G20: confrontar la realidad

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En la reunión en Roma del cónclave del G20 se ha puesto especial énfasis en la triple P por people, planet and prosperity (gente, planeta y prosperidad) tres variables consideradas fundamentales para construir el nuevo mundo postpandemia.

A la cita del pasado, 30 y 31 octubre, faltaron la mayor parte de los líderes convocados quienes prefirieron seguir los trabajos por vía telemática aduciendo dos razones: los contagios por el SARS-CoV-2 y sus nuevas variantes, así como la alerta ante un potencial atentado terrorista.

Si para la canciller germana, Angela Merkel, fue el último G20 al que asistió, para su homólogo estadounidense, Joe Biden, se trató del primero y además acudió presencialmente acaso para demostrar liderazgo, aunque la Unión Americana lleva un lustro sin cohesionar a Occidente.

Biden aprovechó su agenda en Italia (29 de octubre) para reunirse en el Vaticano con el Papa Francisco; el actual inquilino de la Casa Blanca es abiertamente católico y en más de una ocasión ha mostrado el rosario de la virgen de Guadalupe que lleva en la mano izquierda –anudado a la altura de su reloj– en honor a su hijo Beau Biden, exfiscal general de Delaware, fallecido por un cáncer en el cerebro en mayo de 2015.

Ambos líderes dialogaron acerca de los estragos socioeconómicos provocados por el golpe en seco de la pandemia en el PIB mundial, la destrucción del empleo y el empobrecimiento de más familias. De acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en 2020 se destruyeron 255 millones de puestos de trabajo a tiempo completo en el mundo y esta situación se ha vivido con mayor intensidad en Brasil, México, Italia y España.

El Banco Mundial asegura que la pobreza global se ha exacerbado con la pandemia luego de varios años de reducciones importantes como parte, primero de los compromisos del Milenio y después, de la Agenda 2030, de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) si bien los datos son demoledores: más de 100 millones de personas a nivel mundial, pero primordialmente en los países en vías de desarrollo, han caído en la pobreza extrema.

Por eso es que salir de la pandemia, en busca de un mejor modelo de desarrollo, ha centrado parte de la discusión en la reunión del G20 con ausencias físicas relevantes como el mandatario ruso, Vladimir Putin y su amigo y aliado, el dignatario chino, Xi Jinping, quienes siguieron las discusiones desde la pantalla de su computadora. Mientras que, en el caso mexicano, la ausencia del presidente Andrés Manuel López Obrador fue cubierta por la presencia del canciller, Marcelo Ebrard.

El Grupo de los Veinte, fundado el 26 de septiembre de 1999, aglutina a 19 países más la Unión Europea (UE) se trata del conglomerado más importante del orbe que en su conjunto son 194 países; los que están dentro del G20 significan el 85% del PIB y el 66% de la población mundial.

 

A COLACIÓN

Básicamente de lo que se habló fue de un necesario consenso para una agenda postpandemia con varios temas de relieve: salud, comercio exterior, medioambiente y energía; inclusión social, reformas de organismos como la Organización Mundial del Comercio (OMC) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) y reparto rápido y equitativo de las vacunas anti COVID para favorecer la recuperación económica de la forma más homogénea posible.

Los países en vías de desarrollo  son los más rezagados hasta el momento y tienen además los pronósticos de crecimiento menos halagüeños; la ONU y la Organización Mundial de la Salud (OMS) siguen presionando a favor de que fluyan los donativos de vacunas.

Su mecanismo Covax  solo ha recibido 330 millones de dosis y su meta es terminar el año repartiendo otro tanto hasta completar 1 mil 100 millones de vacunas pero todo depende de los países más ricos que ya inmunizaron a buena parte de su población (de hecho hasta inoculan una tercera dosis) y empiezan a regalar las dosis sobrantes.

El G20 teme que la salida de la pandemia traiga consigo un ritmo de recuperación económica a distintas velocidades correlacionado, primordialmente, con el avance de la vacunación contra el coronavirus y que ello termine impactando –para mal– en los países más pobres y vulnerables.

Al cierre de octubre, el número de infectados por Covid-19 en el mundo ascendió a 245 millones de personas con un número cercano a los 5 millones de fallecidos.

En cuanto a las dosis administradas, la OMS las cifra en 6 mil 920 millones de viales, aunque solo habría 2 mil 970 millones de personas con la pauta completa anti COVID; eso significa, que el 38% de la población está totalmente inmunizada.

Para los países del G20, la pauta de vacunación promedio es del 63% de su población, el contraste es que las vacunas siguen fluyendo a cuentagotas en varias regiones y en continentes como el africano –el más retrasado en la inmunización– dependen de las dádivas.

@claudialunapale