Ante un Congreso de pares inexpertos, fue tomada la protesta a David Monreal. Una protesta que no existió porque la hizo ante sí mismo, sin que el Congreso lo convocara a protestar: es un acto jurídicamente inexistente, porque nadie, ni el propio presidente de la República, puede tomarse protesta a sí mismo.
Una diputada con las mangas cortas y la voz de infanta española, con el botón del saco que amenazaba a los diputados presentes, que lo mismo tildaba de “diputado” a todos y todas, aunque estuviera mencionando a las diputadas mujeres. La paridad de género para ella no existe. Se le confunden masculinos y femeninos, singular y plural. Asustada ella y sus pares -no de Francia- sino de Zacatecas, entre todos se animaron a organizar este acto republicano de la familia Monreal.
La tentación de la ausencia de Monreal I no se pudo mantener: finalmente, y de última hora, arribó a la primera fila con sus 32 senadores acarreados, que fueron los responsables de llenar las sillas del recinto, luego de haber concretado el fraude electoral que llevó a la corona a Monreal II. Alibabá y sus 32 senadores, ni más ni menos.
En el acto de protesta (sin toma de protesta) se escuchó el primer canto de las sirenas: “No hay, no hay”, como el Milusos del inolvidable Héctor Suárez. Esa fue la cantaleta de la inauguración del régimen: no hay para pagar la nómina, no hay para pagar a los profesores, las carreteras nos las acabamos en unos meses, la infraestructura está destruida, la economía está devastada y la seguridad nos ha llevado al campeonato mundial de asesinatos y de zacatecanos decapitados por parte de los “chicos malos”. El presidente de la República no dio señas con el presupuesto del estado, no se tocó el corazón para soltar el recurso público, para que este estado se repare luego de los daños del interminable “Huracán Tello”, invisible y tan devastador como el que más. El anuncio es claro: a partir de esta quincena ya tendremos problemas. No hay que esperar al presupuesto ni hacer gestiones, porque AMLO está disgustado con nuestra entidad, por culpa de los abusos de la familia real.
¿Quo Vadis?: Ya tendríamos que haber iniciado una recolecta de recursos entre los asistentes al evento, puesto que los empresarios no parecen dispuestos a soltar ni un décimo para que este estado de cosas mejore.
Generosa presentación en el evento para Marcelo Ebrard, que bien pudiera ser el fiel de la balanza del próximo sexenio. Contrastó con una presentación francamente fría para la ex secretaria de Gobernación, hoy lideresa de la Cámara de Senadores. En cambio, una dadivosa presentación para el “carbonero de Coahuila” que hoy trabaja como senador, al igual que para la senadora acusada de hacer travesuras en el estado de Guerrero. Fuerte recibimiento para el presidente de Morena, a quienes sus seguidores le llaman “El Bagre” Delgado. Igual recibieron una calurosa bienvenida los militares como miembros del Ejército Trigarante contemporáneo.
Entre los invitados también se anunció que el señor de las gorditas seguirá siendo proveedor de la familia, el peluquero seguirá dándole brillo a los Monreales y ya hay protestas en las redes por sólo haber presentado al obispo de un pueblo católico, desde luego, pero obviando a los representantes de las otras greyes religiosas. También se quejan el masajista, el de los abarrotes y otros tantos microempresarios que, a estas alturas, no están seguros de si a ellos no les tocará hueso por no haber sido convidados.
Este fue un acto chicharronero, que nos recuerda mucho a don Agustín Lara que, sin conocer Madrid, hizo una poesía a la entonces aspirante a diva María Félix a la que prometía hacer “emperatriz de Lavapiés”. Esta frase retrata a la clase política que representa el nuevo gobierno.
No se habló de los migrantes, de los que al parecer tenemos ya muchos más en los Estados Unidos que ciudadanos viviendo en Zacatecas, sin importar que ellos aporten gran parte de los recursos de la entidad. No se habló de la educación, ni del Sector Salud que ha dejado su vida y su salud protegiendo a la gente del Covid, como tampoco se hizo mención del estado de fortaleza de las vacas, que el entonces candidato Monreal anduvo repartiendo con recursos federales y que, al parecer resultaron enfermas y poco aptas para ser productivas, según se quejan tantos campesinos.
No se vio en el acto la candidata a gobernadora que ganó todas las encuestas antes de la elección y que luego resultó “estaban cuchareadas”. La extrañamos. Tampoco asistieron los obreros ni los mineros, que son una fuerza fundamental de la economía zacatecana.
No percibimos el olor de la clase trabajadora que tan dispersa está en el estado, ni parece haber lugar para los jóvenes en este nuevo régimen. Las mujeres no fueron siquiera mencionadas (Hoy extrañamos aquella nalgada “mágica” que las metió al debate. Aunque fuera de tan de mala manera) Tampoco se habló de los niños.
La Universidad vive una asfixia con un déficit equivalente al ingreso de dos años de su presupuesto y su regordete rector sólo hace gestiones que complican el panorama y hacen crecer la deuda. La institución está quebrada y la autonomía se ha convertido en una frase solamente. El mismo candidato a gobernador y su senador hermano, hicieron un evento en el teatro Calderón, rodeados de senadores que, como arcángeles extendieron sus alas protectoras en favor de David, a quien se le olvidó que el Calderón es un recinto universitario de la autónoma UAZ.
El llanto del senador Monreal y del hoy gobernador se centra en un solo tema: no hay dinero para nada. Ni para carreteras, ni para educación, ni para el COVID. No van a rescatar el ISSSTEZAC y lo van a vender para seguir engordando la nómina de los funcionarios de pedigrí.
Por primera vez en Zacatecas se anuncia un discurso inaugural dedicado a presumir la pobreza y la insignificancia de un estado que debiera hurgar entre su historia grande y esforzada, llena de talento y de heroísmo. Mal empieza el nuevo gobierno.