En los últimos días hemos visto una guerra frontal y abierta contra el INE y una jornada cínica de violaciones a la ley. En el Monumento a la Revolución Claudia Sheinbaum criticó duramente a los consejeros del INE porque reciben un salario superior al del presidente.
Dos cosas: AMLO fue el que se auto impuso su remuneración y de ahí espera que todo servidor público gane menos que él incluso violando los contratos laborales para ajustar el salario a la baja; y, por qué Sheinbaum no se ocupó de informar a la población la cifra millonaria por permitir que toda la CDMX, incluyendo el transporte público, esté saturada de propaganda proselitista/electoral a favor de AMLO.
Por otra parte tanto los miembros del gabinete como funcionarios medios han participado de actos fuera de la ley usando recursos y tiempos oficiales en tareas de promoción del voto para este próximo domingo.
Está demostrado incluso el uso de aeronaves de la Guardia Nacional para el transporte de funcionarios argumentando se trata de “giras de trabajo”. Aún así no se entiende cómo AMLO viaja en líneas aéreas comerciales de bajo costo y sus empleados utilicen los vehículos de las Fuerzas Armadas para sus propósitos. Sumando a todo esto, tanto para la inauguración del aeropuerto Felipe Ángeles como para su mitin en el Monumento a la Revolución quedó documentado el descaro de llevar a cientos de acarreados en transportes contratados y, de acuerdo a videograbaciones, entregando dinero en efectivo al pasar lista de presente.
Las políticas de asistencialismo popular a todo lo que da con “aportaciones” (las llamaría AMLO), que no son registradas por el SAT. También se informa que en algunos casos se suspendió intencionalmente el apoyo económico a personas de la tercera edad por algunas semanas para entregar interesantes cantidades acumuladas días antes de la consulta de “revocación”.
En parte por todas estas irregularidades la imagen, confianza y aprobación presidencial ha disminuido. Las últimas valoraciones indican que el 51 por ciento de los encuestados reprueban la gestión de AMLO.
Grupos de la población se siente engañados con el aeropuerto Felipe Ángeles. Crecen los colectivos opositores a la construcción del Tren Maya por la destrucción ecológica y ambiental en el sureste mexicano. El presiente disimula, distrae y evita dar respuesta al conflicto de intereses y riqueza de su hijo José Ramón. La violencia en varias Entidades es excesiva y la tolerancia a grupos de choque como los de Ayotzinapa hacen dudar del Estado de Derecho.
No se quiere dar seguimiento público a las declaraciones del abogado Julio Scherer ni se tomó ninguna determinación drástica ni en el desplome del Metro ni en el castigo a quienes permitieron que una mujer inocente permaneciera en la cárcel aún ante la inexistencia del delito. Incluso en este coctel se considera el ofrecer un avión militar, el presidencial, para fiestas de quinceañeras.
Se percibe que el gobierno y Morena estas desesperados por tener éxito en su amañada encuesta del 10 de abril y evitar un segundo fracaso como ocurrió con el juicio a los expresidentes.
El péndulo oscila peligrosamente entre dos extremos, uno, el de la legalidad obligada y el otro, el de la estafa abierta.
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