ROBERTO VIZCAÍNO, 22 de enero de 1993, Excélsior.
Luis H. Álvarez confesó ayer que luego de las conflictivas elecciones presidenciales de julio de 1988, el PAN abandonó la alianza de inconformidad que inició y mantuvo entonces con Cuauhtémoc Cárdenas y Rosario Ibarra de Piedra y se decidió a legitimar y apoyar al gobierno de Carlos Salinas, porque de persistir en la demanda de anular las elecciones y la realización de otros comicios, hubiera significado el rompimiento del orden constitucional y el caos social en México.
A unas cuantas semanas de abandonar la cúpula nacional de su partido, Álvarez aceptó que convino con Manuel Camacho Solís —quien en aquel entonces era el principal negociador político de Salinas—, y con el propio Presidente electo, que el apoyo del PAN se daría a cambio de la promesa de una transición a la democracia, “la cual no se ha dado”.
El controvertido líder nacional panista, acompañado por la secretaria general Cecilia Romero, dijo que muchas de las críticas a su gestión frente al PAN, se originan en desconocimiento de muchos acontecimientos derivados de aquellas elecciones.
En conversación relajada, amigable, con un grupo de reporteros, efectuada luego de la tradicional conferencia semanal que se realiza en el salón de actos de la sede nacional del PAN, Alvarez dio a conocer parte del contenido de sus encuentros con el Presidente Salinas, quien —recordó Alvarez— un día después de haber tomado posesión le pidió tiempo para hacer cambios.
Poco antes había concluido la conferencia de prensa donde varios reporteros lo interrogaron acerca de su futuro, de si había llevado al PAN a extremos como según lo afirman algunos de los propios panistas, de si había acercado en demasía a su partido al gobierno y otras cuestiones en este sentido.
El tema siguió durante la conversación en la que se descartó además como posible candidato panista a la presidencia de la República en la próxima contienda del 94. Luego se volvió al tema inicial: ¿Por qué en 1988 el PAN decidió abandonar su alianza con Cárdenas y Rosario y de hecho legitimar el controvertido ascenso al poder de Salinas de Gortari?
Recordó entonces los hechos. El ámbito en que se desenvolvieron los acontecimientos.
Recuerden ustedes que la alianza fue idea nuestra, propuesta nuestra. Fue en mi despacho donde redactamos el documento que luego firmaron Cárdenas, la señora Rosario Ibarra y Clouthier. Ahí estuvieron ellos en mi despacho” dijo.
Comentaría luego que Cárdenas no quería ir a la alianza que luego trató de aprovechar para proclamarse como vencedor.
“Pero la verdad es que era humanamente imposible saber quién había tenido la mayoría de los votos… es probable que Salinas, es probable. ¡Pero nada más eso!
“Nosotros hicimos luego dos encuestas: una colocaba en primer lugar al PRI y después a nosotros por muy escaso margen y en tercer lugar al PRD, que entonces se llamaba Frente Democrático Nacional. En la otra se ponía en primer lugar a Cárdenas, luego a Clouthier y después a Salinas… lo cierto es que estaba muy cerrada la votación.
“Aquí —señala con vehemencia a sus oficinas en la sede nacional panista—, estuvieron entonces Arnoldo Martínez Verdugo y otros y nos dijeron: “Nosotros tenemos información de que a Clouthier le quitaron un millón y medio de votos en Gobernación”.
“¡Nosotros ya lo sabíamos!… estaban muy niveladas las fuerzas, entonces nosotros no podíamos aceptar que se proclamara Cárdenas. Nosotros dijimos: “¡No!, que se convoque a un nuevo proceso electoral”. Eso fue lo que nosotros sostuvimos… esa era la postura correcta.
—¿Y por qué no se legitimó a Cárdenas? —le insistió.
—Porque no teníamos la seguridad de que él hubiera ganado., ahora, aquí entre nos, en una ocasión nos llegaron elementos de Veracruz y nos informaron de cómo se ayudó a Cárdenas en Baja California, en Michoacán y en Veracruz. El recibió votos producto de la alquimia. ¿Por qué creen ustedes que quitaron a los gobernadores de Baja California, de Michoacán y de otros lados?, ¿Por qué quitaron a La Quina?… porque ayudaron a Cárdenas con votos de burócratas y de petroleros, de ahí se sirvieron. ¿Por qué creen que el amigo de Ceci —y señaló a Cecilia Romero que llegaba en esos momentos a la conversación—, Porfirio (Muñoz Ledo) no quiso que se abrieran los paquetes (en la votación para senador)?
—Oiga Don Luis, ¿por qué no se dijo esto antes? —se le preguntó.
