Pues ya que Gilberto Lozano no fue capaz de contarle la verdad, toda la verdad a la ciudadanía al completo, nos deja la gigantesca oportunidad de hacerlo: FRENAAA en plan engañabobos se calló que necesitaba la renuncia de López al 30 de noviembre de 2020 para que hubiera nuevas elecciones donde, a su extraviadísimo leal saber y entender, quedara un presidente a su gusto. La consigna “López se va”, pues va a ser que no. Sabe que de renunciar a partir del 1 de diciembre, no habría elecciones donde meter mano. Qué pena que no se lo dijo a sus seguidores. Más vale que lo haga porque ya le sucedió. Los engaño con falsas esperanzas y no les contó todo el cuento. Así de opaco y derrotado va.
Así de sencillo y FRENAAA ha fracasado de manera rotunda afortunadamente, en su discurso de engañapastores, de atrapaincautos, sin contarles para qué tanta necedad de la renuncia a modo, al 30 de noviembre. Porque nunca se los dijo con claridad. Nunca la importancia de la fecha, solo la repetía. Peor para el movimiento. Su golpismo no lo necesita la democracia mexicana. Su derrota en esta meta no alcanzada, en sus oscuras intenciones, es una victoria de la democracia y de López Obrador. Hace falta más que chasquearle los dedos al tabasqueño como lo ha hecho Lozano de forma tan arbitraria y majadera, como para que se doblegue la voluntad que lo llevó a la presidencia. Que lo entienda quien pueda. Esa presidencia que Lozano jamás obtendrá por la vía del voto. Es intrascendente si quiere o no tenerla y eso sí, sus capacidades y liderazgo son bastante cuestionables.
No es aceptable ni su discurso ni sus maneras. Son una antítesis a la democracia. Su representatividad es nimia. Se trata de avanzar, no de retroceder como retroceder lo representa ese movimiento. Discurso de engañabobos que sostiene de manera contraria a la democracia que votó por la opción López desde la mayoría de comparecientes a las urnas, sobre la cual por mandato legal y popular López Obrador es presidente. Y FRENAAA pretende doblegar lo que las urnas dijeron.
FRENAAA fracasa también por su cortedad de postura: que se vaya López ¿y luego? Eso es lo que la oposición de todos los calibres no entiende. No hace propuesta alternativa. No valora al votante pensante que no votara solo porque FRENAAA le truene los dedos. Esa oposición que insulta y se queda tan tranquila. Eso no necesita oír la mayoría. La mayoría necesita oír opciones. Ni siquiera son capaces de explicarle a sus seguidores ni qué pasaría con esa renuncia ni quién debería de quedar en lugar de López. Tan cortitos, por eso no triunfan y callarse esas explicaciones es engañar a sus seguidores con falsas esperanzas alimentadas de odio. Su derrota al 30 de noviembre es digna de destacarse y aplaudirse. Que lo sepan los ciudadanos es menester, para que no les cuenten ni se los cuenteen.
Pues tal y como están las cosas, López Obrador seguirá siendo presidente y no se marchará el 30 de noviembre de 2020. Es evidente que llega al 30 de noviembre, un plazo perentorio para convocar a elecciones y López simplemente no se marcha por el capricho de Lozano que, atrapado en su insano folklorismo, se pasa por donde puede la voluntad de 30 millones de electores. Cosa más antidemocrática que esa postura de Lozano es que no existe en estos momentos y es reprobable la postura de FRENAAA, que es para exhibirse y denunciarse. La presidencia se gana con elecciones, sobre todo, a las que FRENAAA jamás se ha postulado. Pequeña gran diferencia.
Al dar al traste con la obcecada arbitrariedad contraria a los intereses de los mexicanos, de pensar tontamente que chasqueándole los dedos a López Obrador es que se largará, Lozano se quedará con las ganas. Pedir inestabilidad no es admisible. Pídase a Dios que no coma aguacate. Esta derrota es una rajada prominente en las siglas de FRENAAA que no consiguió echarlo a base de sus insultos y locuacidades. Su evidente fracaso no se lo decía a sus seguidores. Eso es engañarlos con falsas esperanzas. A saber si por incapacidad o por mala fe. Desde luego se calla que no triunfaría por su ignorancia de la realidad legal de este país, no cabe la menor duda. No tenía posibilidades de éxito su arrebatada actitud y no se lo dijo a los aturdidos. Lo que hay. Ahora propone no pagar impuestos. Vaya ocurrencia. Será que Lozano pagará la multas del SAT de quien se atreva por seguirlo. Si no lo hiciera, entonces es pura faramalla e irresponsabilidad. Eso nunca es alternativa. Así le va. Lozano se comporta como un mesías.
