Ajustar el presupuesto para beneficio colectivo es más que acertado, necesario. Modificarlo por intereses políticos o conveniencia personal representa un desatino e incluso un crimen.
A razón de combatir una supuesta corrupción no comprobada, AMLO definió llevar a cabo su austeridad republicana convertida al extremo en pobreza franciscana. Para ello justificó el recorte presupuestal en diversas instituciones y programas. Sin embargo parte de este dinero se ha inyectado en sus mega obras.
Seguro estoy que todos pagaremos las consecuencias por la cancelación del Fondo de Desastres Naturales (FONDEN). Entramos a periodo de huracanes, acabamos de registrar un sismo pero ya no hay soporte económico para auxiliar a las víctimas y daños en infraestructura. Pero sumado a esto el daño y los riesgos se incrementan por la eliminación del Fondo de Prevención de Desastres Naturales (Fopreden).
En gobiernos anteriores México era reconocido por su rápida respuesta ante desastres y tragedias, incluso de ser necesario el auxilio llegaba a naciones hermanas que solicitaban socorro ante eventualidades catastróficas.
Históricamente Japón ha sido generosamente agradecida por el auxilio prestado por México y por ello se instaló en el sur de la CDMX el Centro Nacional de Prevención de Desastres (CENAPRED). Aún cuando nuestro país está expuesto a fenómenos naturales de consideración por lo extenso del territorio y cubrir con nuestras fronteras los cuatro puntos cardinales incluyendo dos océanos, cadenas volcánicas (el 80% de la actividad de este tipo en el mundo se da en nuestro territorio) y placas tectónicas activas, el potencial de respuesta se ha reducido notablemente.
La CDMX por su subsuelo, densidad poblacional y localización geográfica es una metrópolis de altísimo riesgo. Según estudiosos incluso aseguran sufre un hundimiento promedio anual de 50 centímetros. El financiamiento para la reconstrucción está detenido.
Pero más allá, en México estamos expuestos a una nutrida variedad de problemas de carácter geológico e hidrometeorológico como deslaves ,erupciones volcánicas, maremotos, huracanes, incendios forestales, inundaciones, sismos y sequías, entre otros.
Para darnos una idea en menos de 40 años cerca de 60 millones de personas se han visto afectadas por desastres naturales en nuestro país es decir, estamos clasificados como una de las 30 naciones en el planeta con los más altos riesgos y hay que decirlo claramente, estamos vulnerables, digamos indefensos, pero la prioridad gubernamental es inyectar recursos y apoyos a un tren turístico que por cierto habrá de transitar por una de las zonas más golpeadas por los huracanes.
Este 19 de septiembre sobrevivimos a un terremoto más, ocurrente en esas fechas en gran parte del centro del país.
En estos eventos hoy sólo destaca la cultura de protección civil que nos invita a buscar sitios seguros ante la alerta sísmica y brindar apoyo emocional a quienes sufren crisis nerviosas por el evento, por lo demás únicamente vemos en fotografías publicadas en redes sociales al presidente del país llamando a gobernadores para conocer la situación resultante luego de la sacudida, por lo demás prevalece el abandono institucional y la carencia económica.
Conductor del programa VaEnSerio mexiquensetv canal 34.2 izzi 135 y mexiquense radio
@cramospadilla