Si para el 25 de diciembre los promotores no juntan los 2 millones 700 mil firmas exigidas por la norma para realizar el proceso de Revocación de Mandato, ahí se acabó todo. Antes de esa fecha, el Instituto Nacional Electoral (INE) revisará la autenticidad de dichas firmas y la legalidad en su recolección para tenerlas como procedentes.
Y ahí viene otro agarrón entre el Morena y el Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, con el INE cuando éste anule determinado número de firmas por inconsistencias como falsificación o uso indebido de datos de ciudadanos, que desemboque en la improcedencia para llevar a cabo dicho proceso porque no se reunió el 3% de firmas.
Imagínese, estallará la bomba. Es más, empieza a encenderse la mecha desde dos mechas:
Una: Porque el INE acaba de dar de baja a 10 promoventes y 600 auxiliares por “entregar registros falsificados donde, en la mayoría de los casos, no se presentaban los documentos originales ni se constataba de manera fehaciente la voluntad ciudadana.”
Dos: Por la propuesta del consejero presidente, Lorenzo Córdova Vianello, de posponer temporalmente la realización del proceso de Revocación de Mandato ante la insuficiencia presupuestal derivada de la reducción del presupuesto al INE aprobada por la Cámara de Diputados.
Esta suspensión, hasta que la Suprema Corte de Justicia de la Nación resuelva si ordena al órgano de gobierno competente dar recursos al INE para cumplir de manera cabal con la organización del proceso de Revocación de Mandato, en caso de que se junten las firmas. O hasta que, sin necesidad de la intervención del máximo tribunal, le den los recursos al Instituto.
Vaya, hay un principio de derecho que reza: “Nadie está obligado a lo imposible”. Y si no hay presupuesto, ¿cómo pretenden se pueda organizar y realizar el proceso de Revocación de Mandato? Ni siquiera se puede usar material reciclado, pues la misma ley exige material con el nombre ex profeso del proceso.
Imagínense por lo pronto la guerra mediática entre Morena y el mandatario nacional con el INE este mismo viernes 17 de diciembre cuando el Consejo General apruebe, en su caso, la propuesta de posponer temporalmente el proceso de Revocación de Mandato.
Igual y no pasa.
Posponerlo no significa no llevarlo a cabo. Llegando el momento, si se juntan las firmas válidas de la fase previa, el INE seguramente cumplirá con realizar dicho proceso aunque para ello tengan que tomar medidas extraordinarias como, por ejemplo:
Sacrificar la dieta de consejeras y consejeros del Consejo General.
Delegar funciones y procedimientos a los Organismos Públicos Electorales (OPL) de las entidades federativas donde en 2022 habrá renovación de gubernatura para que éstos desembolsen todo el dinero necesario en las actividades correspondientes.
Mandar a elaborar las boletas de Revocación de Mandato en un tipo de papel más barato, lo mismo que las urnas, mamparas y toda la documentación y papelería necesaria; dejar sin el apoyo para alimentos a las ciudadanas y ciudadanos que actuarán como funcionarios de casilla, que todo mundo lleve su material sanitario anti Covid-19, etc.
En fin, el INE se las tiene que ingeniar si al final los órganos competentes resuelven no darles ni un peso más para organizar el proceso de Revocación de Mandato.
Primero hay que esperar al 25 de diciembre para saber cuántas firmas se juntaron. Bueno, de juntarse se puede juntar más del porcentaje exigido por la ley, el doble o el triple. El problema es la validez de las firmas: Que sean auténticas, que expresen la voluntad ciudadana.
O sea, no es juntar copias de credenciales de elector y ya, como han venido haciéndolo algunas de las organizaciones autorizadas para la recolección de firmas.
En serio, en Morena y aliados deben tener conciencia de la importancia del ejercicio de participación ciudadana, y que un auto-fraude sería engañarse así mismos.
En fin, para que no estalle la bomba se necesita de la voluntad de Morena, cuyo presidente nacional, Mario Delgado Carrillo, en vez de acusar al INE de pretender suspender un proceso “histórico y democrático”, debería impulsar que el órgano público competente provea al Instituto del financiamiento.
Claro, en caso de que se reúnan los más de 2 millones 700 mil firmas válidas para solicitar el proceso de Revocación de Mandato. Y como Morena es el partido interesado en que se lleva a cao, Mario Delgado también debería revisar que los promotores afines no hagan trampas para evitar inconsistencias.
Si Morena no hace lo necesario para el cumplimiento de la realización de la Revocación de Mandato, entonces es probable que su fin sea otro: Ahorcar al INE para desparecerlo o por lo menos para sacar a los actuales consejeros y consejeras del Consejo General.
¿No habrá otra manera menos cruenta?
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