Posponer la aprobación de la reforma eléctrica puede tener diversas causas: Desde presiones de Estados Unidos (a cuyo gobierno le disgusta) hasta profundos motivos político-electorales, pasando por la lluvia de críticas sobre la propuesta del Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador.
Incluso, el propio exsecretario de Hacienda y Crédito Público, Carlos Urzúa Macías advirtió que la reforma eléctrica “será el error más grande de todo el sexenio”.
Como sea, el caso es que la decisión hasta ahora de los grupos parlamentarios en la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, es posponerla. Los del PRI pretenden que sea hasta agosto, después de las elecciones locales de junio de 2022; Morena quiere que sea en abril.
En ambos casos argumentan –quizá solo de forma— posponerla para evitar se politice y el debate influya electoralmente. Ah, de cualquier modo va a influir. Incluso, el líder nacional de Morena, Mario Delgado Carrillo, acaba de llamar a la movilización en defensa de la reforma eléctrica. En tanto, la oposición ejerce presión deteniendo el aval.
Podría decirse que Morena aprovecha las posturas en contra de la reforma eléctrica, las toma como bandera electoral, destacando las bondades de la misma para efectos en el ánimo de la ciudadanía para impactar en las seis entidades donde el próximo año renovarán gubernatura: Aguascalientes, Durango, Tamaulipas, Hidalgo, Quintana Roo y Oaxaca.
Morena no pierde el tiempo. Ya dijo que va por las seis gubernaturas 2022.
Pero el PRI, el PAN, el PRD y hasta Movimiento Ciudadano podrían hacer exactamente lo mismo: Tomar los contras de la reforma eléctrica de la “Cuarta Transformación” como bandera de campaña en esas seis entidades. Incluso, empezar campañas mediáticas en ese sentido en entidades donde en 2023 renovarán gubernatura: Estado de México y Coahuila.
Aunque hay gobernadores priistas que no ayudan mucho a una estrategia electoral para que su partido, el Revolucionario Institucional, gane algo de terreno; se han convertido en promotores de las acciones presidenciales, incluida la reforma eléctrica.
Ahí está, por ejemplo, el mandatario de Oaxaca, Alejandro Murat Hinojosa, quien desde un principio se ha pronunciado a favor de discutir la reforma eléctrica como que un poco cargadito hacia la propuesta de AMLO, en cuyo gabinete no le desagradaría participar.
CONCERTACESIÓN
En fin, retomando el tema: La oposición (PRI, PAN, PRD y MC, pero sobre todo el PRI) están en un momento de innovar en la concertacesión política electoral; esa forma de presionar y negociar espacios electorales, pero ahora sin esperar los comicios, sino desde antes.
De hecho, partidos suelen hacer este tipo de arreglitos a nivel municipal y en diputaciones federales y locales: Acuerdan perder en determinado municipio o distrito electoral a cambio del triunfo en otra demarcación electoral, o a cambio de concesiones políticas.
Para las elecciones 2022, Morena quiere llevarse las seis gubernaturas. Pero la oposición puede negociar tres a cambio de aprobar la reforma eléctrica después de los comicios. Aunque les puede salir el tiro por la culata si la reforma en verdad representa una regresión, entonces el costo político-electoral sería altísimo.
MONEDA DE CAMBIO
En fin, ya se sabrá el fondo de posponer la reforma eléctrica, que igual puede ser una salida para aminorar el golpe mediático del rechazo total a la iniciativa presidencial.
Nada más no se trate de una moneda de cambio en relación al caso Emilio Lozoya respecto a cualquier vinculación con el ex Presidente de México, Enrique Peña Nieto. Eso, por el lado del PRI mediante su bancada en la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.
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