En España, además de los estragos provocados por la invasión de Ucrania, también tiene un nodo gordiano porque el sector del transporte –desde el pasado 14 de marzo– convocó una huelga general. Acusa que los altos costos de los energéticos y de las materias primas están ahogando al sector… no le salen las cuentas. No hay rentabilidad.
Los anaqueles de los supermercados lucen vacíos de aceite de girasol, las botellas escasean y los consumidores prácticamente se las arrebatan ante el temor de que el próximo mes no quede ni una más. El 62% de este aceite proviene de Ucrania, pero con la invasión de las tropas rusas, hay una rotura de stocks en la cadena de producción y de venta.
En tres semanas más el efecto de la invasión rusa empezará a sentirse también en la industria de la bollería no solo por falta de aceite de girasol también por el incremento de los cereales, la mayoría producidos por Ucrania que no es solo el granero de Europa, sino también del mundo.
El trigo y el maíz registran subidas superiores al 60 por ciento. El impacto en la industria y en los bolsillos de los consumidores es evidente y el ministro de Agricultura, Luis Planas, negocia comprar maíz en Argentina y pienso para los animales en Brasil.
Hay una grave alteración en todas las cadenas de producción con insumos no solo encarecidos por la guerra también en riesgo de desabasto porque las propias condiciones bélicas están impidiendo que Ucrania cumpla con sus calendarios de producción y de venta.
Todas las harinas son más caras eso también eleva el precio del producto final y encima por la misma invasión, el costo de los energéticos están por las nubes oscilando al calor de los acontecimientos entre Rusia y Ucrania.
En algunas jornadas, el petróleo Brent se ha disparado hasta los 127 dólares por barril, otras cotiza sobre de los 110 dólares por barril y por momentos baja a 99 dólares; y el West Texas que llegó a los 108 dólares por barril a veces desciende a 94.79 dólares por barril.
La energía experimenta una burbuja con una crecida del 80% en su costo en comparación con el año pasado, afectando a productores y a consumidores. Por si fuera poco se ha desatado una huelga general convocada por la Plataforma de Defensa del Sector del Transporte de Mercancías por Carretera desde el pasado 14 de marzo.
A COLACIÓN
Los autónomos y Pymes del sector exigen al gobierno del presidente español, Pedro Sánchez, una serie de medidas para aliviar la carga que resienten: en una semana, el precio de los carburantes ha subido un 20% poniendo a muchos al borde de la quiebra.
En Madrid, las filas para solicitar ayuda social luce otra vez kilométrica, allí está Teresa Martín, una septuagenaria y jubilada, que recibe la cantidad neta de 690 euros al mes.
“Ya soy damnificada con la guerra de Putin y eso que estoy a cientos de kilómetros de distancia del conflicto. Para mí llegar a fin de mes era difícil antes de la pandemia; con la pandemia se complicó y, con la situación en Ucrania no ha hecho más que empeorar. El kilo de plátanos ha pasado de 0.90 centavos de euro a 1.25 y la barra de pan que yo compro es diez céntimos más cara. De la calefacción solo la enciendo en un habitación, tengo un bono energético pero no me da la vida”, me dice.
Como Martín, hay otros diez millones más de españoles en pobreza y con cada subida del Índice de Precios descienden hacia el túnel de la exclusión social y de la marginación. Estos días escaseará le leche, faltarán más frutas y verduras, porque la huelga impide su reposición y las lonjas no tienen pescado.
El presidente Sánchez ha prometido un Plan Nacional de Respuesta al Impacto de la Guerra que será aprobado el próximo 29 de marzo en el Consejo de Ministros en la Moncloa. Entre otros objetivos incluirá una rebaja fiscal que muchos españoles esperan sea dentro del rubro energético en una economía ahogada por las altas tarifas eléctricas que pagan tanto los industriales, autónomos y las personas en sus casas.
Urge que se tomen medidas, mientras el presidente está de gira por Europa atendiendo la guerra en Ucrania, adentro del país hay preocupación porque todas las industrias están afectadas por la falta de insumos.
Sánchez hace unos días protagonizó en el Congreso una escena chusca (entre pitos y risotadas de los grupos de la oposición) al culpar al dictador Vladimir Putin de los actuales problemas de la economía española que fundamentalmente pasan por los altos precios de los energéticos desde el carburante, el diésel, la gasolina, el carbón, el combustóleo y el gas. La inflación de febrero pasado –según el Instituto Nacional de Estadística– registró una variación anual del 7.4% en febrero.
@claudialunapale