Si nos atenemos a la forma en que ha resuelto las nominaciones para gobernador de Tabasco, en la que resalta que “destapa” con, por lo menos, tres años de anticipación, el presidente Andrés Manuel López Obrador ya tiene delineado quién competirá por Palacio Nacional y hasta quién contenderá por la Quinta Grijalva en 2024.
En su tierra, por remontarnos a la más reciente designación del abanderado, desde 2015 ya se sabía que Adán Augusto López Hernández estaba perfilado para sustituir al perredista Arturo Núñez Jiménez, quien también llegó a Plaza de Armas por los buenos oficios del originario de Macuspana.
El 26 de abril de 2017 se publicó en esta columna, con el título ‘Los de adelante corren mucho y los de atrás se quedarán’, que: “El partido de López Obrador fue el primero en placear a su hombre, cuando en octubre de 2015 Adán Augusto pidió licencia al Senado para dedicarse a organizar los trabajos del nuevo instituto político, y de inmediato fue nombrado presidente estatal. A partir de ahí nadie ha podido pararlo”.
Para entonces, López Hernández ya tenía el cargo de “promotor de la soberanía nacional en Tabasco”, nombramiento que se les daba a los hombres y mujeres que ya estaban “palomeados” para pelear por una gubernatura.
Ya en el poder el tepetiteco, ahora se les denomina coordinador de delegados federales en los estados.
El 5 de enero de 2017 se ratificó la candidatura de Adán Augusto, cuando López Obrador le declaró a un diario tabasqueño que el ahora secretario de Gobernación era el único “anotado” para buscar la candidatura de su movimiento, según se afirmó aquí el 26 de abril de ese año.
Si se confirma que dentro de tres años a Tabasco, por disposición de las autoridades electorales, le corresponderá nominar a una mujer, ya puede verse trazado el perfil, ya que la terna la componen la senadora Mónica Fernández Balboa, la alcaldesa capitalina Yolanda Osuna Huerta y Rosalinda López Hernández, directora de Administración del temible Sistema de Administración Tributaria (SAT).
No se necesita tener bola de cristal ni meterse en los pensamientos del presidente –y ahora también del encargado de la política interna del país– para identificar a quien representa los intereses del lopezobradorismo en el estado.
Todo está muy claro.
Para la contienda presidencial se sobreentiende que la jefa de Gobierno capitalino, Claudia Sheinbaum, es la interesada en la candidatura que AMLO quiere que lo sustituya.
El tabasqueño ha estado colmando de elogios a la mandataria de la Ciudad de México, con una insistencia que parece indicar que pretende trasladarle su popularidad para que crezca en las encuestas.
Pero el canciller Marcelo Ebrard y el líder del Senado, Ricardo Monreal, parecen no dejarse y cada uno por su lado, o acaso en mancuerna, van a dar la pelea para impedir que Sheinbaum sea la heredera.
Si la lograran bajar de la nube lopezobradorista, ahí está la segunda opción, el plan B o la otra carta del presidente: Adán Augusto.
Los más influyentes analistas del país como Joaquín López Dóriga consideran que el segundo tabasqueño más influyente del gabinete es “el caballo negro” en la tempranera sucesión presidencial.
¿Será posible ver a dos hermanos en campaña en 2024?
Bueno, con los nuevos tiempos de la política morenista ya nada sorprende.
Pero mientras todo eso se queda en el terreno de las conjeturas, lo cierto es que el partido vinotinto va a gobernar por lo menos seis años más en el país y en el estado.
@RodulfoReyes