La campaña para acusar de traidores a la patria a los diputados que votaron en contra de la reforma eléctrica del presidente Andrés Manuel López Obrador, muestra que sigue viva la polarización entre las distintas fuerzas políticas del país, por lo que ya no tiene razón de ser la función mediadora del secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández.
Cuando asumió la responsabilidad de conducir la política interna del país, el 26 de agosto del año pasado, López Hernández ofreció un diálogo a todos los actores políticos del país. Y de inmediato empezó a buscar a opositores que hasta ese entonces no habían tenido ningún acercamiento con el Gobierno.
No hubo adversario que se quedara sin al menos una llamada del tabasqueño que suplió a la senadora Olga Sánchez Cordero en la oficina de Bucareli.
Pero unos meses después de un arranque de terciopelo que le mereció elogios de los propios antagonistas de su jefe y paisano, el número dos del gabinete federal cambió de actitud y embistió a la oposición, así como a las autoridades electorales.
El punto de quiebre se presentó el 2 de abril pasado en Coahuila, cuando aprovechó una reunión con militantes y dirigentes de Morena para promover la consulta sobre la revocación de mandato a realizarse ocho días después, con un discurso retador y burlón, terminando con su imagen bonachona.
El tabasqueño, que violó la veda electoral que prohibía a funcionarios participar en la promoción de ese ejercicio de participación democrática, retó a que lo castigaran por mandar al diablo al Instituto Nacional Electoral (INE).
Tras ese incidente que le valió que la oposición lo dejara de considerar interlocutor válido del Gobierno de la república, López Hernández se encargó enseguida de operar que los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) validaran, el 7 de abril último, la reforma eléctrica del presidente López Obrador.
A partir de entonces se ha dejado de ver a Adán Augusto en reuniones con actores considerados contrarios al mandatario mexicano. Ahora solo se difunden fotos de él en donde se le ve comprando bocadillos en puestos ambulantes, y se destaca su sencillez en el trato con la gente común y corriente.
Mientras tanto, en Tabasco, de donde es oriundo, se le sigue considerando precandidato presidencial de Morena y allegados suyos se encargan de difundir sus actividades desde una cuenta en redes sociales llamada ‘Todos con Adán Augusto’, en la que recientemente se ha estado compartiendo una pintura con su rostro, con un mensaje que asegura que se trata del próximo presidente de México.
La propaganda no se difunde desde cuentas anónimas, sino que la están compartiendo personajes que trabajan en la llamada Cuarta transformación.
Visto desde su tierra, que también la es del Presidente, el secretario de Gobernación es una de las cartas de Morena para el 2024, junto con la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, y el canciller Marcelo Ebrard.
De hecho, cuando López Obrador dijo, el pasado 4 de abril, que su secretario de Gobierno no era precandidato presidencial, aumentó el activismo en la cuenta ‘Todos con Adán Augusto’, en la que se le promueve como uno de los cuadros del vinotinto más capacitados para suceder al inquilino de Palacio Nacional.
Esto ha provocado que actores políticos como el diputado federal tabasqueño Mario Llergo, representante de Morena ante el INE, realicen cada vez más reuniones en el interior del estado como parte del proselitismo adelantado por la candidatura al gobierno de Tabasco.
Enfrente del legislador, quien dice caminar con la venia del secretario de Gobernación, se ha parado el titular de Fonatur, Javier May Rodríguez, responsable del Tren Maya, a quien se considera el próximo abanderado a la Quinta Grijalva por su cercanía con López Obrador, con quien colabora desde que el de Macuspana renunció al PRI y se sumó al PRD.
@RodulfoReyes