Recuerden que en 2024 no solo es sucesión presidencial; también se renuevan las cámaras del Congreso de la Unión. Y todo será concurrente con elecciones locales en casi la mitad de entidades federativas para elegir gubernaturas, congresos locales y/o ayuntamientos.
Entonces, los partidos políticos deberán postular candidatos y/o candidatas a la Presidencia de la República, senadorías, diputaciones federales y locales, gubernaturas y concejales. ¡Un mundo de candidaturas a dichos cargos de elección popular!
Quien sabe si previo a ese momento haya prosperado la reforma electoral para reducir el número de legisladores tanto en el orden federal como local, además de concejalías.
Pero ‘mientras sean peras o manzanas’, los partidos políticos deben empezar a organizarse internamente para la selección de candidaturas. Digamos, algo así como afinar la máquina interna para dar la pelea externamente.
Y eso hace ya Morena, al parecer.
Este jueves 16 de junio, su Comité Ejecutivo Nacional (CEN) aprobó la convocatoria para que, durante los siguientes tres meses, se renueven los órganos internos de Morena tanto a nivel estatal como nacional, “a fin de tener un partido unido, organizado y fuerte rumbo al proceso electoral del 2024.”
Y entre todos los pasos a seguir (anunciados vía comunicado), llama la atención el siguiente:
Mediante el órgano competente, Morena “refrendará el método de encuesta para elegir a quienes representen electoralmente al partido.”
La encuesta, dice el partido, “no es solo un método de selección, es el principio de que en Morena las decisiones más importantes las toma la gente, (porque) el pueblo manda.”
Este concepto es bastante utópico.
Lo que sí al plantear refrendar el referido método, Morena reforzará esa especie de ‘candado’ en la selección interna de candidaturas: La encuesta.
Y de antemano anuncia con ello que para el 2024 todas las candidaturas a los cargos de elección popular serán decididas mediante encuesta.
Un claro mensaje para los morenistas que piden otro método: La consulta o elección directa por militantes y simpatizantes de Morena.
Por ejemplo, Ricardo Monreal Ávila, aspirante a la candidatura presidencial.
Y para refrendar el método de encuesta, el 17 y 18 de septiembre Morena llevará a cabo un tercer Congreso Nacional Ordinario donde renovará el Consejo Nacional, y en éste serán actualizados los documentos básicos del partido “para adecuarlos a la realidad de transformación que se vive en el país”.
En ese mismo Congreso, Morena renovará también el CEN, con excepción de la presidencia y la secretaría general, pues su periodo concluye hasta agosto del 2023. O sea, Mario Delgado y Citlalli Hernández seguirán al frente de la dirigencia nacional.
Pues sí, además ambos entregaron ‘buenas cuentas’ al ganar Morena cuatro de las seis gubernaturas en las elecciones locales del pasado cinco de junio; y ganó de manera contundente. No hay argumento como para destituirlos.
Aunque Mario, Citlalli, AMLO y los morenistas en general tampoco deberían estar tan eufóricos, pues si bien los resultados de las últimas elecciones les arrojaron cuatro triunfos, también es cierto que la votación de Morena viene a la baja en comparación a los más de 30 millones de votos conseguidos en el 2018.
Además, en los comicios federales de 2021 ni junto con sus aliados Morena alcanzó la mayoría calificada en la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.
Quizá por lo mismo, dicho partido ha empezado el proceso de renovación de su estructura en todo el territorio nacional.
Anunció que los días 30 y 31 de julio próximo, la militancia morenista realizará asambleas en los 300 distritos electorales federales para elegir congresistas estatales, así como en todas las entidades federativas para definir a las y los integrantes del Congreso Nacional y de los 32 Comités Ejecutivos Estatales de Morena.
Algo así como una ‘purga’ institucional. Y podría decirse que necesaria porque en algunas entidades, los órganos estatutarios padecen cierta división interna, pues aún conservan la praxis del tribalismo perredista considerando que gran parte de la militancia morenista lo fue del PRD.
Independientemente de ello, la renovación de la estructura representa en sí misma otro ‘candado’.
EL RETO
Precisamente el reto de Morena es convertirse en un verdadero partido político. Y la cúpula tan lo sabe que emitió el siguiente mensaje:
“Después de los triunfos electorales del 2021 y 2022 que han consolidado a Morena como la principal fuerza política del país, es momento de que esa fuerza que le ha permitido ganar elecciones se vea reflejada en una vida interna que sea democrática, plural y respetuosa, para que ésta se convierta en el principal activo de Morena.”
“Este proceso de renovación será democrático, transparente e incluyente. Y dejará un partido organizado, unido y fortalecido que, sin importar quien sea la o el candidato, garantice la continuidad de la Cuarta Transformación en el 2024.”
Si va en serio, puede que lo consiga. Pero si solamente es discurso, simulación, Morena correría el riesgo de quebrarse.
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