- Mientras una gran proporción de la población mundial siga sin estar vacunada y persista el riesgo de rebrotes, la recuperación será desigual y vulnerable.
- Luego de las últimas Perspectivas Económicas publicadas en diciembre de 2020. Ahora la OCDE prevé un crecimiento del PIB mundial del 5.8% para este año.
Luego la crisis que se vivió por la pandemia de Covid-19, las perspectivas de la economía mundial han mejorado, pero es probable que la recuperación siga siendo dispar y, algo crucial, que continúe dependiendo de la eficacia de las medidas de salud pública y del apoyo de las políticas, según las últimas Perspectivas Económicas de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Según el organismo, en muchas economías avanzadas, cada vez son más las personas vacunadas, el estímulo del gobierno está contribuyendo a impulsar la demanda y las empresas se están adaptando mejor a las restricciones impuestas para contener la propagación del virus. Pero en el resto del mundo, incluidas numerosas economías emergentes en las que el acceso a vacunas y la capacidad de apoyo del gobierno son limitados, la recuperación económica será modesta.
La OCDE ha revisado al alza sus proyecciones de crecimiento para las principales economías del mundo desde las últimas Perspectivas Económicas publicadas en diciembre de 2020. Ahora prevé un crecimiento del PIB mundial del 5.8% para este año (frente al 4.2% proyectado en diciembre), gracias al repunte propiciado por el estímulo fiscal en Estados Unidos, y del 4.4% para 2022 (3.7% en diciembre). La economía mundial ha vuelto ya a los niveles de actividad previos a la pandemia, pero al final de 2022 el ingreso real mundial seguirá siendo unos 3 billones de dólares inferior de lo que hubiera sido sin la crisis.
Mientras una gran proporción de la población mundial siga sin estar vacunada y persista el riesgo de rebrotes, la recuperación será desigual y vulnerable a nuevos reveses, según las Perspectivas Económicas. Es posible que todavía haya que mantener algunas restricciones localizadas a la movilidad y la actividad, sobre todo a los viajes transfronterizos. Esto afectará a las posibilidades de recuperación plena de todos los países, incluidos aquellos en los que la vacunación avanza a buen ritmo o que tienen tasas de infección reducidas.
Las diferencias entre países obedecen a las distintas estrategias de salud pública, velocidades de vacunación y niveles de apoyo fiscal y monetario, así como a la importancia de sectores especialmente perjudicados, como el turismo. Mientras que Corea y Estados Unidos ya han retornado a los niveles de ingreso previos a la pandemia, se espera que buena parte de Europa tarde otro año en recuperarse. En el caso de México y Sudáfrica, podrían ser de tres a cinco años.
Estas proyecciones están sujetas a una incertidumbre considerable, aunque los riesgos están ahora más equilibrados entre los posibles efectos positivos y negativos. En los países en los que la vacunación no se ha generalizado, el riesgo de nuevos rebrotes sigue siendo muy alto, con la posibilidad de que surjan además nuevas variantes del virus resistentes a las vacunas. Esto podría obligar a imponer nuevas medidas de contención y retrasar la recuperación económica.
Del lado positivo, los elevados niveles de ahorro acumulados por los hogares durante la crisis podrían liberarse al reabrirse las economías, con el consiguiente impulso del consumo y el crecimiento hasta niveles superiores a los previstos, especialmente en economías avanzadas.
La liberación de la demanda acumulada en las economías avanzadas y las interrupciones de las cadenas de suministro causadas por la Covid-19 podrían provocar un ascenso de la inflación y de los tipos de interés de mercado, lo que a su vez entrañaría un riesgo de presiones financieras sobre los mercados emergentes y economías en desarrollo vulnerables. Sin embargo, según las Perspectivas Económicas, el incremento de la inflación probablemente será temporal, ya que las interrupciones deberían comenzar a atenuarse hacia finales de año, con la normalización de la capacidad de producción y el reequilibrio del consumo de bienes y servicios. La OCDE agrega que con tantas personas todavía sin empleo, es improbable que se produzca un ciclo de subidas abruptas de salarios y precios.
En su presentación de las Perspectivas Económicas, el Secretario General de la OCDE, Ángel Gurría, dijo: “Gracias a los eficaces programas de vacunación puestos en marcha en muchos países, las Perspectivas Económicas que publicamos hoy son las más esperanzadoras desde que comenzó esta devastadora pandemia. Sin embargo, para millones de personas en todo el mundo, la posibilidad de que se les administre una vacuna sigue siendo remota. Necesitamos acelerar urgentemente la producción y la distribución equitativa de vacunas”.
Laurence Boone, Economista Jefe de la OCDE, señaló que: “Nuestras últimas proyecciones nos permiten albergar esperanzas de que, en muchos países, las personas perjudicadas por la pandemia puedan volver pronto a trabajar y a desarrollar su vida con normalidad. Pero nos encontramos en un momento crucial de la recuperación. La producción y la distribución de vacunas deben acelerarse en todo el mundo y contar con el respaldo de estrategias de salud pública eficaces”.
Boone sostuvo que el apoyo a los ingresos de ciudadanos y empresas debe continuar, pero también ha de evolucionar y adaptarse a la fortaleza de la economía y a la situación sanitaria. Conforme las medidas de contención se levanten, una focalización más precisa de las ayudas allí donde hacen más falta —mediante iniciativas de reciclaje profesional e inserción laboral, entre otras,— mejorará las perspectivas, especialmente las de los trabajadores poco cualificados y los jóvenes. El apoyo también debe centrarse en empresas viables, para fomentar el uso de capital en detrimento de la deuda, así como en crear empleos e invertir en digitalización.