cuestión es si tienen la valentía moral y la voluntad política para hacer que esto ocurra”, señaló Tirana Hassan, subdirectora ejecutiva y responsable principal de programas en Human Rights Watch.
La pandemia de Covid-19 se ha cobrado la vida de más de 2.5 millones de personas y ha infectado, al menos, otros 110 millones, muchas de las cuales han sufrido cuadros graves. Tal como lo han y numerosas organizaciones de la sociedad civil, observadores de derechos humanos, periodistas y otros asistentes, las consecuencias sociales y económicas de la pandemia han sido generalizadas y devastadoras.
De acuerdo a la ONG, la pandemia puso en evidencia las falencias estructurales en los sistemas de salud públicos y contribuyó a que el acceso a atención de la salud para salvar vidas estuviera signado por la inequidad.
Además, señaló que muchos gobiernos establecieron la obligación de cumplir con medidas de distanciamiento social, e impusieron cuarentenas y cierre de negocios, y esto tuvo un impacto económico enorme. Los trabajadores de bajos ingresos, muchos de ellos pertenecientes a sectores como el comercio minorista, los restaurantes y el sector informal, que no tienen posibilidades de trabajar en forma remota, se vieron afectados en una medida desproporcionada.
La pandemia puso de relieve, aún en mayor grado, la importancia de proteger los derechos de los trabajadores, particularmente la necesidad de garantizar licencias pagas por enfermedad y por motivos familiares. La asistencia económica durante la pandemia ha avanzado notablemente en frenar el aumento de la pobreza, pero ha dejado fuera a muchos que necesitan apoyo de manera acuciante. Para distribuir los beneficios, los gobiernos en mucho casos se basaron en algoritmos y tecnologías con un diseño deficiente, lo cual también ha demorado y negado el acceso a asistencia crítica y, al mismo tiempo, ha causado problemas de privacidad.
En los próximos meses, está previsto que finalicen medidas de alivio en numerosos países, de modo que los grupos de menores ingresos quedarán expuestos a un riesgo mayor. Si no se toman medidas más contundentes para proteger los derechos sociales y económicos, y no se brinda más asistencia económica y medios de distribución equitativos, la pobreza y la desigualdad se profundizarán aún más.
Al mismo tiempo, destaca que los gobiernos también han utilizado la pandemia para coartar los derechos de libre expresión y reunión pacífica. Miembros de fuerzas militares o policiales agredieron físicamente a periodistas, blogueros y manifestantes, incluidos algunos que criticaban las respuestas gubernamentales ante el Covid-19. En algunos países, aún existen restricciones a la libertad de expresión y de asociación.
A principios del año 2021, varias vacunas había demostrado ser seguras y eficaces, y gobiernos de todo el mundo comenzaron a vacunar a determinados grupos. No obstante, el desarrollo de las vacunas ha replicado, en gran medida, las desigualdades que caracterizaron el resto de la pandemia: los gobiernos ricos realizaron acuerdos poco transparentes y se reservaron anticipadamente la mayor parte de los suministros de vacunas, en lugar de cooperar para asegurar que los países con menos recursos tengan acceso a vacunas asequibles.