Como previo aviso queda el riesgo que corren los dos polis turísticos más importantes de México: Acapulco y Cancún. Y es que la corrupción y la violencia se han apoderado de estos dos puertos que han perdido brillo y esplendor.
Si en el norte del país hay un triángulo de la droga, es conocido qué que el “corredor” que existe de Acapulco a Cuernavaca, casualmente cruzando por Chilpancingo y Ayotzinapa. Los brazos del crimen organizado se extienden por la costa guerrerense haciendo de la carretera Acapulco-Ixtapa una de las más peligrosas del país. Tecpán de Galeana es una región poblada en donde los narcotraficantes dominan y mandan. Acapulco ha venido a menos.
La inseguridad, los secuestros y tiroteos dejan una mala racha. Incluso la mutilación humana es cotidiana y miembros de personas han sido arrojadas en bolsas en la escalinata de acceso a las oficinas de gobierno.
Pero lo mismo se está reproduciendo en Cancún y la Riviera Maya. En lo que va del año suman 75 homicidios; los asaltos a transeúntes, negocios o instituciones bancarias y balaceras son cada vez más recurrentes.
Las facturas que se cobran entre carteles, la pelea por las plazas y las rutas de la droga proveniente de Sudamérica del puerto hacia Yucatán y de ahí al resto del país multiplican la inseguridad. Hay presencia de cárteles, células y bandas criminales locales, particularmente en los municipios de Benito Juárez, Solidaridad, Othón P. Blanco, Cozumel y Felipe Carrillo Puerto; es decir, casi en la mitad del estado.
Los ubicados son el Cártel del Pacífico y el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), que operan en Cancún y en Chetumal; sus células se movilizan en otros municipios. Playa del Carmen y su atracción turística más reconocida “la quinta avenida” está invadida de narcomenudistas que abiertamente ofrecen su producto a los visitantes, incluso gran parte de los taxistas sirven de “halcones” a los capos.
En Cancún la modalidad es asesinar dentro de instalaciones hoteleras y restaurantes, incluso disparan armas automáticas desde el mar moviéndose en motos acuáticas.
Las descargas de toneladas de droga se realizan en la franja costera. En el tramo que va de Cancún a Tulum se han producido incidentes relacionados con bandas criminales en los que han muerto o resultado heridos visitantes internacionales. Estos dos puntos clave de la economía nacional, Acapulco y Cancún han quedado bajo administraciones morenistas, gobiernos que han debilitado enormemente el impacto de México en el mundo.
Prueba de ello es el menosprecio del propio presidente al descuidar conscientemente la fuerza del Tianguis Turística. Aún bajo los “optimistas” datos de SECTUR nuestro país no alcanza los niveles que mereceríamos.
Es notorio como los extranjeros deciden mejor ir a regiones más seguras y en donde han invertido enormes cantidades en infraestructura y seguridad en el centro y sur del continente. Basta asonarse a Perú, Colombia, Argentina, Chile, Brasil, Panamá o Costa Rica. El aviso está dado, Acapulco y Cancún presentan fisuras evidentes.
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