El próximo domingo 10 de abril se llevará a cabo la jornada de Revocación de Mandato, muy sui géneris porque lleva dos preguntas en una sola:
“¿Estás de acuerdo en que a Andrés Manuel López Obrador, Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, se le revoque el mandato por pérdida de la confianza o siga en la Presidencia de la República hasta que termine su periodo?”
La primera debería ser la única pregunta porque obedece exactamente a la esencia de la figura jurídica de Revocación de Mandato; la segunda, viene siendo una vertiente forzada por morenistas y aliados que obedece más a una ratificación de mandato.
La simbiosis resultó cuando la discusión legislativa para la aprobación de la normatividad de la materia. La oposición consiguió establecer la primera (“vertiente” de la pregunta) porque el proyecto original venía solamente en el sentido de la ratificación.
Una jornada de Revocación de Mandato en un país donde no existe un levantamiento social exigiendo la salida del presidente López Obrador, quien si bien no tiene a toda la ciudadanía de su lado, sí tiene la simpatía de por lo menos el 50%, según encuestas; sin que se tome como verdad absoluta porque los estudios demoscópicos también suelen fallar o solo son aproximaciones, bases para proyección de estrategias.
Claro, de la ciudadanía con calidad de elector (inscrita en la lista nominal y con credencial para votar con fotografía); caso contrario, de nada le serviría el respaldo del “pueblo” sin el instrumento para hacer efectivo su derecho a votar.
Si AMLO cuenta con la aprobación de la mayoría, ¿para qué ir a una consulta revocatoria o ratificatoria? Parece, como lo comentamos en ocasión anterior, el espejito mágico de López Obrador donde se mire, pregunte y se responda: “Tú eres más popular que Adelita entre la tropa”.
¿Y qué tal que vaya resultando no tener la mayoría? Es difícil porque los programas sociales son mágicos para mantener electorado cautivo; además en las comunidades indígenas aman a Andrés Manuel por el programa de caminos rurales.
Mmm…aunque debido a la falta de presupuesto (no atribuible al Instituto Nacional Electoral –INE–) el número de casillas será diferente al de una elección presidencial. Esto es algo poco entendible, pues cómo es posible que el titular del Poder Ejecutivo Federal interesado en este ejercicio de participación ciudadana, se haya desententido (y hasta opuesto) en procurar más presupuesto para la jornada.
¿O ha sido plan con maña? Para lanzar a los consejeros incómodos del Consejo General del INE, operar la reforma electoral para transformar éste en un órgano totalmente partidizado y controlado por el partido en el poder.
¿O plan con maña para, además, procurar menos casillas y, en consecuencia, menos votantes?
Qué le vaya saliendo “el tiro por la culata.” En política nada es imposible; a veces las sorpresas llegan tan inesperadamente como los fenómenos naturales.
Lo que sí, cuando se tiene confianza absoluta en el “pueblo sabio”, pues no hay necesidad de tanta propaganda (pasando por alto las prohibiciones legales) cuando la mejor consiste en las acciones de gobierno, en la empatía entre gobernante y gobernados, en el respeto al derecho ajeno porque es la paz (como decía Don Benito Juárez).
Y tampoco es necesario echar mano del aparato del Estado. ¿O los funcionarios que han usado recursos públicos (en dinero o en especie) en un contexto de promoción de la jornada revocatoria en su “vertiente” de que “siga” el presidente, lo han hecho sin pedir permiso?
Acciones como esas van en contra de la “fobia” de AMLO a las irregularidades electorales, trampas, mapachería, etc.; siempre públicamente ha expresado su desacuerdo.
En fin.
Si el presidente López Obrador consigue la votación exigida por la ley para continuar en el cargo hasta el 2024, no pasa nada; se queda y punto. De hecho se quedará sin alcanzar los parámetros legales; pero aunque no se alcancen y es mayor el número de votos por la revocación que por la ratificación, AMLO deberá cumplir su promesa de irse.
¿O no lo prometió de ese modo?
Claro, ninguna ley lo obliga. Más bien su obligación constitucional es concluir su periodo como Presidente de la República, salvo que el pueblo “sabio” mande revocarle el cargo.
¿Pero se imaginan el conflicto en el cual entraría el país en un escenario de falta absoluta del Presidente de la República, ya sea porque el próximo 10 de abril el resultado sea revocatorio o porque AMLO cumpla su promesa política de irse ante resultado adverso (aunque no vinculatorio)?
Ups. Ni imaginarlo. Los morenistas y personajes de partidos aliados serían los primeros en entrar en conflcto, como cuando las herencias o las donaciones. Por una parte qué bueno que AMLO procuró un “testamento político”, que suponemos es meramente para Morena.
Porque la Constitución Política dice claramente qué procede cuando hay falta absoluta del Presidente de la República; precisa quién se quedaría en el cargo para concluir el sexenio.
Ah, las consecuencias políticas para el corcholaterío serían diferentes.
Lo verdaderamente delicado serían las repercusiones para nuestro país entre tanta rebatinga por las implicaciones de la Revocación del Mandato.
Lo más seguro es que AMLO se quede, salvo un milagroso tsunami revocatorio. En realidad para López Obrador y para Morena este ejercicio de participación ciudadana tiene otros propósitos; tal vez:
Medir efectivamente sus votos cautivos, que no voto duro, rumbo a la elección presidencial de 2024, y de renovación las cámaras del Congreso de la Unión. Los comicios federales en serán cincurrentes con comicios locales en casi la mayoría de las entidades federativas.
Medir su fuerza para intentar una eventual reelección presidencial
Medir el ánimo morenista, de aliados, y ciudadano en las seis entidades federativas donde habrá elección de gubernaturas en junio próximo.
Entonces, ¿qué hacer? ¿Votar o no votar en la jornada del próximo domingo?
La abstención tendrá dos significados: Que la ciudadanía consiente que AMLO no se vaya, o que de plano no le importan estos ejercicios cuando le preocupa más cómo llevar de comer a su casa, cómo volver a recuperar su trabajo o su empresa, cómo resolver pagar su predial, el agua, la luz, etc.
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