Si algo caracteriza a la cuarta transformación es la corrupción. La Línea 12 del Metro es uno de sus símbolos.
Claudia Sheimbaun fue una de las beneficiarias de la ola obradorista en las elecciones de 2018.
Tres años después la capital del país y el Valle de México dejaron de ser el principal bastión de Morena como premonición de lo que puede ocurrir en las elecciones del 2024.
Pese a que Sheimbaun perdió abrumadoramente, cuenta con el respaldo del presidente Obrador quien pretende imponerla como la candidata presidencial y continuar con el proyecto político de la 4T.
Sheinbaum es una desconocida para la mayoría de los mexicanos. Carece de simpatías y trata de proyectarse mediáticamente. Para ello recurre a la utilización de fondos ilícitos.
Hace poco Morena fue sancionado con una multa de 4 millones de pesos por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación por retener sueldos de trabajadores para financiar a su partido, durante el mandato de Delfina Gómez en Texcoco.
Delfina Gómez lejos de ser removida del cargo de secretaria de Educación prosigue con las viejas prácticas de corrupción con el sindicato de maestros como en los viejos tiempos de La Maestra Elba Esther Gordillo.
Son innumerables los casos de corrupción en los que se han visto envueltos gobernantes de Morena e incluso miembros de la familia presidencial.
Sheinbaum sigue los mismos pasos de Delfina Gómez pero a una escala mucho mayor con el propósito de obtener fondos para su campaña presidencial.
La cloaca destapada por el accidente de la Línea 12 del Metro derivó en la renuncia de la directora de ese sistema de transporte Florencia Serranía. Lejos de abrir un proceso de investigación sobre las corruptelas de Serranía, la jefa de gobierno optó por designar al frente del Metro a Guillermo Calderón Aguilera para tapar el cochinero.
Calderón Aguilera continúa con las prácticas de su antecesora. Por lo menos una decena de proveedores del Sistema de Transporte Colectivo han sido exigidos de entregar un “moche” a cambio de recibir los pagos pendientes desde hace tres años. Un centenar de estos proveedores se vieron forzados a “cooperar” pues de negarse sus compañías podrían desaparecer por la falta de recursos.
Así por los menos los pequeños y medianos proveedores del Metro han “aportado” más de 2 mil 500 millones de pesos para la “causa” de Claudia Sheinbaum.
Con Sheinbaum el presupuesto el presupuesto del gobierno de la ciudad se rige con premios y castigos. Se favorece a proveedores a cambio de “moches” y se castiga a quienes se niegan a sus extorsiones.
Guillermo Calderón Aguilera es la tapadera de la corrupción en el Metro donde opera un grupo de funcionarios al estilo de la mafia. Entre ellos, la ingeniera Alejandra Flores Saldívar, gerente de obras y mantenimiento quien se ha negado a realizar el trámite de pagos en tiempo y forma ante la dirección de finanzas a cargo de Blanca Esthela Martínez. Por la decisión de ambas funcionarias la administración del Metro tendrá que pagar los recargos por los adeudos de ejercicios fiscales anteriores, en este caso desde 2018.
El área de obras y mantenimiento y la dirección de finanzas son parte esencial de la corrupción en el Metro, así consta en documentos en poder de la Contracolumna.
Muchas fuentes de empleo de las empresas castigadas por no acceder a los “moches”, están en riesgo. Claudia Sheinbaum está pasando la “charola” para sus diezmos, su monaguillo ahora es Guillermo Calderón Aguilera.