Los partidos políticos han buscado la equidad en las contiendas electorales estableciendo una serie de normas en las leyes electorales. Sin embargo, siempre buscan cómo darle la vuelta tanto externa como internamente. Es más, internamente prevalece la inequidad.
Veamos algunos ejemplos en el contexto de la propaganda genérica y en relación a los procesos electorales locales 2022 de las seis entidades que renovarán gubernatura.
El caso más evidente en la actualidad es el de Alejandro Moreno Cárdenas, quien usa su diminutivo “Alito” en su vestimenta: Del lado derecho del frente de su camisa o/y en la manga. Y no crean que en letras chiquitas, sino en letras grandes muy vistosas.
¿Por qué será?
Pues seguramente para que todo mundo se aprenda su nombre, lo identifique y lo ubique. Por eso usa su vestimenta personalizada en eventos masivos, no solo con la militancia priista, sino también con la panista y la perredista, aprovechando el grandioso foro de las precampañas electorales.
A eso se le llama una buena estrategia para posicionarse para lo que se ofrezca en el futuro inmediato. Y es harto sabido que “Alito” pretende ser candidato del PRI a la Presidencia de México para las elecciones 2024 o por lo menos abanderado al Senado.
Entonces, su propaganda personalizada tiene tales propósitos, que en otras palabras se traduce en fines electorales. ¿O no? ¿O solamente intenta que la gente se grabe el “Alito” porque le encanta cómo suena su nombre o nada más por hacerse popular?
En caso de llevar fines electorales, representa entonces una circunstancia inequitativa frente a los cuadros internos que también aspiran a la candidatura del PRI a la Presidencia de la República.
Por ejemplo, Alejandro Murat Hinojosa, actual gobernador de Oaxaca; eso si no antes éste acepta alguna invitación que le haga el presidente Andrés Manuel López Obrador para integrarse al Gobierno Federal (morenista) o para irse como cónsul o embajador.
Por lo pronto, siguiendo el ejemplo de “Alito”, Murat Hinojosa apareció en un evento del priismo oaxaqueño vistiendo una chamarra roja con su nombre al frente y en letras grandes: “Alejandro”. Ups, es un nombre demasiado largo y hay muchos Alejandros. Tendrá que buscar una forma de llamarse más pegajosa.
En fin. “Alito” no es el único en el despliegue de la propaganda personalizada, también el presidente del Partido Acción Nacional (PAN), Marko Cortés Mendoza, en los eventos públicos usa vestimenta con su nombre en letras grandes, concretamente en la manga de la camisa.
¿Será que también se promociona para la candidatura panista a la sucesión presidencial 2024? ¿O para senador o diputado federal? ¿O pretende popularidad nada más porque sí?
Una cosa es llevar el distintivo del nombre personal, así como distintivo en pequeño, y otra cosa es personalizar la vestimenta con el nombre en letras grandes, vistosas, porque entonces deja de ser propaganda partidaria para convertirse en promoción personalizada.
¿O no?
El presidente nacional de Morena, Mario Delgado Carrillo, hasta el momento no ha caído en el uso personalizado de su nombre en su vestimenta. Sin embargo, es él quien sale en casi todos los comunicados del partido acompañando su fotografía.
Cuando el Comité Ejecutivo Nacional de Morena lo integran más personas, y todas forman parte de la dirigencia. Por lo menos debería haber más equidad respecto de la secretaria general del partido, Citlalli Hernández Mora.
LOS SPOTS DE PRECAMPAÑAS
¿Han escuchado los spots de los partidos políticos en el contexto de las precampañas? En su mayoría llevan mensajes sobre qué ofrece el partido, o ataques a los adversarios, rematando con frases como la siguiente: “Mensaje dirigido a la militancia”.
Aún cuando quieran distinguir tratarse de mensajes relacionados con las precampañas, en realidad van dirigidos a la población en general. Es una falacia.
REFORMA
Sirva el contexto para que en una próxima reforma a la Ley General de Partidos Políticos se prohíba a las personas que integren las dirigencias partidistas nacional, estatales y municipales, usar propaganda personalizada a efecto de garantizar la equidad interna.
Con el mismo fin, prohibir que los dirigentes de los partidos políticos protagonicen los spots de radio y televisión, con su voz y/o saliendo a cuadro.
Prohibir también que la propaganda de precampaña se confeccione con mensajes generalizados; o de plano eliminar la propaganda de precampaña cuando menos en radio y en televisión.
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