Hubo un tiempo en que fuimos gigantes: Nuestras armas brillaban al sol y las lanzas rasgaban el cielo. Íbamos con la sangre embriagada de ideales, nos creímos invencibles. Pasaron tantas cosas antes de ver caer al primero, después todo se volvió invierno. Se detuvieron los relojes y fuimos despojados de cuanto teníamos: lanzados a la tierra como perros ciegos, odiando todo a nuestro paso.
Ahora somos enanos que duermen bajo los monumentos de piedra que alguna vez construyeron para honrarnos. Ocultos al sol ya no perseguimos dragones ni rescatamos princesas. Las arpías arrancaron nuestros ojos, las quimeras desgarraron nuestra piel. Vivimos en la estación desolada suplicando entre susurros que surja aquel que pueda finalmente librarnos del yugo de la inmortalidad.
@OSKRgcm
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