Alejandro Murat, fin de su sexenio

0
446

No hay plazo que no se cumpla. El miércoles concluye el mandato de Alejandro Ismael Murat Hinojosa como Gobernador Constitucional del Estado de Oaxaca, en una aventura para él que inicio el día primero de diciembre de 2016.

En ese entonces, el priismo local rebautizó a “El Cachorro” (hijo de José Murat Casab, “El Viejo”) como “El milagro oaxaqueño”, por dos razones: Porque con él, el PRI recuperó la gubernatura, y por la infinidad de obras y acciones prometidas para hacer brillar la entidad de tanto progreso.

Pero el milagro, se quedó en promesa vana.

Lo que sí medio cumplió fue devolverle a Oaxaca un poco de paz. Antes de él, prácticamente desde el 2006, la entidad se encontraba en constante convulsión sobre todo por violentas movilizaciones magisteriales. ¿Cómo le hizo para calmar en algo a los maestros?

Hay diversas versiones: Diálogo, acuerdos económicos, y hasta el azote de la pandemia Covid-19. Pero también imperó el secreto a voces del control en bloques del magisterio oaxaqueño por dos ex gobernadores, José Murat Casab y Ulises Ruiz Ortiz.

Por cierto, a Ulises maestros le iniciaron el mega-plantón en la capital oaxaqueña que tras varios meses terminó en un malogrado desalojo, que casi le cuesta el cargo a Ruiz Ortiz y a la entidad, la desaparición de poderes.

El movimiento, amainado, siguió hasta la derrota del PRI en el 2010; el candidato de Ulises, Eviel Pérez Magaña, perdió frente al ex priista Gabino Cué de la coalición PRD-PAN-PT-Convergencia, en cuyo gabinete incluyó personas cercanas a José Murat como Germán Espinoza en el Colegio de Bachilleres e Irma Piñero en la Secretaría General de Gobierno (ella compitió por el Panal pero declinó a favor del candidato aliancista).

De esas cosas curiosas de la vida, tan pronto como Alejandro Murat resultó el candidato del PRI para la sucesión gubernamental oaxaqueña 2016, Germán Espinoza se incorporó a su campaña. Hasta donde se sabe, Irma Piñeyro no se incorporó al PRI, pero siguió siendo colaboradora de José Murat, dirigente nacional de la Fundación “Colosio”.

Alejandro Murat incluyó en su gabinete a los hijos de Irma:

Mariana Nassar Piñeyro ocupó la Dirección General del DIF-Oaxaca, luego la Secretaría de Movilidad y cerró como titular de la Secretaría de Administración, previa licencia a la diputación federal plurinominal que obtuvo en 2021.

Alejandro Nassar Piñeyro primero ocupó cargos secundarios (la prioridad la tenía Mariana) y después fungió como el secretario más cercano de Murat Hinojosa, tanto que se daba el lujo de dar órdenes a los integrantes del gabinete cual si fuese el mismo gobernador; quizá peor, porque lo hacía de manera déspota.

Eso cuentan más de tres.

Al menos públicamente, Alejandro Murat nunca mostró trato déspota; ni sus colaboradores se quejaron de ello. Por el contrario, es amable. Quien sabe si en verdad es así, o fue de ‘dientes para afuera’. Lo que sí, su “burbuja” se encargó de generarle una muy mala imagen tanto con el propio gabinete como con la ciudadanía en general.

¿CÓMO FUE EL GOBIERNO DE ALEJANDRO?

Fue un gobierno ‘tricéfalo’, consideran en los círculos políticos locales; incluso, en el priista.

De tres cabezas: La del propio gobernador Alejandro Murat; la de su esposa, Ivette Morán; y la del papá, don José Murat.

Nunca fue un secreto la referencia de políticos diciendo: “Fui a ver a ‘El Viejo’”, “Lo puso ‘El Viejo’”, “’El Viejo no lo quiere’”. Y expresiones similares para expresar el poder de mando de don Pepe para poner o quitar en el Comité Directivo Estatal del PRI, en el gabinete de “El Cachorro”, o en candidaturas a cargos populares.