—Si estábamos luchando juntos, ¿por qué ibamos a exhibir a Cárdenas públicamente? —respondió.
—¿Cuál debió entonces ser el camino?
—Que se invalidaran las elecciones…
—¿Y el gobierno qué propuso?
—Adquirió el compromiso de llevar a cabo una transición democrática, cosa que no ha hecho… aunque yo creo que sí tenemos que reconocer que hubo un cambio de actitud inicial, ¿por qué cuantas veces habíamos triunfado siempre se nos desconoció… sobre todo a los del PAN?
—¿Quién hizo el compromiso? ¿Directamente Salinas, De la Madrid o Bartlett… o Camacho? —se le interrogó.
—Camacho era el principal conducto en aquel entonces.
—¿Era un hombre más abierto que ahora?
—Yo creo que sí. Ustedes recordarán que un día antes de la toma de posesión de Salinas hicimos una crítica a la integración de su equipo. Expusimos públicamente nuestras objeciones respecto de cuatro de los miembros del gabinete, concretamente hablamos de (Fernando) Gutiérrez Barrios. de (Manuel) Bartlett, de (Víctor) Cervera y de (Jorge) de la Vega.
“Nosotros dijimos también que al día siguiente (de la toma de posesión presidencial) nos íbamos a ver con Salinas. Ya ahí (en el encuentro anunciado), luego de que hablamos —él llevó al presidente del Senado, al presidente de la Cámara (de diputados) a (Manuel) Camacho Solís, ahí estaban todos ellos. Por nuestra parte fuimos Abel (Vicencio Tovar), Batiz, Diego (Fernández de Cevallos), Carlos Castillo Peraza y no me acuerdo quién más—, ya cuando terminó la reunión formal, el Presidente Salinas me dijo: “Yo quisiera hablar con usted a solas”. Yo le dije: “No tengo inconveniente” y me llevé a Abel. Entonces me preguntó que por qué habíamos hecho ese señalamiento tan directo contra cuatro integrantes del gabinete. Yo le dije: Cómo no, le explico por qué:
“A Gutiérrez Barrios porque viene precedido de una fama de golpeador. Sí, de modales suaves, muy correctos, pero muy duro. Y sin duda su designación tiene dedicatoria”. (Salinas respondería) “Sí, tiene dedicatoria, nada más den tiempo para ver cuál es la misión de este hombre”… y luego vino lo de La Quina y la remoción de los gobernadores.
“¿Y Bartlett?” (preguntó Salinas). “Bueno (le respondió Alvarez), y no es por que yo sea de Chihuahua, pero en Chihuahua sabemos quién es Bartlett, ¡Ahí están los hechos del (fraude electoral en) 86!… ¿Y a este lo pone usted… este es el ejemplo para la niñez, la juventud de México? ¿Bartlett en la Secretaría de Educación?”. (Salinas se defendería supuestamente así) “Lo que no saben ustedes, es que (Carlos) Jonguitud me pidió la cartera y yo necesito ahí alquien capaz de… (y Alvarez hace una señal de cortarse la garganta para subrayar la respuesta del Presidente)”.
El relato sigue y en él el líder nacional del PAN, que ha sido protagonista de excepción de las alianzas al más alto nivel del poder en estos últimos cuatro años, que la misma pregunta la hizo Salinas respecto de De la Vega, a quien los panistas consideran un político y no un técnico agrícola y que por lo tanto iba a manejar mal las cuestiones de la Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos.
Según la versión de Alvarez, Salinas salió al paso de las quejas panistas y dijo:
“Mire, yo nada más le pido que me den tiempo. Yo estoy muy consciente de lo que el país vive. De la necesidad de instrumentar cambios”.
“Así fue (la conversación)… y, bueno, algunas cosas se han conseguido. Yo creo que ustedes estarán de acuerdo que era difícil predecir que se iban a realizar los cambios constitucionales al tercero, al quinto, al veintisiete y al ciento treinta”.
—¿Entonces fue preferible apoyar a Salinas? -le insistió.
—Hablamos siempre de una legitimidad secundaria, en el ejercicio (del poder).
Luego acepta que la situación hubiera sido el caos,
—¿Se negoció directamente con Salinas? — se le repreguntó.
—El reiteradamente me ha dicho: “No tienen ustedes idea de las presiones y de las resistencias a las que me enfrento”… Yo creo que hay presiones y resistencias evidentes, ¡A aaah!, pero no menos evidente es la fuerza del Presidente (de la República) un Presidente que se decide a hacer las cosas, sin duda que las hace!
—¿Entonces es malo para aquel que cede a las presiones? —interrogó el reportero.
—¡Claro!… y se lo hemos dicho a él —concluyó.