La leyenda urbana dice que se consulta a Estados Unidos sobre la sucesión presidencial en México, suponiendo que desde la Casa Blanca tienen la posibilidad de veto, aunque en su momento Jorge Castañeda prendió sus velas para que el secretario de Estado, un escalón debajo de la Casa Blanca, lo hiciera presidente y para eso trató de hacer méritos, como autorizar campañas de deportación, de drogado de deportados y por supuesto, el comes y te vas, para evitarle a su presidente que tuviera que encontrarse con Fidel Castro.
Suponiendo que así sea, entre los mensajes que AMLO entregó en Washington estaría el de la mecánica, método y procedimiento para elegir candidato de MORENA, en el supuesto de que ese candidato ganará la elección. Pero si se hace el juego de la democracia, nadie puede poner todas esas cartas sobre la mesa.
Lo cierto es que AMLO demostró que no es enemigo de Estados Unidos, que no está peleado con el capital y que su sucesor(a) tampoco tendrá esas fobias.
Si MORENA está reñido con la oligarquía mexicana, le queda claro que ese pleito no debe trasladarse a Estados Unidos y mucho menos dejar comprometido el futuro del país.
Si una parte de la visita consistió en asegurar una sucesión presidencial suave, sin exabruptos, o sea que desde Estados Unidos no se dispare una iniciativa que trate de descarrilarla, la gestión puede considerarse como exitosa, al parecer a Biden le queda claro que en México puede encontrar socios, tal vez con una narrativa nueva, pero no son contrincantes.
Si esta lectura es correcta, entonces quién lleve la bandera de MORENA podrá navegar con tranquilidad sabiendo que los primos del norte respetarán. Eso no debe descartar a la derecha estadounidense, pero a menos que ganen las elecciones de noviembre, no son de preocupar, si ganan, tendremos que revisar este análisis.
@shmil50