Tampoco fue secreto el enorme poder de Ivette, una señora siempre de trato amable y de una intensa actividad social, con la que al mismo tiempo hacía política. Incluso, en no pocas ocasiones la llamaron “gobernadora” en sus giras de trabajo por comunidades.

Se ganó el mérito (fáctico más que legal), pues desde antes de la campaña ella entró a Oaxaca vía la fundación “AMO” a recorrer la entidad haciendo proselitismo a favor de su esposo, quien era Director General del Infonavit, cargo que lo ataba para placearse.

El slogan del DIF-Oaxaca “En familia sí se puede” estuvo ad hoc con esa simbiosis.

¿CUÁLES FUERON LAS OBRAS? 

Alejandro Murat puede enunciar infinidad de obras. Pero una de trascendencia iniciada y terminada en su administración, ninguna.

El corredor interoceánico es un proyecto que viene de muchos años atrás.

Las autopistas al Istmo y a la Costa, las iniciaron sus antecesores: El gobierno de José Murat, empezó la primera; y el de Ulises Ruiz, la segunda. Tal vez el mérito de Alejandro fue gestionar la continuación de ambas obras, respaldadas sobre todo por el presidente Andrés Manuel López Obrador (Morena), cosa que no hizo el priista Enrique Peña.

Pero claro, AMLO ‘no da paso sin huarache’: Entre más obras se terminen en su administración, el mérito lo tendrá él. Y también los gobiernos estatales morenistas como el de Salomón Jara Cruz, en cuyo primer año se terminará la autopista a la Costa y quizá en su sexenio, la del Istmo.

El Circuito Interior a las márgenes del Río Atoyac, los cuatro carriles de la Avenida de Símbolos Patrios, el Centro Gastrónomico y el Centro Cultural Álvaro Carrillo, no fueron obras totalmente nuevas. Las dos primeras son repavimentaciones, la tercera, es una remodelación sobre un inmueble histórico, y la cuarta, se levantó sobre otra edificación.

El conjunto Casa de Alas para albergar a niños sin padres o abandonados, y el Santuario del Gusano de Seda, sí son obras nuevas, pero por iniciativa de Ivette Morán.

Alejandro Murat fue un gobernador itinerante, pero no al interior de Oaxaca, sino del país y en el exterior. Viajaba constantemente a la Ciudad de México y a Estados Unidos. No fue un mandatario con la prioridad de recorrer pueblos y comunidades oaxaqueñas; sus visitas se concretaron cuando ocurrían desastres naturales o conflictos, o cuando acompañaba al presidente AMLO.

¿CÓMO FUE COMO JEFE POLÍTICO DEL PRI? 

Se desdibujó como tal. En su sexenio, el Revolucionario Institucional se fue a pique. En la elección de su sucesor, la votación de este partido cayó a los 289 mil votos, cuando en 2016 obtuvo más de 400 mil con Alejandro Murat como candidato, y en el 2010 alcanzó la máxima votación con más de 600 mil votos con Eviel Pérez Magaña como abanderado.

Actualmente el PRI oaxaqueño solamente tiene seis diputaciones locales, dos de mayoría y el resto de representación proporcional; más algunos ayuntamientos. Ah, y dos curules federales vía plurinominal.

Casi dejó en la lona al priismo que en 2016 lo llevó a la gubernatura de Oaxaca a pesar de ser nativo del Estado de México y sin haber residido en la entidad; su candidatura procedió gracias al ius sangunis establecido en la Constitución Política Local ex profeso para su elección.

SU MAYOR APORTACIÓN 

Quizá la mayor aportación de Alejandro Murat en Oaxaca sea una transición pacífica. Porque hasta ahora no han ocurrido revueltas como la de su antecesor, Gabino Cué.

¿Una transición pacífica por sus buenos oficios como político? ¿O a costa de la debacle priista?

Tampoco es de cantar victoria, porque todo puede pasar en las horas que le quedan como gobernador de Oaxaca. Ojalá y que no, por el bien de la entidad oaxaqueña.

Ya se despidió. Hace algunos días junto a las personas que integran su gabinete. Habló con ellas como nunca antes lo hizo: Con cariño y agradecimiento. Dicen que hasta lloró.

***

Correo: [email protected]