Ahora bien, expliquemos lo que también se calló FRENAAA: si López Obrador se diera el gusto de renunciar a partir del 1 de diciembre o en algún momento durante los siguientes cuatro años restantes del sexenio, con la legislación vigente será el congreso federal el que elija a un presidente que concluya el sexenio. Qué bien que Lozano no pudo y no supo informar algo tan importante. Otro triunfo para López. La Constitución no obliga a que sea un sujeto ciudadano miembro de Morena al que deba elegirse desde el Congreso, pero tampoco obliga a que sea a gusto y capricho de FRENAAA. Faltaba más. Lo que sí obliga es a no convocarnos a elecciones para que así FRENAAA se adjudicara el doble triunfo de echarlo y de incidir en ellas. Su fracaso es rotundo y se gana aplausos de pie. FRENAAA pierde en todos los escenarios.
Han sido dos años de insultos a diestra y siniestra desde una oposición a la que pertenece FRENAAA, que ha cargado su derrota de 2018 a las puertas de 2021 en vez de construir alternativa; sin invertir sus energías y desvelos en construirla y así muestra su patética realidad carente de capacidad propositiva. No es alternativa a lo que hay. Tanto de los partidos y agrupaciones que se montan en la diatriba y la descalificación, pues eso es lo fácil, como de quienes los aplauden ardidos y acomplejados lanzando insultos con inagotable energía. A quienes se les hace fácil y cobarde insultar a los que libremente votaron a López en vez de cuestionar las opciones que eligieron y a las que no les dieron ese triunfo. Ya no digamos cuando no confiesan su voto, pues saben que es tan cuestionable o más que el entregado a Morena, dados los antecedentes de sus opciones, PRI o PAN. O en vez de respetar decisiones democráticas de no votar a ambos y dirigir su inquina, complejos y odio a López, si cabe, confundiendo las cosas, pues ya no les da para más. Son dos años de ver la ausencia de propuestas que mejoren la oferta y que no sean pedir solo la facilona e irresponsable renuncia de López. No, no puede haber propuestas que reviertan el fracaso de 36 años de gobiernos torpes y corruptos porque sería escupir al cielo. Solo nos regalan a diario nombres de saqueadores. De siglas PRI y PAN. Entonces no puede esperarse mucho de tales. Los seguidores de FRENAAA preguntan si acaso hay algo mejor que FRENAAA? Sí, ganar elecciones y respetar el resultado. No es el caso por no democrático de FRENAAA.
Así que como el cúmulo de insultos no construye alternativa, quedan dos caminos: o repetir Morena si la oposición no se pone las pilas y cambia ya el insulto por la propuesta, o repetir Morena porque no se tenga alternativa. Esa que quienes deben, no la construyen. Cierto: hoy de cara a las elecciones legislativas de 2021 hay quien dice: Morena perderá por ser Morena. A eso se le puede dar la vuelta. Ganará si los opositores no muestran mejores alternativas a lo que ofrezca Morena. No es lo mismo ¿verdad? Sí, suena sugerente decir que Morena no ganará como en 2018, cosa altamente probable por los errores propios de ese partido y del actual mandatario. Pero también es cierto se sepa que la gente no votará per se a otros solo por no hacerlo por Morena si le pones enfrente a, por ejemplo, un César Camacho o los Moreira. No se de por hecho que aun así la gente les dará el voto. No minimicemos la inteligencia del elector. Y son partidos opositores que no se han renovado. Y cuando solo da para crear nombres como FRENAAA o Tumor, se puede constatar que la oposición va perdida en el espacio y con nula capacidad de proponer.
En una de las manifestaciones antiLópez, una señora mayor, una viejecita, pues, muy airosa alcanzaba a mascullar con un hilo de voz frente a una cámara de televisión, sabiéndose filmada y oída urbi et orbi: ¡qué se vaya el vejete! El chiste se cuenta solo.