Los señalamientos del senador Jaime Bonilla Valdez con relación a los recientes hechos violentos en su entidad, clavan la duda sobre si se trata de pleitos entre cárteles, entre éstos y el Poder Ejecutivo estatal, o entre mafias internas de Morena.
En tribuna y sin titubear dijo:
“Lo que pasó en Baja California tuvo que haber sido un arreglo previo entre los carteles, en lo particular el Cártel Jalisco Nueva Generación, donde le hizo un reclamo a la gobernadora en una manta inmensa, con señalamientos particulares de su nombre y apellido donde le dicen que violó el acuerdo”.
¡Qué grave! ¿Será verdad?
Y que valentía la de Jaime Bonilla para hablar así de su sucesora en la gubernatura de Baja California, Marina del Pilar Ávila Olmeda, y compañera del mismo partido: Morena.
¿O son celos ‘profesionales’? ¿Revancha por palabra comprometida e incumplida? ¿Envidia, porque él duró solo dos años como gobernador por mandato jurisdiccional, y ella fue electa para más años? ¿O Bonilla es muy sincero y dice las cosas con todas sus letras para alertar al presidente Andrés Manuel López Obrador y defender a la “Cuarta Transformación”?
¿Qué ocurre realmente en Baja California? ¿Pleito entre un cártel y la gobernadora? ¿entre cárteles? ¿O entre mafias internas del partido guinda?
Amén de que por sí las personas militantes de Morena (con sus honrosas excepciones) se distinguen por una sinceridad canibalesca, sin importar llegar a los golpes bajos o físicos.
En eso sí son muy diferentes al PRI, donde han defendido a capa y espada a cualquiera de sus militantes acusados de algún delito; los priistas solo se hacen a un lado cuando de plano no hay más remedio o cuando se encuentra de por medio la libertad de la jerarquía.
Retomando el tema: Bonilla abundó en torno a los hechos violentos: “Eso () nunca pasó en mi gobierno, () jamás hubo un incidente como el de ahora que quemaron más de 20 unidades…fue diferente al resto del país, porque ahí no hubo ningún lesionado…”
Y dio otra estocada: “El Fiscal de Baja California, del cual se violó la Constitución para poderlo designar porque no tenía la edad, ha sido señalado muchas veces de tener acuerdos con los cárteles…(Es) ofensivo para la ciudadanía tener un gobierno que a espaldas de lo que le promete al señor presidente hace cosas completamente adversas que no están de acuerdo a la 4T. Entonces lo que pasó en Baja California no fue una casualidad, fue un acto que se coordinó por los cárteles como un reclamo al gobierno de Baja California”.
El senador y exmandatario bajacaliforniano se desahogó en tribuna; una gran catarsis. Claro, habrá opiniones diferentes que consideren que Bonilla dijo la verdad, o que simplemente arrojó harto veneno.
Incluso, previamente a la pregunta de una senadora, Jaime Bonilla habló de inexperiencia en el gobierno de Baja California en alusión a su sucesora, donde el ejercicio corresponde a Morena pero se hace al estilo PAN, según el senador.
Y hasta evidenció a la gobernadora en otros asuntos al señalar que:
“Donde el mismísimo esposo de la gobernadora toma decisiones gubernamentales, al grado de proponer e imponer a los secretarios. En ninguna parte un Fiscal, como el que está en Baja California, sobrevive cuando su secretario particular es detenido en la frontera por contrabando…”
¿En serio? Es como decir que no es Marina del Pilar quien gobierna en Baja California: O es su esposo, o son los cárteles. Al margen de esto, Jaime Bonilla puede ser acusado por la gobernadora por violencia política en razón de género en su contra por parte del senador.
¿EN CUÁNTAS ENTIDADES MÁS?
Entre diciembre y enero próximos, Morena gobernará más de una veintena de entidades federativas. ¿En cuántas más se verán pleitos entre cárteles? ¿Pleitos entre éstos y las personas mandatarias? ¿O pleitos entre las mafias o tribus morenistas de la entidad?
Lo grave es que en cualquiera de los casos se pondría en riesgo la seguridad de la ciudadanía y la paz pública.
Y el único que puede poner remedio a todo es el Presidente de la República: Andrés Manuel López Obrador. Porque ni siquiera entre morenistas aplican la estrategia de “abrazos y no balazos”.
Bueno, hay otro poder que puede poner “hasta aquí’s”: El Legislativo. Pero senadores y diputados andan más preocupados y ocupados por la Reforma Electoral, que por la paz social.
OAXACA
No es nada nuevo el pleito entre el mandatario saliente y el entrante. Lo curioso, raro, extraño, es cuando ambos son del mismo partido político. Uno de los tantos casos es el de Oaxaca: José Murat Casab se confrontó con su antecesor, Diódoro Carrasco Altamirano, y con su sucesor, Ulises Ruiz Ortiz; entonces los tres eran del PRI.
¿Por qué? Ha sido un secreto. Hay ciertas versiones, pero ninguna probada. Lo que sí, cuando hay un pleito, existen intereses de por medio.
El priismo oaxaqueño hasta pidió la expulsión de Diódoro. Y lo peor, en voz se personas que ocuparon cargos públicos de confianza en su gabinete legal. Ante el linchamiento político inexplicable, Diódoro optó por renunciar al PRI y más tarde se fue con el PAN.
A Ulises Ruiz le armaron el movimiento del 2006 aprovechando el conflicto magisterial, y hasta hicieron perder a su candidato a la sucesión en el 2010, cuando ganó Gabino Cué arropado por la coalición PAN-PRD-PT-Convergencia, y en cuyo gabinete figuraron personajes afines a don Pepe.
En Oaxaca actualmente gobierna el priista Alejandro Murat Hinojosa, quien en diciembre próximo entregará la estafeta del Poder Ejecutivo al morenista Salomón Jara Cruz.
Y algo preocupa a la ciudadanía: La división interna de Morena en la entidad oaxaqueña.
A ver qué pasa.
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