Los políticos debe saber irse a tiempo de donde ya no se sienten a gusto…

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Cuando algún militante ya no se siente a gusto en su partido político, debe irse. O en su caso, dar la batalla interna hasta conseguir cambiar prácticas incómodas legales o fácticas (reglas no escritas hechas costumbre interna).

Se llama dignidad.

Y sale a colación por el caso de Ricardo Monreal Ávila, quien ha venido desplegando una serie de acciones desde el ‘destape’ de ‘corcholatas’ para la candidatura de Morena a la Presidencia de la República en 2024. AMLO no lo incluyó inicialmente, lo cual provocó reacciones del senador, líder de Morena en la Cámara Alta y presidente de la Jucopo.

Al menos así parece, aunque el zacatecano diga que no.

Justo este jueves votó en contra del llamado Plan “B” de reformas a las leyes secundarias en materia electoral. Lo justificó así:

“Mi decisión legislativa que ejercí en el Senado no fue motivada para buscar espacios políticos en la oposición ni siquiera espacios políticos en la estructura del Poder. No es esa mi motivación, es la defensa de la Constitución, estrictamente, la congruencia de mi actuar y el decir, y mi consecuencia como maestro universitario que enseña derecho y que no podía actuar desde mi punto de vista de otra manera.” 

Bien.

Las personas legisladoras tienen la libertad de votar en el sentido que quieran. Ninguna norma los ata a votar a favor de las iniciativas del mismo partido al cual pertenecen o por las presentadas por el Presidente de la República, máxime siendo su jefe político.

Es libertad dentro de una normalidad democrática; y una acción digna.

Sin embargo, su aspiración a la candidatura presidencial, hacen ver el voto en contra de Ricardo Monreal como una conducta de desquite, de revancha, porque AMLO lo tiene descartado para la postulación morenista, la cual parece estar destina a Claudia Sheinbaum, salvo que Adán Augusto López Hernández o Marcelo Ebrard, le ganen el espacio en el plan sucesorio del tabasqueño.

Son reglas no escritas. Y las hay en todos los partidos. Los políticos así juegan, incluido Ricardo Monreal, quien se ha salido del juego cuando el viento no sopla a su favor. Del PRI se fue al PRD cuando el otrora “partidazo” le negó la candidatura a la gubernatura de Zacatecas, conoció al PT en compañía de AMLO, y fue diputado federal por Movimiento Ciudadano.

Es libertad al derecho de asociación política; de afiliación libre e individual.

Tras votar en contra del “Plan “B” de la reforma electoral (de Morena), descartó haberlo hecho para irse a la oposición (PAN-PRD-PRI) para abanderar la alianza “Va por México” en la contienda por la sucesión presidencial. Y esa oposición, ya tampoco lo quiere por la falta de decisión a tiempo del “zacatecano”.  ¿O será que en realidad lo ven como un prospecto con escasas posibilidades de triunfo? ¿O en su momento solo le dieron cuerda para quebrar a Morena?

Movimiento Ciudadano es el único partido político que no ha descartado abrirle (otra vez) las puertas, y ahora la ‘puerta grande’ para la postulación presidencial.

¿Se irá? Tiene el derecho, la libertad, de abandonar las filas guindas para asirse de las filas naranjas, con todos los riesgos que implica dejar al partido en el poder, que además lo hizo líder del Senado de la República.

Los políticos deben saber irse a tiempo de dónde ya no se sienten a gusto. Incluso, retirarse a tiempo de la política; caso contrario, pueden reducirse a la nada política, salvo que su habilidad, la coyuntura y las circunstancias los coloquen en el camino del éxito.

Irse a tiempo sin herir, ni herirse.

Ricardo Monreal se supo ir a tiempo del PRI. Pero en Morena le está costando trabajo, y su falta de desición le resta bonos democráticos, máxime cuando sus dichos no corresponden a sus hechos. Por ejemplo, asegura que en esta ocasión votó en contra del Plan “B” de la reforma electoral estrictamente “en defensa de la Constitución”.

Ojalá igual la hubiese defendido al principio de la Legislatura y de la administración de AMLO. Habría que hacer un recuento de cuántas iniciativas morenistas y lopezobradoristas votó a favor siendo contrarias a la Carta Magna, antes del destape de ‘corcholatas’.

Es evidente que Monreal ya no se siente a gusto en Morena, ni AMLO con él; el distanciamiento entre ambos se puede ensanchar hasta reventarse generando daños para ellos y para el partido guinda, salvo un arreglo político generoso.

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