Todo indica que el putsch contra Ricardo Monreal está en marcha.
Y que la defenestración política-administrativa-electoral viene directamente del presidente Andrés Manuel López Obrador. El ejecutor es el hermano y cómplice políticos del tabasqueño, el secretario de Gobernación Adán Augusto López. Quien además seria el albacea de su insospechado testamento político y caballo negro en esta sucesión presidencial adelantadísima.
En cuanto a Monreal todo está previsto ocurra la tarde de este viernes 28 de enero, previa la reunión parlamentaria de Morena del sábado 29 y domingo 30, que estaría encabezada por un nuevo o nueva coordinación.
El golpe de poder final se daría a través del retiro de la confianza de la mayoría de su fracción como coordinador de la bancada.
Se buscaría evitar así una ruptura en la fracción, pero si la hay, dicen, todo seguirá adelante. Recuerdan que Andrés Manuel López Obrador nunca ha cedido a presiones ni ha rectificado ante consecuencias adversas de sus decisiones, y no lo hará ahora.
Retirarle todo el poder a Monreal, afirman, no tiene regreso. El zacatecano es ya simple y llanamente insoportable para el tabasqueño.
La lógica presidencial es simple: si se le quita la coordinación de la bancada, se cae de la presidencia de la Junta de Coordinación Política y pasa a ser un simple senador más.
Desechado de Palacio desde hace meses, todos dentro y fuera entenderían que luego del golpe final Monreal ya no tendría nada que negociar, concertar. Que sin interlocución con el Presidente, el zacatecano ya sería puente de nada.
El eje de la negociación de reformas e iniciativas, de nombramientos y puntos de acuerdo, de aprobación de dictámenes, pasaría a otro coordinador que tendría la representación y cercanía presidencial.
Habría un reacomodo de pesos y contrapesos en el Pleno, y en toda la administración de la Cámara.
Monreal pasaría a ser un aspirante presidencial sin más respaldo que el de su escaño y aspiración, se afirma.
El putsch lopezobradorista, virtual golpe de estado, obligaría al senador a desvelar finalmente sus redes de apoyo, sus fuentes de financiamiento y sus alianzas en todos los sectores de interés.
Así, a 6 meses de haber sido abierta por el propio presidente Andrés Manuel López Obrador, y a 2 años y medio del día de la elección, se reencauzaría la sucesión presidencial del 2024 en los términos y límites que quiere el tabasqueño.
Soberbio, desdeñoso, durante todo este tiempo AMLO nunca reconoció como un posible sucesor a su antiguo compañero de luchas, y aliado en la construcción del proyecto de la 4T y de Morena.
No importó que Monreal reclamara a inicio de julio pasado de inmediato ser parte de esta sucesión.
El mandatario necesitó casi medio año de posicionamientos mediáticos y de giras por casi todo el país de Monreal advirtiendo que su nombre estaría en las boletas del 2024, para que AMLO decidiera finalmente tratarlo como un problema a resolver.
El viernes 28 de este enero de 2022, y por instrucciones de él, 29 o 30 de 61 senadores de Morena buscarán retirarle a Monreal la coordinación del grupo parlamentario y con ello dejarlo sin sustento para continuar como presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado. Dos posiciones que le garantizan recursos suficientes y una formidable plataforma mediática que lo ha llevado a ser uno de los políticos más conocidos y respetados en el país.
Todo ello, junto con su biografía y capacidad de negociación, ubican a Monreal como el aspirante presidencial con mayores posibilidades de llegar a Palacio Nacional en 2024.
El zacatecano inició su carrera política en 1975 dentro del PRI y durante estos 47 años ha además dirigente y parte del PRD, PT, MC y de Morena para ser 3 veces diputado federal, 3 veces senador, Gobernador de Zacatecas y Jefe delegacional en Cuauhtémoc, CDMX.
Además de haber producido unos 35 libros, es académico en la UNAM y Doctor en Derecho Constitucional por esa misma casa.
Durante los últimos 25 años ha estado al lado de Andrés Manuel López Obrador de quien ha sido su coordinador de campaña.
SE CUMPLEN SUS PROYECCIONES
Metido de lleno en esta sucesión como el único aspirante abierto a la Presidencia, Monreal no sólo le ha exigido a AMLO democratizar el proceso, no usar más las encuestas en la selección de candidatos y dirigentes e ir a consultas ciudadanas como ocurre en los grandes partidos en el mundo.
Desde esta posición, y en una larga entrevista publicada el 2 de noviembre anterior en El País, consideró que al abrir su sucesión casi 3 años antes del día de la elección formal, López Obrador había abierto una “carrera desenfrenada” con consecuencias impredecibles e incontrolables.
Ya entonces preveía su futuro:
“Cualquier aspirante que camine sin el cobijo presidencial a cualquier puesto de elección popular marcha cuesta arriba, pues una opinión del mandatario, una señal o una expresión suyas provoca que la mayor parte de simpatizantes y militantes se orienten por ese tipo de manifestaciones…
“Para quienes no gozamos ni tenemos esta posibilidad de cercanía y de preferencia, el camino resulta complejo y difícil, incluso, para algunos analistas, imposible y hasta suicida; sin embargo, es la historia propia de quienes siempre hemos estado en el plano de la inequidad y la desigualdad frente al poder; quizá sea la cruz que debamos cargar hasta la muerte política…”
En búsqueda de ser aceptado por el Presidente como un aspirante válido a sucederlo, le dijo:
“Si no existen reglas claras, y desde ahora prevalecen los favoritismos, me temo que el desencuentro político será inevitable, lo que afectará la unidad, la esperanza y la continuación de la transición política que iniciamos en 2018 con el presidente López Obrador”.
Está por cumplirse la proyección.
Poco después, el 3 de enero de 2022, en una primera entrega de 3 reflexiones sobre la sucesión, Monreal volvía a la carga al advertirle a AMLO que un proceso tan adelantado como este abriría una “guerra temprana” si no iba acompañada de un debate ordenado y honesto.
Le indicó;
“… la precipitación en la carrera por la sucesión presidencial ha provocado que comience una disputa política inesperada al interior del Gobierno, sus aliados y MORENA, el partido que llevó al presidente al poder en 2018.
“La historia nos muestra que las grandes revoluciones… se interrumpen y colapsan, porque quienes las llevaron a cabo fueron incapaces de sostener principios y renovar democráticamente las dirigencias de sus movimientos”.
Fracasan, le advierte el zacatecano, por “rencillas internas que si bien pudieron dirimirse, generaron confrontaciones insalvables y el colapso institucional del proyecto”.
Hoy, “sin embargo, cada día que pasa surge la evidencia de los desencuentros internos, que lejos de disminuir, aumenta, y pareciera que la historia está por repetirse.
“Por eso, en este punto de nuestra historia sería valioso e ilustrativo repasar acontecimientos del pasado que nos inviten a reflexionar con toda serenidad, para poder precisar o imaginar lo que puede suceder si en el movimiento persisten comportamientos facciosos y autodestructivos”, concluye.
En este contexto al parecer AMLO lleva a Monreal y a Morena a una situación similar a la que en 1987-88 provocó el surgimiento de la Corriente Democrática dentro del PRI y con que el inicio el derrumbe del viejo régimen presidencial creado por Plutarco Elías Calles en 1928.