La negligencia de los fabricantes de armas en EEUU provoca costos enormes para México

0
528
  • El gobierno de México durante dos años preparó un litigio estratégico contra los productores y distribuidores de las mismas en aquella nación.
  • Las empresas deben saber quiénes compran sus productos, que sus compradores son prestanombres o personas con antecedentes penales, aseguran.

 Una de las razones principales de que los niveles de violencia en México se hayan incrementado de manera consistente a partir de principios de siglo, si se miden en términos de homicidios, es la disponibilidad de armas que provienen, principalmente, del vecino país del norte, afirmó el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard Casaubon.

“Si no tenemos la posibilidad de que en EU se asuma la corresponsabilidad en los índices de violencia en nuestro país a través de la disponibilidad de armas, va a ser muy difícil reducirlos”. Por ello, el gobierno de México durante dos años preparó un litigio estratégico contra los productores y distribuidores de las mismas en aquella nación.

Se basa en algo novedoso: la negligencia de las empresas que producen armas diseñadas para el uso, en especial, de quienes están vinculados al narcotráfico, recalcó el canciller. “Las compañías han actuado de manera negligente y eso provoca costos enormes en México, especialmente en vidas humanas”.

En un mensaje transmitido durante el Seminario “Litigio estratégico vs productores y distribuidores de armas” organizado por la Facultad de Derecho (FD) de la UNAM, añadió que es la primera vez que México presenta un caso de esta magnitud en la materia.

Refirió que en EU no ha habido medidas de restricción para el comercio de armas. “Había que hacer algo porque las empresas fabricantes son corresponsables de la violencia que padecemos en el país”. Ahora, vendrá la réplica de esa industria y luego México tendrá otro tiempo para presentar elementos adicionales a esa contestación.

“Será muy importante el acompañamiento de la Facultad de Derecho de la Universidad y otros centros de estudios para perfeccionar el litigio y que nuestro país salga avante en esta demanda, que sentaría un precedente muy importante para comenzar a modificar el acceso irrestricto a las armas, e impactar en una baja en el número de homicidios y la violencia en el país”, apuntó.

En la inauguración del seminario, el director de la Facultad, Raúl Contreras Bustamante, dijo que al existir una regulación fuerte en nuestro país sobre el uso y portación de armas, cobra relevancia la iniciativa de la cancillería mexicana que apunta a la prospectiva internacional del combate al flujo de armas ilegales, que en México ha causado estragos.

La comunidad tiene interés en conocer, analizar y colaborar en la labor trascendente de la cancillería, que constituye una acción audaz e innovadora en el servicio público y en la conducción de la política exterior mexicana. El ánimo de participar entre nuestras instituciones tiene el objetivo de contribuir, desde la academia y el servicio exterior, al bienestar de México, expuso.

En la mesa 1 del foro, moderada por el académico universitario Alfonso Muñoz de Cote, el consultor jurídico de la SRE, Alejandro Celorio Alcántara, explicó que en torno al litigio hay otros resultados positivos, como el combate al tráfico ilícito y la inmoralidad de las empresas que se benefician económicamente por la manufactura, distribución y venta de armas, a costa de la muerte, lesiones y sensación de inseguridad que vivimos los mexicanos.

Se obtuvo información pública del número de armas encontradas e incautadas en escenas del crimen en México en los últimos 10 años, y se identificó a las empresas distribuidoras y vendedoras, las cuales tienen sus negocios en Massachusetts, “donde el circuito de apelaciones no es tan conservador y ha mostrado apertura a abordar el tema”. Así, demandamos en la corte federal en ese estado de la Unión Americana, manifestó.

El consultor recalcó que se trata de una demanda civil donde el gobierno mexicano argumenta que ha sufrido daños directos e indirectos por las prácticas comerciales negligentes e ilícitas de diversas empresas, como Barrett.

Las empresas deben saber quiénes compran sus productos, que sus compradores son prestanombres o personas con antecedentes penales, que adquieren varias armas de alto poder en la misma transacción y demás cuestiones que resultan en un señalamiento directo de responsabilidad civil. En este contexto refirió que nunca habían enfrentado el hecho de que un gobierno extranjero las demandara por daño directo e indirecto, apuntó Alejandro Celorio.

A su vez, María de Haas Matamoros, especialista en seguridad nacional,  opinó que la demanda se fundamenta de manera sólida y defiende la dignidad jurídica de México. Se expuso que 70 por ciento de las armas que entran de manera ilegal al país son de origen estadounidense, fabricadas por las empresas demandadas e ingresan por las ciudades fronterizas: San Diego-Tijuana, El Paso-Ciudad Juárez, Laredo-Nuevo Laredo, McAllen-Reynosa y Brownsville-Matamoros.

Los impactos sistémicos por el tráfico de armas que afectan los objetivos nacionales son evidentes: pérdida de vidas humanas, disminución de sectores de la economía, como el turismo, por la inseguridad, o la extorsión que padecen los campesinos para trabajar sus tierras, amenazas de grupos criminales a empresarios o robo de mercancía. “Con un fallo judicial favorable se sentará un precedente y se fomentará el inicio de una nueva época de pacificación en México”, opinó.

Gerardo Gil Valdivia, de la FD, explicó que la demanda, sólidamente sustentada; se desarrolla el concepto de “ceguera voluntaria” que permite a las empresas no dar seguimiento a lo que deberían hacer de acuerdo con la normatividad. Además, los demandados facilitan el tráfico ilícito porque se maximizan sus ventas y ganancias, mencionó.

Marleck Ríos Nava, también de esa entidad académica, dijo que cada año se trafican ilegalmente a nuestro país más de medio millón de armas que se utilizan en actividades ilícitas en contra de la población civil y las fuerzas públicas, con lo cual se genera un daño hasta de 1.5 por ciento del PIB de México, en costos de atención médica, pérdida de turismo, comercio, entre otros rubros.