Una de las secuelas positivas de la necia negativa de Trump y sus secuaces a aceptar la victoria presidencial de Joe Biden es que los habitantes de EU y muchos extranjeros interesados siguieron con atención las minucias del proceso electoral, lo que ha servido como un ejemplar curso de civismo.
El lunes pasado se consumó la certificación del voto de los electores de los 50 estados de la unión más el Distrito de Columbia, donde se ubica la ciudad de Washington, en ceremonias que se siguieron arcanas tradiciones rituales que se remontan a la fundación del país y que casi nadie conocía con antelación.
No ocurrió ninguno de los escenarios catastróficos que muchos temían y los trumpistas ansiaban con furor, que los 4 estados[1] en los que la elección fue más apretada, pero ganó Biden, revirtieran la decisión mayoritaria de los votantes y le dieran la victoria a Trump mediante alquimia electoral fraudulenta.
Días antes, la Suprema Corte rechazó la demanda del procurador de Texas en la que impugnaba el resultado electoral de esos estados con base en que, por la pandemia, habían hecho cambios “ilegales” en sus procesos electorales, lo que ponía en entredicho la validez de sus resultados. Lo asombroso es que 17 otros procuradores estatales y 120 congresistas apoyaran esa locura.
Tal decisión provocó el berrinche de Trump, que pensaba que elegir a la tercera parte de los miembros de la Corte era suficiente para que revirtiera el resultado electoral, con su tonta fijación que los funcionarios y jueces nombrados por él le deben lealtad personal y no a la Constitución que juraron defender.
A pesar de todo lo anterior, lo orates que siguen a Trump sin reservas, continúan negando que la elección haya sido válida y acusan estentóreamente un fraude que no han probado, y que 86 jueces de todos los niveles y a lo largo de toda la geografía de EU han rechazado sus “evidencias.”
Las delirantes sinrazones de estos fanáticos se pueden ilustrar a la perfección con los desvaríos de uno de ellos, originario de Sonora y autoexiliado en Arizona, que tiene la impudicia de escribir lo siguiente:
“El gobierno de los EU… ha sido secuestrado y está siendo utilizado para, traicionando al presidente y, sobre todo, a los 75 millones de americanos que le dieron su voto, operar el fraude más grande de la historia…”
“El presidente ha emergido y ha hablado (sic). Y lo ha hecho con la fuerza que solo la verdad, la justicia, y la razón pueden proporcionar…”
“Esto no es más que la ejecución de un golpe de estado y, definitivamente, no sería el primero que operara esta mafia. El primero fue activado contra el presidente Nixon, organizado y ejecutado por Henry Kissinger. El segundo, operado y ejecutado por la CIA… contra el presidente Kennedy al asesinarlo. Este sería el tercero…”
El autor de tales dislates ignora Trump preside el gobierno, que 81 millones votaron por Biden, que Trump ha mentido 25,000 veces en su gestión, y además cree los complots más grotescos, ¡urge enviarlo al manicomio!
[1] Georgia, Michigan, Pennsylvania y Wisconsin.