Es justo reconocer cuando los morenistas tienen razón. Y Mario Delgado Carrillo la tiene cuando afirma que: “Los partidos de la oposición han decidido abandonar por completo su oportunidad de ser una opción y una alternativa factible para el país y en lugar de eso, se convirtieron en un cúmulo de mentiras, difamación y espectáculo.”
Bueno, Morena no canta mal las rancheras en cuanto a mentir, difamar y dar espectáculos. Más bien han refinado. Pero la oposición por naturaleza y hasta por dignidad debería ser opción. Sin embargo, ni el PRI, ni el PAN, ni el PRD son alternativa factible.
Dan pena ajena. En vez de avanzar van en pleno retroceso.
Estando tan reciente el último sexenio federal del PRI, la cúpula priista se queda en el mero discurso porque el Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, se los trae marcando el paso pisándoles la cola. Algo así como diciéndoles: “Copelan, o cuello”.
Y los pocos gobernadores priistas sin más remedio le hacen caravana al tabasqueño, algunos hasta con el ferviente deseo de ser incluidos en el gabinete federal. Mientras la base del PRI se mira desconcertada. Hay algo de resistencia en la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, pero hasta ahí.
El PAN también se queda en el discurso. Desaprovechó la gran oportunidad de retener la Presidencia de la República; dos sexenios al hilo bastaron para desilusionar a la ciudadanía, aunque los panistas no gobernaron del todo mal, pero algo les falló.
Y la auto evaluación de nada les ha servido. Vaya, tras el sexenio calderonista ¿qué han hecho los panistas en todos estos años para recuperar la Presidencia de la República o por lo menos para ganar la mayoría en el Congreso de la Unión? Nada, solo pelearse.
El PRD tantito peor. Es casi un cascarón detenido con alfileres. La mayoría de sus militantes se mudaron a Morena. Incluso, algunos continúan militando en las filas perredistas pero ayudan a los triunfos morenistas; o sea, se acomodan a conveniencia.
Ninguno de los tres partidos de “oposición” tienen caballada para la sucesión presidencial de 2024; ni siquiera caballada escuálida. Mucho menos un candidato o una candidata natural, con liderazgo y fuerza de huracán.
En los tres partidos siguen las mismas caras rolándose los cargos partidistas y de elección popular. Ah, eso sí dan oportunidad a las nuevas generaciones…pero de descendientes.
Por eso Morena la tiene tan fácil para ganar nuevamente la Presidencia de la República, a menos de que se haga añicos como resultado de la selección interna.
Le duela al PRI, al PAN y al PRD, el presidente nacional de Morena tiene razón cuando dice que: “La oposición mexicana pareciera no saber dónde está y deambula sin rumbo, sin liderazgo y sin un modelo de país. Por tanto, a pesar de sus intentos por crear una alianza opositora, dicha unión solo supone un inminente fracaso.”
Cierto, ni siquiera dan luces de una alianza exitosa para 2024, ni para las elecciones locales de 2022 y 2023. Los tres partidos de oposición quieren llevar la batuta y de los tres no se hace uno. De grandes opciones poco a poco se han ido reduciendo a la nada política.
Mejor Movimiento Ciudadano ha ido avanzando y solo. Pero todavía no le alcanza como para ganar el 2024, a menos de que en breve tiempo se convierta en todo un fenómeno con una buena candidatura ciudadana o surgida de uno de sus gobernadores o alcaldes.
Mientras, la ciudadanía que no comulga con Morena y su idea de “Cuarta Transformación” se encuentra desamparada porque la “oposición” ha sido incapaz de abanderar sus causas.
CRISIS DESDE LO LOCAL
El PRI, el PAN y el PRD traen una tremenda crisis desde el ámbito local. En la mayoría de las entidades federativas se han desentendido de incrementar su membresía, de la estructura distrital y municipal, de la formación de cuadros. Las mismas caras se rolan los cargos partidistas y de elección popular.
Así ¿cómo pretenden reposicionarse para las batallas electorales contra Morena?
CASO OAXACA
Para muestra un botón. Ahí está el caso Oaxaca: Un PRD de puro membrete, que si en las elecciones locales de 2021 obtuvo tres diputaciones, fue gracias al efecto “alianza” con el PRI y el PAN. El Revolucionario Institucional le dio los votos donde ganó por mayoría relativa, y de rebote aquellos que cuentan para la representación proporcional.
El PAN desorganizado, presa de profundos enconos internos. Porque dirigencia y cargos de elección popular han sido acaparados por unas cuantas personas.
Acción Nacional decreció en su votación. El panismo no salió a votar ni en la capital oaxaqueña, que es donde presume de contar con militancia. En cuanto a su único triunfo de mayoría relativa, se registró el mismo efecto “alianza” aunque el panismo del distrito de Ejutla de Crespo aportó algo más de votos, alrededor de siete mil.
Y el PRI abandonado a su suerte, no por la dirigencia estatal, sino por el jefe político del priismo local. El desapego no es un asunto de democracia interna, sino otra cosa.
En 2021, el Revolucionario Institucional no alcanzó ni los 400 mil votos, solo ganó tres diputaciones de mayoría relativa de un total de 25, y alcanzó cinco plurinominales de 17.
En las elecciones federales de ese mismo año, Morena se llevó los diez distritos electorales. Eso sí, el PRI aseguró buenas posiciones plurinominales para cuadros políticos allegados a la cúpula priista.
Y de tristeza. Para la renovación de la gubernatura 2022, ni el PRI, ni el PRD, ni el PAN tienen candidatura competitiva, ni la intención de ir coaligados.
Incluso, el PRI cayó en una especie de simulación presentando a una serie de aspirantes que ni fu, ni fa, cuando el Comité Ejecutivo Nacional ni siquiera ha emitido la convocatoria para el respetivo proceso interno en Oaxaca.
Francisco Ángel Villareal y la diputada federal Eufrosina Cruz Mendoza quiezá tengan la posibilidad de la postulación a la gubernatura por el PRI, él por su buena relación con el magisterio, ella por su trabajo social y en función de género. Más los cuadros que se acumulen cuando salga la convocatoria, entre ellos Eviel Pérez Magaña o Héctor Anuar Mafud.
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