- Se sumaron al trabajo 5 millones de personas
- Pero qué podemos decir de la calidad del empleo
El empleo – y justamente pagado – es el síntoma del éxito o el fracaso de una economía. es el síntoma del éxito o el fracaso de una economía.
Si la economía no los crea, y justamente remunerados, es una economía fracasada, fallida.
Pero la economía mexicana sí los está creando, nomás que la remuneración no pareciera justa. No eleva los niveles de vida de los trabajadores. Se nota a leguas, como dicen los campesinos. Cuándo van a poder vivir en paz, con serenidad, sin angustias, si miedo los trabajadores. Y ya no se diga más de los que no tienen que tomar un transporte para ir a su puesto de trabajo porque no tienen trabajo ni expectativas de encontrarlo.
Baja el desempleo, pero la pregunta es ¿el empleo que se ha creado es justamente remunerado? ¿Permite satisfacer todas las necesidades del trabajador y su familia? ¿Pueden los trabajadores ahorrar para una pensión para su vejez? ¿Pueden ir a vacacionar con la familia y todo por lo menos una vez al año, como se acostumbra en las economías avanzadas?
Son interrogantes que, lamentablemente, tienen respuestas insatisfactorias. Y la sociedad mexicana continúa en la sombra del subdesarrollo, de país tercermundista. Soñando que un día podrá aspirar a una vida menos inhumana.
Qué desgraciada es una sociedad que no puede otorgar humano nivel de vida a sus miembros. A todos sus miembros, porque hay un reducidísimo grupo en el que está concentrada la riqueza material. Y no es que la riqueza material sea la medida de la felicidad, pero ayuda a crear medios como los libros, los museos, las ciencias y las artes, el buen teatro, el buen cine y todas las manifestaciones del espíritu.
Efectivamente, durante el trimestre julio-septiembre del año (2021) la Población Económicamente Activa (PEA) del país llegó a 58.3 millones de personas, cifra superior en 4.7 millones respecto del tercer trimestre de un año antes. La PEA representó 59.4% de la población de 15 años y más. INEGI dixit.
En el trimestre mencionado, 55.8 millones de personas se encontraban ocupadas, lo que implicó un incremento de 5 millones de personas frente a las de igual trimestre de 2020, concentrándose esta alza en el comercio con 1.3 millones más de ocupados, en restaurantes y servicios de alojamiento con 938 mil, en servicios profesionales, financieros y corporativos 663 mil, servicios diversos 618 mil y en la industria manufacturera con 490 mil personas más.
Las personas ocupadas en micronegocios aumentaron en 2.7 millones, en los pequeños establecimientos en 793 mil y en los grandes establecimientos en 380 mil.
En el lado oscuro, en el mismo trimestre, la población subocupada se ubicó en 7.2 millones de personas y representó una tasa de 12.9% de la población ocupada, porcentaje inferior al 16.9% del tercer trimestre de 2020.
Para el trimestre mencionado, la población desocupada se situó en 2.5 millones de personas y la tasa de desocupación correspondiente fue de 4.2% de la PEA, tasa menor que la de 5.2% obtenida en igual periodo de un año antes.
Por entidad federativa, reportaron las tasas más altas de informalidad laboral Oaxaca con 80.7%, seguida de Guerrero con 78.2% y Chiapas con 78%; en cambio, Coahuila de Zaragoza con 36%, Baja California Sur 36.7% y Nuevo León con 37.1% registraron las tasas más bajas durante el tercer trimestre de 2021.
Las ciudades con la mayor tasa de subocupación fueron Ciudad del Carmen con 31.5%, Coatzacoalcos 26.5%, Morelia 24.5% y, La Paz y Tlaxcala con 21.7% cada una; por su parte, Tijuana con 3.6%, Durango 4.5% y Cuernavaca con 5% mostraron las tasas más pequeñas en el periodo en cuestión.
En el trimestre julio-septiembre de 2021 la tasa de desocupación se redujo en 0.2 puntos porcentuales frente a la del trimestre inmediato anterior.
Habrá que sugerirles a los estrategas de la 4T que inventen formas imaginativa para que los trabajadores mexicanos salgan ya de la angustia que produce el no disponer de medios para crecer material y espiritualmente, como seres humanos.