Tres años antes de que la ejecutaran la periodista Lourdes Maldonado recorrió más de tres mil kilómetros para pedir justicia al presidente Obrador.
Maldonado acudió con el personaje y el lugar equivocado.
Todo mundo sabe que Obrador es enemigo acérrimo de la prensa, que su gobierno es el más mortífero para los periodistas.
Como Lourdes Maldonado existen otras 1,478 acogidas por el Mecanismo de Protección para Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas porque su vida se encuentra en riesgo. Lo malo es que el responsable de ese mecanismo es un protector de narcos. Se trata ni más ni menos que del subsecretario de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación, Alejandro Encinas, un viejo militante de la izquierda.
Como muchos, Lourdes confiaba en que se la haría justicia. Se equivocó y terminó pagando con su vida.
Lourdes regresó a Tijuana con un sentimiento de tristeza, con la inquietud del temor de ser asesinada. Sus últimos tres años de vida fueron de angustia. Jaime Bonilla se hizo del poder en Baja California y se refocilaba con las denuncias de Lourdes. Bonilla se sentía impune. Pero la decisión de las autoridades laborales favoreció a la periodista y ordenaron a Bonilla resarcir los pagos pendientes a la denunciante. Esa decisión provocó el encono de Bonilla. Después ocurrió el crimen de la periodista.
Cuando Manuel Buendía fue ejecutado desde el gobierno se propalaron innumerables versiones para desacreditar al prestigiado columnista. Algunos de los sospechosos detrás del crimen de Buendía siguen impunes. Por ejemplo, Manuel Bartlett quien nunca fue investigado ni citado a declarar. Bartlett ahora cuenta con la amistad y protección del presidente Obrador.
Así como ocurrió con Bartlett igual ocurre con Lourdes Maldonado cuyo principal sospechoso es amigo y protegido de Obrador: Jaime Bonilla Valdez.
Lourdes siempre consideró que Bonilla era un tipo peligroso. Lo denunció e hizo público su temor de ser ejecutada. Con ese propósito llegó hasta la “mañanera” para hacerse escuchar por el presidente. Había llegado procedente de Tijuana a la ciudad de México el día anterior y esperó con impaciencia que transcurrieran las horas para trasladarse de su hotel hasta el Palacio Nacional. Los ujieres del vocero oficial le impedían el acceso hasta que por fin la dejaron pasar después de hacerle esperar más de tres horas a las afueras del lugar.
Lourdes vivía modestamente y con dificultades pudo costear el pasaje del avión. Hacia nueve años que su patrón la había despedido sin recibir las mínimas prestaciones establecidas por la legislación laboral. Su historia era una más de los abusos cometidos por Jaime Bonilla Valdez propietario de la empresa Media Sport de México.
Bonilla arrastra desde hace décadas un oscuro pasado.
Una verdadera investigación pondría a descubierto su perfil criminal.
Como muchos otros empresarios de Baja California era amigo del clan de los Arellano Félix. “Mi compadre”, solía jactarse cuando se refería a Ramón Arellano Félix.
Siempre mantuvo una confrontación con Jorge Hank Rhon quien lo despreciaba. El protector de Bonilla fue Xicoténcatl Leyva Mortera, quien como gobernador cargaba siempre una pistola fajada a la cintura.
Fueron tantas las atrocidades cometidas por Leyva Mortera que el presidente Salinas ordenó que lo destituyeran. Salinas cumplía apenas un mes en el poder y ya estaba harto del gobernador. Así en enero de 1989 Jaime Bonilla veía impasible la caída de su protector. Leyva Mortera fue el último priista que ocupó la gubernatura de Baja California. Comenzaba la alternancia y el triunfo del panista Ernesto Ruffo marcó una nueva era.
En esos años Leyva Mortera ayudó a Bonilla a hacerse de varias concesiones de radio y televisión por cable mediante el tráfico de influencias ante la Secretaría de Comunicaciones y Transportes.
Leyva Mortera apoyaba con recursos públicos a Jaime Bonilla para financiar a su equipo de béisbol.
En la temporada 1987-1988, Los Potros de Tijuana se coronaron campeones de la Liga Mexicana del Pacífico. En esa ocasión, Los Potros se enfrentaron con las Águilas de Mexicali ganando la serie 5 a 3. Bonilla sobornó a cada uno de los jugadores de las Águilas con 30 mil pesos, les organizó una fiesta en una casa de citas donde abundaron las mujeres, el alcohol y las drogas. Por ese motivo fue expulsado de por vida del béisbol.
La afición por ese deporte unió a Bonilla con Obrador.
Cuando Obrador viajaba por el país en su obsesión por hacerse del poder, conoció a Bonilla quien puso a su disposición los micrófonos de su estación 1030 AM de radio “La Tremenda” y al igual que los espacios de la plataforma multimedia PSN para su campaña política. A cambio Obrador le entregó a Bonilla una diputación y una senaduría, después le dio en compensación la gubernatura.
El gran mérito (si se le puede llamar así) de Bonilla con Obrador fue presentarle al ex pelotero de los Padres de San Diego, Edgar González. Después de disfrutar de la fama y la gloria y caer en el vicio de las drogas, González se convirtió en un ferviente lector de libros cristianos que combina “la palabra de Dios” con la formación de jugadores y entrenadores de béisbol.
Ya instalado en palacio Nacional Obrador ordenó acondicionar una oficina especial para el beisbolista a un costado del despacho presidencial. Édgar González depende directamente del presidente. Sólo a él le rinde cuentas. Obrador creó La pomposa oficina de Promoción y Desarrollo del Béisbol en México (Probeis) que terminó en el fracaso. Le asignó un presupuesto sexenal de 2 mil 100 millones de pesos para la promoción del béisbol. Finalmente hace unos meses la oficina cerró y el proyecto de promover el béisbol fracasó.
En 2019, cuando Obrador tenía unos cuantos meses de haber asumido el cargo presidencial, Lourdes Maldonado hizo público su temor por amenazas de muerte a propósito de este conflicto laboral con Jaime Bonilla.
“Vengo a pedirle apoyo, ayuda y justicia laboral porque temo por mi vida”.
Lourdes ya no está con nosotros como otro medio centenar de periodistas ejecutados en los últimos tres años.
Jaime Bonilla quien se asume también como empresario de medios de comunicación debe ser sometido a la justicia y castigado.
Pero los planes del presidente Obrador son otros: pretende designarlo como subsecretario de Gobernación.