No sale el trigo, ni el ruso, ni el ucranio. El primero, afectado por las sanciones de Occidente contra Rusia y el segundo, porque los barcos ucranios están varados en los puertos bajo control de las tropas rusas en el Mar de Azov y el Mar Negro.
Sin trigo no hay pan y sin éste, África se ve abocada a una inminente hambruna, según declaraciones de Macky Sall, líder de la Unión Africana y presidente de Senegal. Además preocupado porque ha pasado un trimestre sin que muchos países africanos reciban los cupos de cereales acostumbrados, Sall viajó al puerto de Sochi, en Rusia, para un encuentro personal con el dictador ruso. Ambos hablaron de que ni el trigo, ni ningún otro cereal, debe ser utilizado como un arma de guerra.
Para Putin, las sanciones de Occidente son las culpables de tal desbarajuste y para Ucrania, lo es Rusia que está boicoteando el tránsito de los granos.
Las dos economías venden la mayor cantidad de cereales en el mundo y no lo están haciendo: la ONU indica que, entre 2018 y 2020, nada más Rusia y Ucrania proveyeron el 44% del trigo consumido por África. Han pasado cien días desde la invasión de las tropas rusas a Ucrania y las exportaciones de los países involucrados en el conflicto bélico brillan por su ausencia.
No solo África está inquieta por la inusitada situación también Europa, América y Asia. El Banco Mundial calcula que todo dependerá de la duración de la guerra en Ucrania y de cómo afectará las cadenas de suministros.
El organismo internacional indica que los efectos de la guerra en los mercados energéticos están nublando las perspectivas de crecimiento global. La guerra en Ucrania ha provocado un aumento en los precios de una amplia gama de productos básicos relacionados con la energía.
António Guterres, titular de la ONU, habla de una crisis tridimensional: alimentaria, energética y financiera que terminará arrasando a los países más pobres, a las economías más pobres y a los pobres en todos los países del orbe.
La ONU ha vuelto a poner sobre de la mesa la urgente y perentoria necesidad de llegar a un acuerdo de diálogo y paz entre Ucrania y Rusia; mientras, Jens Stoltenberg, cabeza de la OTAN, reitera incisivamente que “será una guerra larga”.
¿Qué bolsillo podrá aguantar los estragos de una guerra larga con sanciones tan férreas en el tiempo no solo con efectos contra Rusia, sino contra prácticamente, toda la aldea global?
En tres meses de invasión, la inflación a nivel mundial ha subido. El campo ucranio ha sufrido los estragos de la guerra, una parte sin agricultores porque están peleando en el frente repeliendo a las tropas rusas en la región del Donbás; otra, con los silos destruidos por los bombardeos rusos; y una más, con los barcos cargados con los granos pudriéndose en los contenedores porque no pueden salir a navegar. Un auténtico desastre.
A COLACIÓN
Es urgente que dejen salir los granos, asevera Amin Awad, coordinador de Crisis de Naciones Unidas para Ucrania, quien detalló además que no hay fertilizantes ni rusos, ni ucranios, ni tampoco pienso y está generándose una profunda inquietud en muchos países cuyos ganaderos y agricultores se verán imposibilitados de seguir con su labor si continúa esta situación por más tiempo.
Awad explica la dimensión del problema: “Alrededor de 1 mil 500 millones de personas están necesitadas de esos alimentos y de fertilizantes en todo el mundo”.
Los primeros cien días de la invasión se cumplen en primavera. La ONU considera que la prolongación del conflicto y de todos los desequilibrios provocados en las materias primas solo agudizarán un otoño e invierno que serán insoportables para millones de personas abocadas a la miseria, sin alimentos y sin energéticos para calentarse.
En esto momentos, la intención es que salga todo el grano de Ucrania por mar y para ello es necesario coordinar –en tiempos de guerra– que esta operación pueda darse sin que caigan bombas en los cargueros.
Hay un deterioro en el panorama económico mundial. El propio Guterres subraya que una guerra implica pasar hambre y que antes de la invasión a Ucrania, ya había un 60% de las personas desnutridas en el mundo localizadas en territorios de conflicto.
Sin el grano, hay 44 millones de personas en 38 países en niveles de emergencia de hambre y con incrementos en los precios de hasta el 30% para los alimentos básicos en África y Oriente Medio. Las bombas nos están cayendo en nuestros bolsillos… hay preocupación.
@claudialunapale