El sistema cambió y no únicamente por la guerra sucia entre políticos, sus trampas y estarás. El país perdió a cinco figuras que habrían trastocados la historia, de eso estoy seguro. Romperé cronologías.
Empezaré por Carlos Castillo Peraza, hombre de convicciones, intelectual y periodista, sarcástico, culto muy culto, que sabía, a su criterio, qué rumbo beneficiaría a Mexico. Respetado entre los panistas, ganador de la medalla Belisario Domínguez, importante ideólogo, pieza estelar en la derecha.
Juan Camilo Mouriño, economista aunque de origen español, joven electo por Felipe Calderón para sucederlo. Presidenciable que falleció junto con José Luis Santiago Vasconcelos en un accidente aéreo impresionante en todos sentidos. No con la fuerza suficiente, discreto, sin incomodar desde Gobernación y de poco impacto mediático. Fue perseguido políticamente por AMLO acusándolo (¿qué cree usted?) de corrupto. Seguramente en su campaña perfilaría cuadros de gobierno sólidos. En la década de los noventas fue secuestrado.
Gilberto Rincón Gallardo, excandidato a la presidencia por el partido Democracia Social, sus posturas reformistas lo invitaban al debate publico, abogado, estandarte de la izquierda pensante, negociados, conocedor de las debilidades del sistema, una de ellas, el abandono a los grupos vulnerables. Firme, decidido, enérgico e impresionantemente honesto.
Luis Donaldo Colosio, otro presidenciable que llegó a candidato. El que rompería las deformaciones de una política de abusos y contrasentidos. Desde la pasarela puso a temblar a muchos: Cordoba Montoya, Camacho Solís, Marcelo Ebrard, Samuel Ruiz. Como pocos dejó ver vulnerable a un monolítico Salinas de Gortari. Poseedor de buena imagen, de una familia mexicana bien integrada por una brillante e inteligente mujer cargada de valores, Diana Laura, y por dos pequeños hijos. Luis hijo que me consta y lo sostengo, desde niño con una brillantez extraordinaria.
Heberto Castillo Martinez, candidato presidencial por el partido Mexicano Socialista, fundador del PMT y del PRD, cargado de compromisos por el diálogo, de una escuela de la izquierda que buscaba principios e integración. Luchador por los procesos pacíficos en conflicto, formal, puntual, caballero. Entendió que debía abrirle espacios a personajes como Cuauhtémoc Cardenas o a Muñoz Ledo aunque no le convencía. Su procedencia priista. Mediador entre el legislativo, Salinas, Camacho y el “subcomandante Marcos”. Congruente y muy disciplinado.
Era un Mexico que los debía, tenia que escuchar. Sus arengas eran serias, profundas y constructivas. Eso si, tiempos de escrúpulos diferentes, de coherencia y de dignidad política.
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