Se supone que Morena debía procurar la coalición “Juntos Hacemos Historia” tanto para las elecciones federales como para las locales con los partidos cuyos legisladores han estado al pie de cañón respaldado las iniciativas del Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador: PVEM y PT.
Reciprocidad, pues.
Sin embargo, en algunos lugares la coalición ha hecho agua; uno de ellos: Oaxaca, donde en 2021 serán renovados el Congreso Local y 153 ayuntamientos de régimen partidista (los otros 417 se rigen electoralmente por sistemas normativos indígenas).
Oaxaca, entidad que en 2018 aportó más de un millón de votos a la elección presidencial y dos políticos que como quiera que sea han dado la cara por las iniciativas de AMLO a riesgo del reproche en sus representados:
El senador Raúl Bolaños Cué, del PVEM, quien al principio de la Legislatura lideró el Grupo Parlamentario del Verde en la Cámara Alta cuando Manuel Velasco Coello pidió licencia; entonces guió a los correligionarios para respaldar el proyecto presidencial.
(Mmm…parece que fue el periodo cuando por falta de un voto regresaron a la Cámara Baja la minuta de la nueva Reforma Educativa… y ese voto fue el de un morenista, dicen que del senador oaxaqueño Salomón Jara Cruz, quien se salió de la sesión para atender un urgente asunto familiar).
Y el diputado federal Benjamín Robles Montoya, del PT, quien en la Cámara Baja y en Oaxaca ha defendido las políticas de López Obrador. Hasta se dice 100% lopezobradorista.
Claro, en política nada es casualidad sino causalidad. Así que todo político casi siempre tiene algún interés detrás de cada acción, hasta AMLO; si no, como dijo Jesús: “Tire la primera piedra quien esté libre de culpa”.
Para fines políticos se necesitan entre sí. En el Congreso de la Unión Morena ha necesitado de los votos del PT y del Verde, sus aliados legislativos; uno naturalmente desde la exitosa aventura del 2018, y el otro ante la insuficiencia de respaldo en la Cámara Alta, además por la sui géneris amistad entre la familia de Velasco con Andrés Manuel.
En esa lógica, la reciprocidad electoral era de esperarse en 2021.
Sin embargo, ¡zaz!, no se dio en Oaxaca.
Desde el principio, el Consejo Estatal de Morena rechazó coaligarse con el Verde, el cual aguardó hasta el último momento se le moviera el corazón al grupo morenista renuente y también la intervención de la dirigencia nacional para hacer posible la coalición.
Pero por sobre el presidente nacional de Morena, Mario Delgado Carrillo, tal grupo se sentó en su macho y el no, fue no; de plano batearon al Verde en la posibilidad de ir juntos para las elecciones de diputados al Congreso del Estado de Oaxaca.
Con el PT todavía hubo “pláticas” de imposible final feliz porque (según dicen) de pronto se apersonó Sesul Bolaños, dirigente estatal de Morena, y desconoció el avance logrado con Armando Contreras, Francisco Martínez Neri, Luis Alfonso Silva Romo y algunos diputados federales y locales.
Y tras aplazar las pláticas, regresó a la mesa y dijo: “Bueno, va la coalición con el PT, pero solo en dos distritos electorales (de un total de 25)”. Ups.
Los petistas todavía regatearon: “Que sea como en 2018; seis posiciones”. Y los morenos renuentes menos quisieron ceder al PT las posiciones que le hubiesen correspondido al Verde, porque consideran que en Oaxaca Morena tiene la fuerza suficiente para ganar por sí mismo el carro completo.
Sí pero…están algo equivocados: La fuerza, la presencia, es de AMLO; porque Morena como partido político no ha estado a la altura presidencial.
En fin, ahora viene el jaloneo interno y es ahí donde el morenismo oaxaqueño corre el riesgo de desfondarse si acaso el grupo de Sesul Bolaños, que el mismo de Salomón Jara, impone candidaturas; los bateados pueden refugiarse en otros partidos, incluso, apoyar otras opciones sin renunciar a Morena.
Harán un intento de reconciliación: la posibilidad de ir coaligados para las elecciones municipales, o cuando menos en candidaturas comunes.
¿ES EL PACTO?
Es claro que Morena pretende conservar la mayoría en la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión para garantizar el proyecto de nación del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Entonces, puede darse el lujo de soltar uno que otro estado en cuanto a elecciones locales. Por ejemplo, Oaxaca, donde AMLO tiene a su mejor aliado: El gobernador Alejandro Murat Hinojosa.
¡Oaxaca, una de las entidades favoritas de AMLO, la cual visita con tanta frecuencia que en lo que va de su mandato la ha visitado más que sus últimos tres antecesores: El priista Enrique Peña Nieto y los panistas Felipe Calderón Hinojosa y Vicente Fox Quesada!.
Peña no fue tan solidario con el gobernador Alejandro Murat, como Andrés Manuel, por lo menos públicamente. Y los mandatarios panistas se desentendieron bastante de la administración estatal de Gabino Cué Monteagudo.
En fin, entonces puede haber un pacto en el siguiente sentido: Para Morena las 10 diputaciones federales oaxaqueñas, a cambio de por lo menos la mitad de las 25 de mayoría relativa del Congreso Local para el PRI y aliados.
Vaya, AMLO necesita diputaciones federales, y Alejandro necesita entregar buenas cuentas (o cuentas regulares) como jefe político del priismo oaxaqueño.
Por cierto, el PRI-Oaxaca, encabezado por Eduardo Rojas Zavaleta, anotó buen puntaje al conseguir concretar la coalición con el PAN y con el PRD; a ello súmenle los desprendimientos morenistas, aunque quizá éstos se vayan a otros partidos como Fuerza México.
En fin, en política nada es casualidad, sino causalidad.
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