Antes de fraguar alguna coalición electoral para próximos comicios locales y federales, los partidos Revolucionario Institucional (PRI), Acción Nacional (PAN) y de la Revolución Democrática (PRD) necesitan realizar al menos siete acciones fundamentales para conseguir condiciones de competitividad:
Una: Restructurarse.
Dos: Organizarse internamente.
Tres: Darle su lugar a la militancia.
Cuatro: Acercarse a la ciudadanía.
Cinco: Volver la atención a las causas sociales.
Seis: Atraer a la clase media.
Siete: Darle la mano al sector productivo.
Mismas acciones deben emprender antes de empezar a placear a sus respectivas “corcholatas” para la candidatura de cada partido político a la Presidencia de la República para las elecciones 2024, ya sea que determinen continuar juntos en la coalición electoral “Va por México”, que decidan aliarse solamente dos (PAN y PRD), o que resuelvan competir por separado.
Así como antes de empezar a placear a sus correspondientes prospectos a las candidaturas a senadores, diputaciones federales y locales, presidencias municipales, alcaldías, y gubernaturas. Recuerden que en 2024 habrá elecciones concurrentes con comicios locales en alrededor de 30 entidades federativas, de las cuales ocho renovarán titular del Ejecutivo.
Ah, y previamente, en 2023 habrá elecciones de gubernatura en el Estado de México y en Coahuila, cuyo respectivo proceso electoral iniciará en breve. Y los tres partidos andan en el destape del “corcholaterío” local sin atender las acciones fundamentales. Es más, traen una fiebre incontrolable por la sucesión presidencial.
Pero no se pueden ganar elecciones (locales o federales) sin estructura, sin organización interna y sin arropar a la militancia; ni alejados de la ciudadanía, de las causas sociales, de la clase media y del sector productivo.
Lo anterior viene a colación porque el PRI, en voz de su presidente nacional Alejandro Moreno Cárdenas (“Alito”), hace unos días informó que el 17 y 18 del mes en curso el partido llevará a cabo los “Diálogos por México” con liderazgos priistas. Y no hace mucho realizó sesiones de sus órganos deliberativos para reformas estatutarias.
Y el PAN acaba de concluir su “Gira de Consulta 2022” en las 32 entidades federativas, rumbo a la Reforma de Estatutos y la actualización del Programa de Acción Política; además empezó los foros regionales “Cambiemos a México” con la intención de “establecer un mayor vínculo con la ciudadanía, sus demandas, necesidades exigencias y urgencias.”
Tales acciones de cierto modo tienen que ver sobre todo con aspectos de reestructuración y organización interna, y en algo con relación al acercamiento con la militancia y con la ciudadanía. No obstante cabe preguntar: ¿Es suficiente?
Porque más bien parecen eventos planeados solo para escuchar propuestas cuando en el PRI como en el PAN los liderazgos saben perfectamente qué han dejado de hacer estos partidos en toda la geografía electoral del país y conocen las causas de las derrotas electivas.
Y el PRD ni se diga.
El PRI, el PAN y el PRD ¿quieren ganar la Presidencia de la República? Sí. Lo mismo que la mayoría en las Cámaras del Congreso de la Unión y en Congresos Locales, así como llevarse la victoria en los demás cargos de elección popular.
Pues entonces necesitan trabajar los 365 días del año, empezando por darle su lugar a la militancia de base (no solamente cupular), incrementando su membresía como partidos políticos, y convenciendo a la ciudadanía que representan la opción (coaligados o separados) frente a Morena, que es el partido a vencer.
Y ello se consigue con trabajo social y electoral como partidos políticos, con buenos ejercicios de gobierno en las entidades federativas, municipios y alcaldías donde todavía están en el poder; y con acciones legislativas en beneficio de la ciudadanía. Por cierto, son pocas las personas legisladoras que regresan a su demarcación electoral para atender a sus representados.
El PRI, el PAN y el PRD, no van a ganar elecciones, ni juntos ni separados, haciendo trabajo únicamente en época electoral, menos con reuniones cupulares de donde emanan acuerdos para favorecer intereses de “liderazgos”.
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