Comunalidad: vivencia serrana

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La comunalidad es una alternativa para enfrentar a la colonialidad del saber, del poder y del ser, que es la etapa superior de la colonización. Entonces, comunalidad y descolonización tienen que ir juntos para el logro de un nuevo proyecto civilizatorio más justo y libertario.

Es interesante destacar que el concepto de comunalidad no surge en las aulas universitarias o centros de reflexión teóricas, sino en el corazón mismo de las luchas de las comunidades del pueblo del Quinto Sol, lleva el sello de la praxis comunitaria que se nutre de una relación con el universo, la naturaleza, el territorio, la tierra, con el vivir en comunidad, en identidad, con el trabajo, con una manera de ser y de existir, es trascendencia, es totalidad, y es la conservación de una memoria que busca el no olvido.

Los hijos del Quinto Sol, los oaxaqueños, Floriberto Díaz, Jaime Martínez Luna, Palemón Vargas y Joel Aquino, le han otorgado consistencia teórica, han logrado que el concepto pase de la noción a categoría, para la explicación de la realidad del mundo del pueblo del Quinto Sol y a un programa de acción.

La categoría comunalidad es un rompimiento epistemológico con la tradición eurocéntrica de las ciencias sociales formuladas en tierras europeas, a la vez es un programa de acción en contra del genocidio y etnocidio sufrido por los pueblos durante quinientos años, asimismo, es un proyecto de una nueva civilización que busca vincular a la vida, al hombre y a la naturaleza en un ámbito de mutua salvación y protección.

Para ello, se hace menester detener la sobreexplotación de los recursos naturales que trae como acciones el neoliberalismo, entonces, comunalidad quiere decir antineoliberalismo.

De la misma manera se pronuncia por una nueva educación que haga del ser humano un ser universal, por una espiritualidad que libere y no que enajene y por un recobro de la memoria de los saberes de los antepasados que la colonización buscó enterrar. En lo particular, es una defensa de los bosques, la tierra y la cultura de los pueblos.

La comunalidad es una ética práctica de los pueblos, es una forma de entenderse y de entenderlos, es un programa de acción de superación de las relaciones sociales capitalistas para la construcción de una nueva civilización de armonía con el cosmos, el territorio, la naturaleza y la espiritualidad que de ello surja.

La vivencia comunal ayuda a ver al ser humano como ser genérico, ser colectivo, es un desvanecimiento de los egoísmos, es la plena realización del trabajo, del hombre y de la sociedad, no es opresión, dictadura, la administración sobre los hombres es sustituida por la administración de las cosas, es la etapa de la superación del hombre por el hombre.

Han existido experiencias de ello, con Tata Vasco, en Paraguay con los jesuitas y en quinientos años del vivir comunitario de los pueblos. En los pueblos el ser individual se realiza en la vida colectiva, la persona individual no se subsume en lo colectivo sino que es, es una constante fiesta colectiva, la religión enajenante se hizo fiesta popular. Gracias a todo esto se ha resistido a la embestida capitalista durante largos siglos. En síntesis:

Comunalidad tiene que ver con el suelo que se pisa: la tierra, con la gente que pisa ese suelo: el pueblo, con lo que la gente hace: el trabajo, con lo que se obtiene con lo que se hace: la fiesta (Jaime Martínez Luna).

La tierra, el pueblo, trabajo y la fiesta, son los cuatro puntos cardinales de la comunalidad. Casualidad, son los cuatro puntos cardinales del universo.