La coalición “Va por México” ya valió. Por lo menos legislativamente. Se ve en el emblemático caso de incumplimiento del pacto que habían hecho los líderes de los partidos Revolucionario Institucional (PRI), Acción Nacional (PAN) y de la Revolución Democrática (PRD); Alejandro Moreno (“Alito”), Marko Cortés y Jesús Zambrano, respectivamente.
La coalición legislativa empezó hacer agua cuando la entonces diputada Yolanda de la Torre presentó la iniciativa para ampliar la permanencia hasta el 2028 de las Fuerzas Armadas en tareas de seguridad pública. Iniciativa que no retiró la bancada del PRI liderada por Rubén Moreira como pidieron el PAN y el PRD; por el contrario, la respaldó con el beneplácito de Morena cuya bancada gustosa abrazó la propuesta de la priista.
Así, podría decirse, reventó la agenda legislativa de la Alianza en la Cámara de Diputados, lo mismo que la moratoria pactada entre los grupos parlamentarios de los partidos aliados.
Los líderes nacionales panista y perredista todavía abrigaban la esperanza de que el Grupo parlamentario del PRI en el Senado de la República rechazara en conjunto el dictamen sobre dicha iniciativa. Sin embargo, nueve senadores priistas lo avalaron. Además, oh, sorpresa, dos legisladores del PRD también, a pesar de la postura contraria de Zambrano.
En ese contexto, cabe preguntar si los tres partidos podrían retomar la alianza legislativa con relación a la reforma electoral. Difícilmente.
Aunque Moreno Cárdenas –tras el voto favorable de la bancada priista en la Cámara de Diputados en torno a las Fuerzas Armadas—aseguró que la reforma electoral que impulsa el gobierno federal como iniciativa para la concentración del poder, “no va a pasar” y “no tendrá el voto del tricolor”.
Porque el PRI, según él, “nunca apoyará una iniciativa que lastime a las instituciones y debilite el régimen democrático mexicano”. Y que la posición de este partido es “de total respaldo” a la autonomía del Instituto Nacional Electoral (INE) y del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF).
Pero Morena tiene el control sobre la bancada priista en la Cámara de Diputados ‘gracias’ a los escándalos en los que se ha visto envuelto “Alito”, cuya impunidad, está visto, es prioridad para los tricolores. Amén de que momentáneamente pueden conseguir más respaldando las propuestas del partido en el poder presidencial, que oponiéndose.
¿O no es así?
Y si ello ocurre, entonces también ya hizo agua la coalición electoral “Va por México” entre el PRI, el PAN y el PRD primero para las elecciones 2023 de gubernatura de Coahuila y del Estado de México, entidades gobernadas actualmente por el Revolucionario Institucional.
Luego para los comicios federales de 2024 para la renovación de la Presidencia de la República y las cámaras del Congreso de la Unión; que serán concurrentes con elecciones locales en 30 entidades federativas, de las cuales en ocho renovarán gubernatura.
No obstante del incumplimiento del PRI de “Alito” a los acuerdos con el PAN y el PRD, Moreno Cárdenas considera que impulsar la alianza “Va por México” es “pensar en México” y en los gobiernos de coalición.
¿En serio? ¿Qué no es pensar en intereses de grupos, élites, dinastías?
Pero suponiendo que sea “pensar en México”, ¿él ‘piensa’ en ese sentido?
En lo que sí puede tener razón “Alito” es en que panistas, perredistas y priistas conforman una fuerza que ha sido “competitiva”, aunque quien sabe si exitosa, pues el éxito de la misma es un fenómeno multifactorial que de entrada implica factores como estructura, base social, acercamiento con la ciudadanía y candidaturas naturales, regionales, no cupulares.
Moreno Cárdenas también tiene razón cuando dice que el gobierno federal “quiere romper” tal alianza porque es competitiva. Ajá. Pero el mismo “Alito” se pone de pechito para este propósito. Entonces, no culpen a Morena ni al presidente Andrés Manuel López Obrador, que no podrían romper, ni corromper a los aliados si éstos no dieran motivos.
Seguramente en descargo, y en una actitud como Poncio Pilatos, Moreno Cárdenas dijo que la coalición “Va por México” no puede ser “una camisa de fuerza”.
¿Para quién? ¿O para qué partido?
Y puntualizó: “…es natural que no coincidamos en el cien por ciento, (pero) esto no quiere decir que (la coalición) esté fragmentada”.
Cierto, como él dice, es imposible la coincidencia plena. Sin embargo, los acuerdos deben cumplirse, y el PRI incumplió con el PAN y el PRD en las acciones legislativas. Lastimó y abandonó a ambos aliados. Entonces, ¿no está fragmentada?
En fin, como en política nada está escrito, a ver qué pasa con la suerte, el destino y el futuro de la dichosa alianza.
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