Lorena Cuéllar y su traición al gober precioso

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Nada más se supo de la detención del exgobernador Mario Marín y cundió el pánico en el cuarto de guerra de Lorena Cuéllar –la polémica candidata de Morena al gobierno de Tlaxcala–.

Durante muchos años la relación de Lorena Cuéllar con el gober precioso estuvo a partir un piñón. Hoy la candidata de Morena reniega de su macabro pasado como si su amistad con el político poblano fueran “pelillos a la mar”.

Marín –por su soberbia y altanería– terminó en los desechos de la política. Lorena Cuéllar finge demencia y cuando lanza la piedra, esconde la mano. Esa es la escuela de Morena donde todos los expriistas se sienten “purificados”, a sabiendas que son peores, aun así renieguen de su oscuro pasado.

Cierto. Nadie derramó ni siquiera una lágrima por Mario Marín del que ahora sus viejos correligionarios como Lorena Cuéllar hacen leña del árbol caído como si fuera un apestado.

El vaso comunicante entre Cuéllar y Marín fue el inefable Víctor Cánovas, un mercenario al igual que la candidata de Morena, quienes son capaces de traicionarse a sí mismos. Su paso por diferentes partidos es una prueba irrefutable de su ambición y de su pragmatismo. Son capaces de estar con Dios y con el diablo.

Todo mundo lo sabe, Víctor Cánovas es uno de los principales operadores de Cuéllar. La “ética” de Cánovas y de Cuéllar se rige bajo el “principio” de “ladrón que roba a ladrón”.

Ese refrán popular es la imagen simbólica de la doctrina política de Lorena Cuéllar.

La candidata de Morena recurre a la manipulación mediática –sobornos de por medio a sus “periodistas” de cabecera– para atizar la leña de la guerra sucia que se ha venido cocinando a fuego lento desde Palacio Nacional con miras a las próximas elecciones.

Hace seis años Cánovas fue expulsado del Instituto Electoral del Estado de Puebla por violar la ley electoral. Su salida se dio de una manera disfrazada bajo el pretexto de una “renuncia”.

En marzo de 2014 se difundió una fotografía donde Cánovas, entonces del PRI, donde aparecía en una reunión de panistas que refrendaron su apoyo a favor del panista Gustavo Madero Muñoz, la cual se realizó en el municipio de Huamantla el 21 de marzo de ese año. Entonces se dio a conocer una grabación de esa reunión donde Cánovas reconoció que recibía “instrucciones” del gobernador Rafael Moreno Valle.

A partir de entonces se consolidó la relación de Cánovas y Lorena Cuéllar. Ambos comenzaron a actuar como auténticos mercenarios.

La señora Cuéllar salió del PRI por la puerta de atrás en 2010 cuando pretendía competir por la candidatura al gobierno estatal, seis años después (2016) contendió como candidata del PRD en alianza con el PT. Ahora, esta última vez se hizo de la candidatura con trampas y falsas encuestas, dividiendo a su nuevo partido de Morena, pero siempre de la mano de Víctor Cánovas.

El inefable Cánovas quien de ser un achichincle de Moreno Valle pasó a convertirse en un “asesor estrella” de un gobernador de Tlaxcala.

En ese sexenio abundaron los escándalos y los excesos de corrupción. En esos años se hizo público el caso del empresario poblano David Taylor Torres, dueño de Painco quien operaba con Cánovas y el padrinazgo de políticos en el poder en Tlaxcala para realizar pingües negocios a costa del erario público.

La presencia de Víctor Cánovas en el equipo de Lorena Cuéllar no es ninguna novedad. Es un especialista en el trabajo sucio de recaudar “fondos” para las campañas de sus clientes. Los recursos privados para las campañas luego son recompensados con dineros públicos. Cánovas les promete a los “inversionistas” ganancias millonarias y de paso asegura fondos para su propio peculio.

Lorena Cuéllar quien por tercera ocasión busca hacerse de la gubernatura de Tlaxcala, está dispuesta a todo.

Para ella son esenciales las tareas de Cánovas quien antes fue operador financiero de los gobernadores Rafael Moreno Valle en Puebla y otros más de Tlaxcala.

Cánovas se ha reunido con más de un centenar de “inversionistas”, muchos de ellos de Puebla para tratar de convencerlos de que “inviertan” en la campaña de Lorena Cuéllar, a quien se refiere como la “futura gobernadora” y quien les asegura “ganancias en los próximos seis años, mediante contratos en obra pública, los mismo en ventas y adquisiciones y otros negocios al amparo del poder.

No muchos confían en las malas maniobras de Canovas quien tiene la plena autorización de Lorena Cuéllar para negociar en su nombre.

El malogrado Ludivino Mora Tejada quien fuera un operador político de los gobernadores Melquiades Morales y Mario Marín, se refería a Víctor Cánovas como un “traidor”, “un hombre peligroso, altamente desleal y nada confiable”.

Dice el refrán que “Dios los cría y ellos se juntan”, Cuéllar y Cánovas, tal para cual.

La captura de Mario Marín ha comenzado a destapar el cochinero de Lorena Cuéllar.

En Puebla el gobernador Miguel Barbosa busca colgarse una medalla con la detención de Marín y busca la oportunidad de cobrar algunas facturas pendientes con Lorena Cuéllar aliada del senador Alejandro Armenta Mier.

Lorena Cuéllar es la promotora de Armenta Mier como “gobernador sustituto” de Barbosa en caso de que éste renuncie por motivos de “salud” o por fallecimiento, dado su grave estado de salud.

Los poblanos Armenta Mier y Tony Gali son aliados de Lorena Cuéllar con quienes tiene comprometidos varios negocios.

Aún ni siquiera comienzan las campañas y Lorena Cuéllar ya está repartiendo los recursos públicos de Tlaxcala como un botín.

Mientras tanto, que el gober preciso se chingue.

Nadie derramó una lágrima por Marín y Cuéllar, como muchos otros de su estirpe hoy reniegan de su relación con el exgobernador poblano.

Bisnes son bisnes, eso lo sabe muy bien Víctor Cánovas, el tenebroso operador financiero de la tlaxcalteca Lorena Cuéllar.