Morena prácticamente tiene la mayoría de las entidades federativas: Ciudad de México, Veracruz, Puebla, Baja California, Morelos, Veracruz y Tabasco. Y donde ganó en las elecciones de junio pasado: Baja California Sur, Campeche, Colima, Michoacán, Nayarit, Sinaloa, Tlaxcala, Zacatecas, Guerrero, Sonora y repitiendo en Baja California.
Así que para finales de 2021 gobernará más de 58 millones de mexicanos y mexicanas. Números, en entidades y población (más la Presidencia de la República), que firmemente sitúa a Morena como la primera fuerza en política-electoral en el país.
Amén del descalabro sufrido en las elecciones intermedias de junio pasado al no conseguir la mayoría calificada en la Cámara de Diputados, ni siquiera con todo y aliados; ni siquiera mantuvo el número de curules obtenidas en 2018. A ello se sumó la pérdida de posiciones en la Ciudad de México, su bastión.
No obstante, no está nada mal la situación privilegiada de Morena a tan solo siete años de haberse constituido como partido político. Esto en la forma. Porque en el fondo está por probarse como auténtico partido, en vez de una confederación de organizaciones sociales con la concurrencia de sociedad civil, que se le sumó hace tres años.
Había un hartazgo descomunal en contra del PRI debido a la mala conducta de miembros de la cúpula nacional, empezando por el presidente Enrique Peña Nieto. Situación a la cual bonó la corrupción en los gobiernos estatales priistas.
Entonces al Movimiento Regeneración Nacional (Morena) se le sumaron empresarios, científicos, intelectuales, artistas, académicos, universitarios, mucha clase media y sociedad civil en general. Así, en 2018 Andrés Manuel López Obrador y su partido estaban convertidos en un huracán, que se debilitó un poquito en 2021 pero que sigue demoledor.
En ese contexto, la renovación de seis gubernaturas en 2022 y dos en 2023 no deberían ser cosa menor para los partidos políticos de oposición. Porque Morena va con todo por todas. Gobernar casi todas las entidades federativas en 2024, será su fortaleza electoral para la sucesión presidencial y para la nueva integración del Congreso de la Unión.
Ya saben, ejercer el gobierno siempre ha dado margen económico a los partidos políticos; son algo así como fuentes de financiamiento vía partidas secretas y recaudación propia no reportada. Salvo que Morena sea la excepción y no se atreva a pellizcar ni un peso del erario.
Claro, los gobiernos estatales también pueden convertirse en el Talón de Aquiles de Morena porque el ejercicio gubernamental siempre desgasta, máxime cuando la ciudadanía quiere ver cambios en lo inmediato, mejorías, obra pública, atención médica de calidad, etc.
Para 2024 los gobiernos locales de Morena ya traerán cierto desgaste. O caso contrario: Una gran fuerza, que apuntale el triunfo contundente e inobjetable de Morena.
En fin, de ahí que si la oposición quiere ganar la Presidencia de la República o por lo menos la mayoría en el Congreso de la Unión, debería ponerle atención a los gobiernos estatales y a las candidaturas para las elecciones 2022 y 2024. Lo mismo Morena.
Pues para la renovación de las gubernaturas del próximo año, Morena parece estar flaqueando en la concesión a grupos internos y fácticos con demasiados intereses. Incluso, tiene infiltrados priistas y grupos de poder fáctico que vienen empujando candidaturas a punta de encuestas basadas en conocimiento, más no en preferencia electoral; son cosas distintas.
En otros casos, sus candidaturas cien por ciento orgánicas son cuadros demasiado vistos, con exceso de negativos, con un sinfín de compromisos. Y eso, es lo que la ciudadanía no quiere. Y al parecer, ni AMLO.
Como jefe de Morena, López Obrador (dicen) pretende impulsar una nueva generación de políticos (hombres y mujeres) en las gubernaturas.
Ya se verá para las elecciones del próximo año en Aguascalientes, Durango, Tamaulipas, Hidalgo, Quintana Roo y Oaxaca. Y para los comicios 2023 en Estado de México y Coahuila.
CASO OAXACA
Hay entidades federativas donde Morena ganaría la gubernatura con la persona que postule, como Oaxaca, por la presencia de AMLO.
Según la encuesta de octubre de Electoralia, el presidente López Obrador sale con un 57% de aprobación en su desempeño en Oaxaca, una de sus entidades favoritas.
Aunque Morena sale un poquito más abajo, pero por arriba del PRI, partido gobernante en este momento.
Y algo interesante, personas que han venido en primeros sitios como la senadora Susana Harp y el senador Salomón Jara, suben; pero también un personaje con poco tiempo de mencionarse como probable prospecto de Morena, Luis Antonio Ramírez Pineda, actual director general del ISSSTE.
Mientras que personajes como el senador Raúl Bolaños Cacho Cué y el munícipe electo de la capital oaxaqueña, Francisco Martínez Neri, se mantienen y casi empatados.
La decisión parece difícil, pero en realidad no lo está, considerando que la fuerte presencia de AMLO y los beneficios sociales de su gobierno a las comunidades marginadas, harán ganar a la persona que postule Morena sea hombre o mujer.
Eso sí, los negativos de cualquier candidatura, pueden restar.
(La encuesta de octubre de Electoralia circula en redes sociales; y la de septiembre se encuentra en la página de la casa encuestadora https://www.electoralia.com.mx/ ).
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