Perdiendo el control

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El presidente ya perdió el control en varios sentidos: ya no maneja la agenda nacional, ya comprobó el músculo social, tiene que rescatar cotidianamente a su incondicional Sheinbaum, observa cómo Ebrard va por la libre, Layda Sansores pierde terreno en un conflicto innecesario con Ricardo Monreal… desde que Loret destapó las irregularidades de su hijo José Ramon hasta la publicación del libro “El Rey del Cash”.

López Obrador perdió el rumbo, mostró su ánimo de venganza y se volvió contestatario a su manera, es decir, desvía la atención, pero no se ha atrevido a desmentir o comprobar que lo dicho y escrito sobre él, su familia y colaboradores no es auténtico. “No tienen pruebas” es su mayor argumento. Su encono ha crecido desmesuradamente al grado de ya medir su fuerza a través de marchas publicas eso sí, señal que el pueblo es el que le pide que marchen para apoyarlo en su informe de gobierno.

No ha demostrado intención de escuchar y de aceptar, por el contrario, reta a la mala y el caso último más evidente es su Reforma Electoral, sino pasa por el apoyo mayoritario de la ciudadanía conserva un plan “b” para imponerla.

Sabe y siente que se está que ando solo. Elena Chávez dejó en claro en su libro “El Rey del Cash” de qué manera se han instrumentado los manejos del dinero que en principio tuvieron exhibición con René Bejarano y más recientemente con Eva Cadena y su hermano Pío. Aun así, el presiente señala que son “aportaciones” asumiendo que violan la ley y evaden al fisco.

La información acerca de los ilícitos que se han cometido en el sexenio empezará a caer como cascada dado que muchos actos y eventos ya no se pueden ocultar. Los terrenos políticos del presidente están fangosos y sus espacios para la negociación sin casi nulos, con todos está enfrentado, pero hoy marcadamente con la sociedad, es decir, con el electorado.

Creer que el zócalo es su sala de juntas privada es un gravísimo error como también montar escenografías de apoyo masivo porque eso no le garantiza ni permanencia, ni credibilidad. Para sobrevivir y ganar una candidatura sus “corcholatas” le están robando reflectores, protagonismo, presencia y eso que aún no arrancan las campañas.

Sheinbaum y Ebrard ya están cumpliendo sus compromisos, cubriendo sus intereses, hay que apañarse a sus redes sociales. Están tratando de mover sus coros de poder sin importar que contradigan al mandatario. Ejemplos, Ebrard apoyando matrimonios igualitarios y Sheinbaum enfrentando al fiscal de Morelos a razón de un feminicidio.

Las mañaneras ya son un ejercicio al vacío y alguien o algunos los están llenado. El presidente se dedicar a denostar, los otros presumiendo giras internacionales de trabajo, diálogo con gobernadores o alianzas de ruta electoral.

Más giros y aplausos reciben sus “corcholatas” mientras el presidente reclamos hasta en el interior de los aviones. Guacamayas, Elba Esther Gordillo y Elena Chávez le dieron duro golpe a su popularidad, pero sus propias “corcholatas” lo están enterrando.

Conductor del programa VaEnSerio mexiquensetv canal 34.2 izzi 135 y mexiquense radio.

@cramospadilla