Finalmente pasó lo que tanto se temía: que un misil que está por determinarse si es ruso cayese en territorio OTAN y matase a personas. Y ha sucedido mientras a miles de kilómetros en Bali, Indonesia, 17 jefes de Estado y jefes de gobierno miembros del G20 cenaban bajo la luz de las velas y una música animada.
Con ellos están sus ministros de Exteriores, algunos hasta se llevaron a sus respectivos ministros de Defensa; y están, además, más de 3 mil 300 delegados y empresarios de 65 países.
La noticia los ha tomado casi para irse a dormir, después de un día de trabajos de la reunión anual del G20, del 15 y 16 de noviembre, con el encuentro entre el presidente estadounidense, Joe Biden y su homólogo chino, Xi Jinping, como tentempié. Todos al unísono han coreado por la paz y rechazado cualquier amago nuclear, la declaración de intenciones incluye varios puntos en que todos los miembros del club multilateral prácticamente presionan al dictador ruso, Vladimir Putin, para que busque el fin de la guerra en una mesa de diálogo para la paz.
Una, que el propio mandatario ucranio, Volodímir Zelenski, barrunta que no podría llevarse a cabo sin el aval y la garantía de Estados Unidos y de China, en el papel.
El lunes, tras la reunión de Biden y Jinping, y la retirada el fin de semana de las tropas rusas de Jersón, sucedió cierto hálito de esperanza para llevar la guerra hacia la negociación.
Pero Putin es Putin y el sátrapa no tiene una salida digna de esta invasión que él mismo propicio. No hay una sola rendija y el acertijo sigue siendo, ¿cómo demonios terminará esta atrocidad? Y más con el general invierno ya por caer encima en Europa.
Da escalofríos lo acontecido: mientras en Bali cenan frugalmente Biden, Jinping, Ursula von der Leyen, Charles Michel, Emmanuel Macron y muchos otros líderes cuyos países están en la OTAN, en la localidad polaca de Przewodow, en la región de Lublin, no se sabe si uno o dos misiles han caído en una granja y han matado a dos personas. Dos personas muertas en Polonia territorio de la OTAN, el que Biden juró que defenderá de Rusia desde el primer centímetro, nada menos el Artículo 5 de la Alianza Trasatlántica.
Las autoridades polacas han reaccionado convocando a una reunión urgente de la Comisión del Consejo de Ministros para Asuntos de Seguridad Nacional. Hasta la localidad polaca donde se registraron las explosiones y fallecidos, muy cerca de la frontera con Ucrania, han sido desplazados los peritos correspondientes para tomar pruebas y determinar lo sucedido. De confirmarse que es uno o dos misiles los responsables habrá que tener las pruebas para dilucidar qué país es el responsable de dichos artefactos: si Rusia o Ucrania.
Por supuesto, habrá que probar si es un ataque deliberado contra Polonia o bien un error de cálculo de uno o dos misiles. En España, las fuentes de inteligencia militar consultadas están pidiendo mucha precaución ante la desinformación. Sugieren ser cautos hasta aguardar a todas las pruebas y el deslinde de responsabilidades.
A COLACIÓN
La gente en Europa ha contenido el aliento con un hueco en el estómago ante el temor de que esto sea un ataque deliberado y preparado por el Kremlin usando como cebo, la retirada voluntaria y repentina de las tropas rusas de Jersón (territorio que Putin ordenó poner dentro de la Constitución rusa y dijo que defendería como suyo) y bajo la tesitura de un grupo de líderes a cientos de kilómetros de sus respectivos países.
Ha intranquilizado el terrible ataque ordenado por Putin en Ucrania: sus tropas han lanzado cien misiles contra 14 puntos de la nación ucrania destruyendo fundamentalmente infraestructura energética y eléctrica. Se ha vuelto a bombardear a Kiev.
Las próximas horas serán cruciales para dilucidar si en verdad son misiles rusos; a quién interesa que el conflicto escale cuando Estados Unidos, China y Ucrania han abierto una ventana para una mesa de negociación y de paz. ¿Uno o dos misiles perdidos o con efecto calculado?¿Quiere Putin negociar o dentro de su círculo lo están traicionando ya porque consideran que debería ser más duro en sus ataques y con ello orillan a que Rusia muestre mayor músculo? ¿Quién realmente quiere que siga la guerra y quién quiere negociar la paz?
Jens Stoltenberg, cabeza de la OTAN, ha sido muy prudente en su cuenta de Twitter, comenzando por las horas que demoró en aclarar su postura al respecto de lo sucedido: “Hablé con el presidente Duda @prezydentpl sobre la explosión en #Polonia. Ofrecí mis condolencias por la pérdida de vidas. #NATO está monitoreando la situación y los Aliados están consultando de cerca. Importante que se establezcan todos los hechos”.
Por lo pronto, Polonia ha ordenado que sus tropas estén alertas, reforzará sus fronteras con más efectivos militares y activará el Artículo 4 de la Alianza Trasatlántica para llevar a cabo una serie de consultas con sus aliados; no implica que responderá, ni un paso inminente al Artículo 5 de la defensa común.
Desde Rusia, el Ministerio de Defensa, niega que sean sus misiles y cualquier implicación y condena “el acto de provocación deliberada”. Sin duda, las próximas horas serán cruciales para saber si las bombas han sido un error de cálculo o bien, otro Pearl Harbor, esta vez no en fin de semana, sino aprovechando el distractor de la Cumbre del G20.
@claudialunapale